Espacio

El monopolio del Espacio

La Razón
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La especie humana es una especie viajera. Desde que saliera de África hace más de 200.000 años no ha hecho otra cosa que colonizar tierras lejanas. Primero en busca del fértil oriente. Luego atravesando la espesura fría de Europa y encontrando pedazos de terruño en los confines de lo que hoy son continentes separados por vastas extensiones de mar. Por último, el Homo sapiens puso sus ojos en el espacio y amplió los límites de lo posible enviando a un puñado de congéneres fuera de la Tierra, a la Luna, que antes no era más que una quimera iluminando las noches despejadas. Marte es el siguiente paso y, quizás, el último.

Las palabras de Obama anunciando un objetivo sólido de viajar a Marte en la próxima década de los 30 tiene mucho de «vintage». No hay duda de que está inspirada en el anuncio de Kennnedy, aquel 25 de mayo de 1961, cuando propuso que «antes del fin de la década Estados Unidos habrá mandado a un ser humano a la Luna y le habrá hecho regresar sano y salvo». Obama, igual que Kennedy, apela al liderazgo de Estados Unidos en la carrera espacial en un momento en el que la pujanza internacional de su país para solucionar los problemas del mundo se halla bajo mínimos. Y se arroga para su país la próxima aventura espacial, precisamente cuando todos pensábamos que el viaje a Marte sería una tarea multinacional o no podría ser. Si la competencia de Rusia espoleó a Kennedy, la evidencia de que China puede ganar esta vez la carrera espacial parece picar en los bolsillos de la NASA. Hoy Obama no puede prometer que el hombre pisará Marte con los fondos públicos de la Agencia Espacial, como hizo Kennedy. Apela a la iniciativa privada, a los socios comerciales y a los innovadores para lograr tal empeño. Alguien dijo que esperaba que el primer hombre que pisara el planeta rojo no hablara con acento tejano. Obama ha dejado claro que no sólo va a ser así, sino que cobrará su salario en dólares pagados por unos cuantos millonarios americanos... Si no, al tiempo.

*Director de «QUO»