Murcia

El Museo Geominero de Madrid muestra su «fondo de armario»

Varios fósiles en la nueva exposición temporal del Museo Geominero
Varios fósiles en la nueva exposición temporal del Museo Geominerolarazon

Un caballito de mar fosilizado de Italia, gemas de Pakistán, trilobites de Marruecos e incluso un huevo de dinosaurio procedente de China son algunos de los tesoros naturales hasta ahora escondidos en el Museo Geominero y rescatados en una exposición temporal que se puede ver ya en Madrid.

Más de 50.000 fósiles, un total de 14.000 rocas y minerales, así como centenares de muestras de micropaleontología, completan un «fondo de armario» que ocupa varias plantas del museo, cerradas habitualmente al público, pese a estar «en crecimiento constante» según el investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Rafael Lozano.

«La tendencia de casi todos los museos es pensar que hay demasiadas piezas y que es preferible exponer pocas para que resalten», ha explicado a EFE el minerólogo, quien admite que la falta de espacio suele ser otro de los impedimentos para mostrar estos ejemplares «de altísimo interés histórico, científico o estético».

Sin embargo, gracias a donaciones y compras, esta gran «base de datos» de origen mineral continúa creciendo en los cajones de la institución, ya que «desde 1850 se están haciendo mapas geológicos y formándose colecciones».

«Yo mismo tenía cajas de zapatos llenas de cristales», ha confesado Lozano, quien hace más de diez años donó su colección privada, «tal como hacen muchos aficionados o familiares de coleccionistas fallecidos».

La crisis también está forzando la venta de rarezas: se ofertan incluso fósiles de origen español, que no pueden introducirse en el mercado según la Ley de Patrimonio, «aunque hace poco vimos uno a la venta en internet», confiesa el científico.

«Los fondos pueden parecer un atesoramiento secundario pero son casi imprescindibles en investigación», ha asegurado Lozano al recordar casos recientes como el de un joven meteorólogo que estudiaba el magnetismo de las rocas o aquél que buscaba datar la edad de la piedra procedente de una mina ya cerrada.

Otros ejemplares son hechos pedazos, que se envían después a científicos o estudiantes «y generalmente no vuelven al museo, ya que algunas técnicas de investigación son muy destructivas..., por eso es útil tener tanta cantidad de piezas».

Para construir la exposición temporal «Detrás de las vitrinas: fondos del Museo Geominero», abierta al público hasta el 24 de abril, no se ha seguido un hilo argumental, sino que se han escogido rocas, fósiles y minerales «espectaculares y nunca vistos», como un reptil marino fosilizado que vivió hace más de doscientos treinta millones de años.

Cuarzo ahumado de Valdemanco (España), turmalinas de Afganistán, ópalos de Oregón (EEUU) o una geoda de celestina de Madagascar completan esta muestra que reúne pedazos de buena parte del mundo.

«Para conseguir el fragmento de Halita, un cloruro de sodio hallado por nuestro equipo en Murcia, nos jugamos la vida en barrancos de tres o cuatro metros con picos de roca hacia arriba», bromea Lozano al explicar el origen de algunas de las piezas.

Sin embargo, «al público le llamará más la atención el huevo de dinosaurio, cuyo embrión milenario nunca llegó a desarrollarse», ha aventurado el experto del IGME aunque a él, afirma, destacaría la fosilización conjunta de un pez trompeta y un caballito de mar: un proceso casual que ocurrió hace más de dos millones de años en el yacimiento italiano de Rimini.

«Hay palabras clave que consiguen interesar a la gente, por ejemplo los meteoritos, el material extraterrestre, causan en el cerebro humano un hueco profundo, luego mencionas un trilobites..., y no es lo mismo», ha lamentado.

La exhibición de sus fondos más recónditos completan el esfuerzo didáctico y de difusión de este Museo que organiza periódicamente visitas guiadas, talleres y catálogos temáticos, y cuya actividad lo sitúa entre los más importantes de su naturaleza en España.