Investigación científica
La píldora que ilumina el cáncer de mama
Hallan una nueva herramienta de diágnostico de las células dañadas más eficaz, que solventará los posibles defectos de las mamografías.
Hallan una nueva herramienta de diágnostico de las células dañadas más eficaz, que solventará los posibles defectos de las mamografías.
Mala noticia: el cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre mujeres mujeres de todo el mundo, 1 de cada 8 mujeres lo padecerá en algún momento de su vida. Buena noticia: también es el cáncer que cuenta con mejores herramientas para combatirlo y en la mayoría de los casos se puede curar. Buena noticia: la revisión periódica y el cribado mediante mamografías permite prevenir el cáncer de mama con suficiente antelación para que sea tratado. Mala noticia: la mamografía no está exenta de riesgo de aportar falsos positivos, además de someter a la paciente a ciertas dosis de radiación. Mala noticia: en ocasiones algunos tumores no son fácilmente detectables mediante mamografía, sobre todo cuando la mujer tiene tejido demasiado fibroso en su pecho. Buena noticia: un equipo de científicos de la Universidad de Michigan ha encontrado la solución para estos casos y, por ende, la que podría ser una técnica de diagnóstico más eficaz que solventara los defectos de la técnica mamográfica.
Se trata de una píldora que se consume oralmente y contiene un agente fluorescente. Una vez tragada, esa sustancia recorre el torrente sanguíneo de la mujer y es capaz de pegarse a células o vasos sanguíneos específicos de una tumoración. Basta con pasar a la paciente por un emisor de luces cercanas al infrarrojo para que la sustancia fluorescente brille indicando el lugar donde se encuentra el tumor, si es que lo hay.
Parece ciencia ficción pero es real, tal y como demuestran las imágenes de la investigación realizada en ratones de laboratorio. El cáncer se ilumina ante los ojos del especialista después de que entre el 50 y el 60 por ciento del fármaco suministrado en pastillas sea absorbido por el torrente sanguíneo. El producto reconoce sólo las células afectadas y las hace brillar con más intensidad que el resto de los tejidos circundantes.
La técnica podría utilizarse también en otros tipos de cáncer pero los autores creen que el de mama es el más indicado. La razón reside en que el tejido mamario es más flexible por lo que se puede combinar la fluorescencia al infrarrojo con ultrasonidos y detectar tumores incluso muy profundos.
El siguiente paso que se espera dar es confeccionar una píldora similar que permita su utilización en seres humanos. En principio su aplicación sería muy eficaz para casos de tejido mamario muy denso que impide la correcta visualización de las imágenes mamográficas. Algunos expertos consideran que, además, puede resolver ciertas polémicas médicas recientes sobre la cantidad de mamografías necesarias en el cribado de esta enfermedad.
Pero para poder llegar a la fase de estudios clínicos con humanos, los científicos de Michigan deben encontrar moléculas que sean fácilmente absorbidas por los tejidos de nuestra especie. De momento se está trabajando con algunas sustancias que ya han sido utilizadas y aprobadas en ciertos tratamientos oncológicos.
El problema de los falsos resultados positivos o negativos en mamografía ha sido ampliamente estudiado. Un falso negativo es un resultado que parece indicar que no existe tumor cuando sí lo hay. Un de cada cinco tumores de mama no es visible en una primera prueba. Pero si se complementa el estudio con otros métodos de diagnóstico como exploración médica o ecografía el riesgo disminuye considerablemente.
Los falsos positivos son resultados en los que aparentemente se aprecia un tumor cuando no lo hay. Se cree que tras 10 años continuados de mamografías anuales una mujer puede tener un riesgo de un 50 por 100 de que se produzca un falso positivo en alguna de las exploraciones. Una vez más, si se complementa el análisis con el historial de la paciente y otros métodos de diagnóstico, el error se evita. Cuando se da un falso positivo no sólo se corre el riesgo de someter a la mujer a una terapia innecesaria sino que se produce un efecto emocional que en algunos casos puede durar años.
Este avance promete reducir al máximo ambos riesgos.
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