Ciencia y Tecnología

Destruimos un 3% de neuronas a lo largo de la vida

Los seres humanos destruimos una neurona por segundo, 86.400 al día, y aún así, una persona que viva 80 años tan solo habrá destruido, si no ha padecido una enfermedad neurodegenerativa, sobre un 3 % de las neuronas que tiene en el cerebro.

El neurocientífico Xurxo Mariño (Lugo, 1969) utiliza, entre otros, este dato para tratar de hacer entender el inabarcable número de neuronas en el cerebro humano, unos 86.000 millones, de las que, asegura en una entrevista con Efe, se usan "todas".

Mariño es doctor en Biología por la Universidad de Santiago, profesor del departamento de Medicina de la Universidad de A Coruña, en donde participa en el grupo Neurocom y además ha estado dos años colaborando en el Massachussets Institute of Technology (MIT), en donde realizó experimentos en el departamento del encéfalo y ciencias cognitivas.

Acaba de publicar el libro "Neurociencia para Julia", (ed.Laetoli), que se presenta el viernes 22 en la Domus de A Coruña y que contará con la participación del periodista especializado Antonio Martínez Ron.

Se trata de un volumen "para todos los públicos"y que se diferencia de otras obras sobre el sistema nervioso en que se ha limitado a escribir "conocimientos sólidos sobre neurociencia", afirma.

"No divago, no es un ensayo. Procuré ir a lo sólido, sin irme por las ramas", asegura sobre esta obra divulgativa y de "educación científica", ya que el conocimiento científico básico es una herramienta "fundamental para actuar como ciudadano".

Mariño explica paso a paso el funcionamiento del sistema nervioso, con el encéfalo como gran protagonista, donde el cerebro es el órgano más conocido, y analiza con un lenguaje ameno y dibujos hechos por él mismo cómo a partir de impulsos eléctricos y reacciones bioquímicas entre las neuronas se va configurando la mente consciente.

Es un proceso apasionante, asegura Mariño, que no obvia las limitaciones de los estudios hasta ahora sobre la neurociencia y también el "solapamiento clarísimo"de esta disciplina con la filosofía.

De hecho, asegura, hay una "frontera"entre estas áreas de conocimiento que se está moviendo y, por primera vez, "la neurociencia está respondiendo preguntas tradicionales de la filosofía".

Mariño advierte en su conversación con Efe de que el funcionamiento del sistema nervioso de los seres humanos ayuda a comprender que estamos "inventando gran parte del mundo que percibimos".

Así, indica que los sonidos, los olores o los sabores "no existen más que en la mente de un ser humano", ya que fuera de ella solo hay perturbaciones del aire y sustancias químicas que son percibidas por las personas porque les han resultado "interesantes"durante su evolución como seres vivos.

Mariño también da una explicación en el libro de por qué no recordamos algo tras un golpe fuerte, e incluso justo antes, o tras un estado de ebriedad intenso y por qué se queda "la mente en blanco"o se ven algo parecido a "estrellitas", como en los dibujos animados e incluso de por qué 9 de cada 10 personas en todo el mundo son diestros.

También le gusta combatir el "mito"de que las personas no usan todas las neuronas o toda la capacidad del cerebro, ya que todas las neuronas deben tener actividad o de lo contrario "degeneran y desaparecen".

"Lo que pasa es que se les pueden dar distintos usos a través de una actividad cognitiva más intensa; lecturas reflexivas, ejercicios matemáticos y otros", asegura el investigador gallego, que sostiene que "cuando se les da más caña aumenta el número de conexiones, sinapsis, y esto genera mentes más eficaces, con más capacidad de almacenar conceptos".

Se muestra receloso de los resultados concretos que puedan obtener "proyectos hipercaros"-se habla de mil millones de dólares en diez años- sobre el estudio del cerebro impulsados a ambos lados del Atlántico como el "Brain Activity Map"o el "Human Brain Project"ya que "no parten de una hipótesis"concreta que se pueda comprobar mediante la experimentación, sino que recopilarán datos y al final, señala, a lo mejor, "no sabes nada".