Papel

Demuestran que el café puede prevenir el alzhéimer

Varios estudios con roedores han revelado la acción ralentizadora de la cafeína en el proceso de generación de placas beta-amiloides

Demuestran que el café puede prevenir el alzhéimer
Demuestran que el café puede prevenir el alzhéimerlarazon

La relación entre el consumo de café y el alzhéimer ha sido objeto de estudio en muchas ocasiones. Existen indicios suficientes para sospechar que tomar habitualmente esta bebida ayuda a detener la pérdida de memoria propia del envejecimiento. Pero no existen suficientes trabajos experimentales que permitan identificar las verdaderas causas de esta relación con la idea de desarrollar fármacos eficaces en el futuro.

La enfermedad de Alzheimer parece estar relacionada con la presencia de algunas variedades anómalas de dos proteínas en el cerebro. Una de ellas, la beta-amiloide, se acumula en exceso y produce placas que dificultan la comunicación entre las neuronas. El proceso termina con la degeneración y muerte de las células que se encargan de recibir, tratar y almacenar información. Pero los entresijos bioquímicos de este fenómeno todavía no están claros. ¿Qué hace que la proteína beta-amiloide empiece a desarrollarse en un formato defectuoso? ¿Qué agentes ayudan a que se acumule en tan perjudiciales placas?

Tanto es así que todavía algunos expertos no están del todo convencidos de que esta proteína tenga un papel tan determinante en el proceso degenerativo. La falta de conocimiento sigue siendo un obstáculo para que puedan desarrollarse moléculas que inhiban la producción de beta-amiloide para prevenir el mal o, al menos, reducir sus síntomas una vez han aflorado.

Una de las fuentes propuestas para hallar esas moléculas es la cafeína. Y hemos tenido conocimiento de la última revisión científica sobre los efectos de esta sustancia en el cerebro senil publicada por un equipo de neurólogos de la Universidad Old Dominion en Virginia. Su trabajo identifica algunas vías de investigación que avalan el poder terapéutico del café.

Varios estudios con roedores han demostrado consistentemente la acción realentizadora de la cafeína en el proceso de generación de placas beta-amiloides.

Uno de los más espectaculares mostró que los ratones a los que se les inyectaba cafeína de manera habitual presentaban hasta un 50 por ciento menos de producción de la dañina proteína. Otro trabajo empleó ratones modificados genéticamente para que desarrollasen alzhéimer. Una vez adquirida la enfermedad, se les suministró oralmente una dosis continuada de cafeína. El resultado fue que, por un lado, se limitó la producción de beta-amiloide y, por otro, se detuvo el desarrollo de los síntomas neurodegenerativos. En un tercer grupo de investigaciones se ha confirmado que la cafeína también tiene un efecto antiinflamatorio que permite revertir los síntomas de la enfermedad.

Los estudios epidemiológicos, sin embargo, son menos concluyentes. Parece que existe cierta relación estadística entre el consumo de café y una menor propensión al alzhéimer. Pero la evidencia en humanos es muy reducida. Además, no es fácil determinar que entre todos los componentes del café sea la cafeína la que propicia los citados beneficios.

Sí está más que claro que esta bebida provoca a corto plazo la estimulación del sistema nervioso central, lo que debe repercutir, sin duda, en una mejora de los síntomas propios de la degeneración neuronal. También se sabe que es rica en potasio, magnesio y ácido clorogénico, un potente antioxidante que también podría estar relacionado con la mejoría que se observa en los pacientes consumidores de café.

En resumen, el trabajo publicado ayer ha servido para recopilar el verdadero estado en el que se encuentran las investigaciones sobre el efecto de la cafeína en el mal de Alzheimer. La mayor parte de ellas parecen indicar un nexo de unión entre el consumo de café y un menor progreso de la enfermedad. La incidencia de la cafeína en la disminución de las placas de beta-amiloide podría ser una de las causas de esa relación. Pero existen otras muchas posibles vías para explicar lo que cada vez parece más obvio: el consumo moderado de café puede proteger nuestro cerebro.