Exploración científica
La física de La Guerra de las Galaxias
¿Sería posible construir «La Estrella de la Muerte» o viajar en «El Halcón Milenario»?
¿Sería posible construir «La Estrella de la Muerte» o viajar en «El Halcón Milenario»?
Aclaremos un hecho desde el principio: el presente texto puede contener spoilers y arruinar la experiencia visual de quien vaya a ver algunos de los episodios de «La guerra de las galaxias». Pero eso es lo único que persigue. No pretende señalar los «errores» de los guionistas o los científicos involucrados. La serie es un relato de ciencia ficción, pretende entretener, estimular la imaginación y ponerse quisquilloso al querer descartar todo el universo que rodea la historia por el mero hecho de que no es «científicamente correcta» es olvidarse de que no se trata de un documental y su pretensión máxima no es educarnos, sino hacernos soñar.
Este texto busca responder a algunas de las preguntas que los espectadores puedan hacerse al ver la película y si hay imposibles actuales, como diría Arthur C. Clarke, porque «cuando un científico eminente pero anciano afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente está equivocado».
Viajar a la velocidad de la luz
Moverse a unos 300.000 kilómetros por segundo (número arriba o abajo, dependiendo del medio por el que se viaje) es, por ahora, imposible para el ser humano. Y el gran obstáculo para ello es Einstein. O mejor dicho, su conocida fórmula E=mc2. Esto quiere decir que la energía (E) es igual a la masa (m) por la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Para que cualquier nave de «La guerra de las galaxias» alcance la velocidad de la luz necesitará mucha energía y , como señala la fórmula, la energía influye directamente en la masa, sea de un cuerpo, una nave o un átomo. Si «El Halcón Milenario» alcanzara los 75.000 kilómetros por segundo, un cuarto de la velocidad de la luz, la masa se incrementará en un 1%... lo cual no parece mucho. En su libro «El Universo elegante», el físico Brian Greene explica qué sucede al acercarnos a los 300.000 km/s. A un 99,9% de la velocidad de la luz, la nave tendría 22 veces más masa, y si estuviéramos a un tris de ese vértigo, al 99,99999999% de la velocidad de la luz, la masa se multiplica por más de 70.000 veces. No importa cuán cerca estemos de llegar a ella: la masa aumentará sin límite y necesitaríamos una energía igual, es decir, infinita, para ir sólo un poquito más rápido... aunque nunca a 300.000 km/s.
Diversidad planetaria
¿Pueden existir planetas tan variopintos como retrata la saga? Hasta 1991 los únicos planetas que conocíamos los humanos eran los de nuestro sistema solar. Esto quiere decir que, apenas 25 años atrás, nuestro conocimiento del universo era muy limitado. A día de hoy ya se han descubierto más de 2.000 exoplanetas, casi 100 por año. La física actual asegura que Endor, el hogar de los Ewoks, y que orbita alrededor de un gigante gaseoso, es muy complicado que exista. Pero nos olvidamos de un hecho fundamental: sólo en nuestra galaxia hay unos 40.000 millones de planetas. Y sólo en el universo observable, hay 100.000 millones de galaxias. Lo que sería extraño es que no exista esa diversidad.
Que la Fuerza te acompañe
A menos que se trate de algún tipo de interacción que aún no hayamos descubierto y que no esté gobernada por la tercera ley de Newton (a cada acción le corresponde una reacción), si fuéramos capaces de pasar el examen de ingreso a Jedi y domináramos la fuerza, cada vez que controláramos una nave o un sable láser, este también ejercería un tipo de fuerza sobre nosotros. Pero puede que algún sitio del universo no se rija por estas leyes, no perdáis la esperanza.
«La estrella de la Muerte»
Una de las armas más temibles del Imperio. Se trata de una estación espacial del tamaño de la Luna, con una inexplicable fuente de energía en su núcleo y, lo más importante, capaz de destruir un planeta con un parpadeo lumínico. Cuando «La Estrella de la Muerte» destruye Alderaan,no solo lo hace por completo, sino en un instante. Lamentablemente, la energía necesaria para que esto suceda en un planeta con un tamaño similar a la Tierra equivaldría a toda la energía que genera el Sol en una semana y concentrarla en unos pocos segundos.
Explosiones y turbinas
Del mismo modo que Ferrari ha patentado el sonido de sus motores, «El Halcón Milenario» podría hacer lo mismo. Sólo hay un pequeño, minúsculo detalle. El sonido es una onda que viaja a través de un medio. Y el espacio constituye un vacío casi por completo. Allí sería imposible escuchar el rugir de los motores. Pero hay una posible solución: ¿y si el sonido no fuera el de las turbinas o los motores sino el del ordenador que da información a los pilotos? El otro inconveniente del espacio es que allí no hay oxígeno y este resulta fundamental para alimentar un fuego, lo que hace de las explosiones de naves algo sumamente complejo. Puede que el oxígeno presente en el interior, destinado a los tripulantes, haga arder un pequeño fuego, pero duraría menos que un suspiro y ni mucho menos abarcaría varios segundos. Y los fragmentos de la nave, que viajaban a velocidades altísimas, en lugar de detenerse tras la destrucción, seguirían moviéndose, ya que en el espacio no hay resistencia del aire que le frene. Y quizás llegue un fragmento a la Tierra. Crucemos los dedos... para que no sea demasiado grande.
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