Astronomía

Anglada: «En España no llevamos bien el apoyo continuado a la ciencia»

La prestigiosa revista Nature ha dado a conocer los diez científicos más destacados de 2016 y entre ellos figura Guillem Anglada (Tarrasa, 1979), profesor de astrofísica en la Universidad Queen Mary de Londres. Este astrónomo catalán ha liderado el descubrimiento de un planeta similar a la Tierra, llamado Próxima b, que orbita alrededor de nuestra estrella más cercana.

El astrofísico español Guillem Anglada, profesor en la Universidad Queen Mary de Londres, es uno de los científicos del año para la revista Nature
El astrofísico español Guillem Anglada, profesor en la Universidad Queen Mary de Londres, es uno de los científicos del año para la revista Naturelarazon

Este mes de agosto un equipo internacional de astrónomos anunció que había encontrado el exoplaneta más cercano a la Tierra: Próxima b. Su masa es parecida a la del nuestro, gira cada once días alrededor de la vecina estrella Próxima Centauri y está situado en la zona de habitabilidad, es decir, que podría albergar agua líquida y, potencialmente, vida. Este gran descubrimiento le ha valido al autor principal del estudio, el astrofísico español Guillem Anglada, formar parte de los diez científicos más destacados de 2016, según la revista Nature.

¿Qué supone para usted aparecer en este top 10 científico?

Estoy muy contento y es un honor aparecer en esa lista, pero hay que destacar que es un logro colectivo. Aunque pueda parecer que este reconocimiento viene por el esfuerzo individual, no es el caso: es fruto del trabajo en equipo y de todas las instituciones implicadas. Resultados como este son consecuencia de muchos años de trabajo y del soporte continuado –con dinero público– a la investigación, algo que no llevamos muy bien en España.

¿Cuál es la principal aportación de este estudio para la ciencia?

No se puede obviar la inspiración que aporta. Saber que hay algo ahí ayuda a focalizar los esfuerzos y los futuros desarrollos. No es lo mismo justificar una misión espacial o un telescopio en abstracto, que poner números sólidos y estimaciones realistas basados en evidencias. El exoplaneta Próxima b orbita alrededor de Proxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, y solo por eso y por las posibilidades de caracterización que abre este descubrimiento, ya es muy significativo.

¿Qué opina sobre el proyecto StarShot de Stephen Hawking para enviar naves a esa estrella?

Me parece muy bien. Está en línea con lo que comento. Necesitamos rumbos para poder avanzar. Quizá los promotores de esta iniciativa –Hawking y el millonario ruso Yuri Milner, con la ayuda del fundador de Facebook Mark Zuckerberg– no consigan desarrollar la tecnología o alcanzar la potencia necesaria para mandar sondas pequeñitas a Proxima Centauri, pero seguro que aprenderemos un montón de cosas por el camino.

¿Próxima b también podría albergar vida?

Sí. Es del tipo de planetas interesantes para la búsqueda de la vida: los pequeños con características similares a las de la Tierra y que están en órbitas templadas alrededor de su estrella. Esto nos ayuda a desarrollar nuevos modelos de evolución planetaria con los que también se estudian los del sistema solar, como el nuestro. Analizar rangos fuera de lo estándar puede llevarnos a elementos clave para entender nuestro planeta y cuán preciosa es la vida que hay en ella.

¿Considera que Próxima b es el mejor exoplaneta candidato para ser habitable?

No necesariamente el mejor exoplaneta habitable, porque a todos nos gustaría más encontrar una Tierra en una estrella de tipo solar que en una enana roja, pero sí ofrece posibilidades únicas de caracterización con instrumentación que existe ya o que tendremos en los próximos años. Mi apuesta es que Próxima b no va a ser el primer exoplaneta en el que podamos hacer campañas de caracterización atmosférica, aunque sí un planeta parecido orbitando una enana roja cercana. Puede que esto ocurra el año que viene, y que sea otro grupo el que lo logre...

¿Qué instituciones han estado implicadas en el descubrimiento de Próxima b?

El equipo se nucleó a partir del trabajo de reanálisis que Mikko Tuomi (Universidad de Hertfordshire, Reino Unido) y yo mismo hicimos en 2012 para buscar señales de planetas potenciales en datos de archivo del buscador de planetas HARPS y el sondeo UVES. Lo hicimos gracias a las nuevas políticas de divulgación de datos públicos que implemento el Observatorio Europeo Austral (ESO). A partir de ahí, parecía claro que varias estrellas cercanas mostraban evidencia de planetas pequeños en periodos cortos. También llegaron los primeros resultados de la sonda Kepler indicando lo mismo desde un punto de vista estadístico. Con esta información nos juntamos una docena de científicos expertos en estudiar estrellas enanas rojas y cómo la actividad puede afectar a las medidas. Después realizamos un par de campañas de diez días cada una, incluyendo al grupo de astrofísica estelar del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

¿Han participado instituciones españolas?

