Reino Unido

Científicos británicos desarrollan una patata resistente a las plagas

Científicos británicos han desarrollado unas patatas modificadas genéticamente que son resistentes a la 'phytophthora infestans', que se dice que es la mayor amenaza para el tubérculo. Este logro, que ha durado tres años de estudio, necesita ahora la aprobación de la UE para que se pueda comercializar. La "phytophthora infestans"ha afectado a los agricultores a lo largo de generaciones y fue la responsable de la hambruna irlandesa de la década de 1840. Según explican los expertos a la BBC, las patatas son especialmente vulnerables a este hongo, que aparece en zonas de gran humedad. La velocidad con la que esta infección se afianza y el impacto que causa son "devastadores"y pueden llegar a afectar a seis millones de toneladas de las patatas producidas en Reino Unido en un año.

Ante estas cifras, los investigadores del Centro John Innes y el Laboratorio Sainsbury comenzaron a buscar una solución agregando un gen a las patatas Desiree, de un pariente silvestre de América del Sur. A su juicio, el uso de técnicas para agregar genes extra fue crucial en el desarrollo de una planta resistente a la plaga. "La cría de parientes silvestres es laboriosa y lenta, y para cuando un gen se introdujo con éxito en una variedad cultivada ya puede haber desarrollado la capacidad para superar la plaga", ha señalado el autor principal del estudio, Jonathan Jones. "Y creo que la genética es mejor forma que la química para controlar la enfermedad", ha apuntado.

En 2012, el tercer año de la prueba, todas las patatas no modificadas genéticamente se infectaron con el tizón tardío de agosto, mientras que los vegetales modificados permanecieron totalmente resistente al final del experimento. Hubo también una diferencia en el rendimiento, con la nueva variedad se produjo el doble de cantidad de tubérculos.

Lo que los autores del trabajo, publicado en 'Philosophical Transactions' de la Royal Society B, no pueden comentar es el sabor de estas patatas, ya que se les prohibió comer la variedad transgénica. Sin embargo, aseguran que los nuevos genes no tienen por qué afectar al sabor. "El balance será a favor de los agricultores. Puede que tengan que pagar más por la semilla, pero van a ahorrar en fungicida", ha concluido Jones.