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Aplazado el lanzamiento de Orion por un problema en una válvula del cohete Delta IV
La NASA pospuso un día el lanzamiento de la cápsula Orion por problemas técnicos con el cohete Atlas IV
La NASA pospuso hoy un día el lanzamiento de la cápsula Orion por problemas técnicos con el cohete Atlas IV, en el que iba a ser el primer vuelo de prueba no tripulado del vehículo diseñado para alcanzar nuevos destinos, como Marte.
El próximo intento para lanzar desde Cabo Cañaveral, en Florida, en el sureste de EEUU, la cápsula con la que quiere volver a encabezar la exploración espacial será mañana, viernes, a las 7.05 hora local (12.05 GMT).
La decisión se tomó después de cuatro retrasos, primero por un barco que se aproximó demasiado al perímetro de la zona del lanzamiento, luego por el viento y finalmente por un problema con el cierre de las válvulas de combustible y drenaje de los propulsores del cohete.
"Nuestro plan es volar mañana", señaló Mark Geyer, el director del programa Orion, en una rueda de prensa posterior en la que expresó la confianza de la Agencia Espacial de EEUU (NASA) en el cohete construido por la compañía United Launch Alliance (ULA), el consorcio formado por Boeing y Lockheed Martin.
En caso de que el lanzamiento no pueda ser mañana, todavía sería posible hacerlo el sábado, según indicó, aunque después de esa fecha tendrían que volver a mirar al calendario, puesto que la operación se tiene que coordinar con otras agencias y con la Armada, que recogerá la cápsula cuando americe en el océano Pacífico.
En este vuelo de prueba, la cápsula circunvalará dos veces la Tierra a una distancia de 5.793 kilómetros de la superficie, unas 15 veces más lejos que la distancia a la Estación Espacial Internacional (EEI), en un recorrido que durará unas cuatro horas.
La misión va a servir para analizar las capacidades de la nave en las funciones de entrada, descenso y aterrizaje y en particular del escudo térmico que protege a la cápsula de las altas temperaturas en su reingreso a la Tierra, que superan los 2.200 ºC.
Se trata del primer vehículo estadounidense con capacidad para transportar tripulación al espacio profundo desde la era de las misiones Apolo, con las que llegó el hombre a la Luna hace cuarenta años, por lo que su lanzamiento ha suscitado gran expectación.
Además, se produce poco después de dos accidentes de la industria espacial privada, a la que la NASA ha cedido el testigo para realizar las misiones de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional (EEI).
En octubre, un cohete Antares de Orbital Sciences explotó poco después de partir con dos toneladas de carga para el complejo espacial y, días más tarde, murieron dos pilotos en un vuelo de prueba de la nave espacial SpaceShipTwo, de la empresa Virgin Galactic.
Con la Orion, la NASA tendrá de nuevo un vehículo propio para enviar al espacio a sus astronautas, ya que, desde que retiró en 2011 su flota de transbordadores, depende de las naves rusas Soyuz para hacer los relevos en la Estación Espacial Internacional.
En la denominada prueba de vuelo de exploración 1 (EFT-1), que se calcula que tendrá un costo de unos 375 millones de dólares, la Orion llegará más lejos que cualquier otro vehículo tripulado hasta ahora y servirá también para medir la radiación a la que podrían estar expuestos los astronautas.
Los datos recogidos se tendrán en cuenta para el diseño final del vehículo, con capacidad para transportar a cuatro astronautas al espacio profundo, antes de que se realice el primer vuelo tripulado previsto para 2021.
La Orion amerizará en la costa de Baja California en el océano Pacífico, donde será recuperada por equipos de la NASA y barcos de la Marina estadounidense, antes de ser trasladada de vuelta al Centro Espacial Kenedy, en Florida, para proceder a su análisis.
Aunque en esta misión se utilizará el vehículo lanzador Delta IV de la compañía United Launch Alliance (ULA), la NASA está desarrollando su propio Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), que tiene previsto finalizar para 2017.
En este primer vuelo, Orion lleva algunos objetos simbólicos como un microchip con más de un millón de nombres que ha recogido la NASA en su web; un fósil del dinosaurio Tyrannosaurus rex, del Museo de Ciencia de Denver (Colorado); música, poesía y hasta el patito de goma de Blas, el famoso personaje del programa infantil Barrio Sésamo (Ernie, en la versión en inglés del espacio televisivo).
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