Ocurrió gracias a la intensa comunicación dentro del consorcio CARMENES, el nuevo espectrógrafo cazaplanetas hispanoalemán, aunque en el caso de Próxima no se pudo aplicar simplemente porque está en el hemisferio sur. Su señal estaba claramente en los datos, pero al principio no pudimos verificar si era estrictamente periódica o si podía ser causada por actividad estelar. Para asegurarnos, aumentamos la colaboración para hacer fotometría simultánea con dos observatorios más (uno muy importante es el chileno ASH2, gestionado también por el IAA) y, además, propusimos a ESO hacer sesenta noches seguidas, ya que el muestreo clásico de diez días a veces no funciona nada bien para este tipo de investigación.

¿Y al final lo consiguieron?

Después de insistir bastante –hasta tres veces se mandó la propuesta en formas distintas–, un comité de asignación de tiempo entusiasta nos lo aceptó y por fin ejecutamos la campaña este año. También se incorporaron investigadores de un sondeo anterior (UVES, también de ESO) por que queríamos reanalizar todos los datos desde cero. Esto, combinado con la nueva campaña y los datos simultáneos, acabo siendo decisivo para el descubrimiento. De esta forma llegamos a los más de treinta investigadores que firman el artículo.

De pequeño le gustaba la ciencia ficción ¿Alguna vez imagina como puede ser este cercano exoplaneta?

Sí, claro. Me lo imagino como un planeta más bien frío con tintes rojizos. Su sol (Proxima Centauri) es de un tamaño aparente más grande que el nuestro. Todo tiene tintes anaranjados. En mi imaginación, los paisajes serían parecidos a los de Marte pero con más hielo, nubes y una vegetación extraña. Aunque los teóricos dicen que podría ser también un mundo de océano. En ese caso la cara iluminada sería un océano que podrías observar con una puesta de sol ‘permanente’ desde un continente de hielo en el terminador, que es la zona donde cambia de luminoso a oscuro.

¿En qué fase están ahora las investigaciones de Próxima b?

Estamos comprobando uno de los objetivos prioritarios: saber si transita por delante de su estrella por un lugar favorable para las observaciones. Ya tenemos los datos necesarios para responder a esa pregunta, pero el análisis todavía está en curso. Por suerte y con el esfuerzo de mucha gente, de momento continuamos teniendo acceso a instalaciones punteras y seguimos investigando.

¿El Brexit puede afectar de alguna manera?

Sí, claro. No creo que el tema de mi contrato en la Universidad Queen Mary sea realmente problemático, pero las fuentes de financiación se han vuelto de lo más inestables. A parte de que haya más o menos dinero después del Brexit, la incertidumbre hace que mucho proyectos internacionales a largo plazo estén parados, y que el Gobierno británico no sepa muy bien dónde comprometerse y hasta qué punto. Esto hace que investigadores con base en Reino Unido queden excluidos de puestos de liderazgo en estos proyectos. Es un lío considerable, pero lo peor es la incertidumbre.

¿Vuelve a casa por Navidad?

Lo hacemos cada año. Así también podemos tomarnos vacaciones más de verdad. Al estar en el extranjero y mudarse cada pocos años, nos falta comunidad y cosas que se dan por hecho, como el soporte familiar para educar a los niños –tengo una hija de seis años–. Por Navidad y en verano hacemos vida familiar intensiva, aprovechamos para ir al cine y hacer un montón de otras cosas para compensar un poco lo que no podemos hacer el resto del año.

¿Qué es lo que más echa de menos?

La calidad de vida en España, al menos en Cataluña, no tiene precio; sobre todo cuando uno ha crecido en una comunidad y un ambiente como el mío, que aunque nací en Terrassa, viví mi juventud en un pueblo cerca de Barcelona llamado Ullastrell. Hay gente a la que no le afectará tanto, pero a mí personalmente me falta esa base de interacción social fuera del trabajo y ese sentido de pertenencia. Al final, puede que acabe pesando más que las posibilidades de investigación y éxito laboral. Ya veremos. Lo que está claro es que si no volvemos, no es por gusto.