Francia
Los genes que desarrollan el cerebro, claves en la domesticación de los conejos
Los genes que controlan el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso resultaron esenciales en la domesticación del conejo.
Un equipo internacional de investigadores, con participación española, ha constatado que los genes que controlan el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso resultaron esenciales en la domesticación del conejo, que comenzó hace 1.400 años.
Esta es la principal conclusión de un estudio que se publica en Science, en el que han participado científicos de la Universidad de Uppsala (Suecia), del Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos de la Universidad de Oporto (Cibio), en Portugal, y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Para llegar a las conclusiones de este trabajo, el grupo de investigadores secuenció el genoma de un conejo doméstico y después lo comparó con los de conejos domésticos de seis razas distintas y con los conejos salvajes originarios de 14 lugares diferentes de la Península Ibérica y el sur de Francia, informa el CSIC en una nota.
Hay unas cuántas razones por las que el conejo es un modelo excepcional para el estudio genético de la domesticación: su domesticación es relativamente reciente, se sabe dónde ocurrió y la región (península y Francia) todavía está densamente poblada por conejos salvajes, detalla Miguel Carneiro, del Cibio, en una nota de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).
La domesticación de animales como perros y ganado (vacuno, ovino, caprino y porcino) comenzó hace entre 9.000 y 15.000 años. Sin embargo, en el caso de los conejos ésta se produjo mucho más tarde, fue en los monasterios del sur de Francia hace unos 1.400 años.
Por entonces el conejo de monte ("Oryctolagus cuniculus") se encontraba principalmente en la Península Ibérica y el sur de Francia, y se mantiene que su domesticación se debió a que la Iglesia católica consideró a las crías como pescado y no carne, y por tanto aptos para consumir en Cuaresma, detalla la AAAS.
A diferencia de los conejos domésticos, los silvestres tienen una rápida capacidad de reacción para sobrevivir en libertad -son acechados por más de 40 especies de animales y, además, cazados por humanos-, detalla el CSIC, que recuerda que el naturalista británico Charles Darwin empleó animales domésticos como prueba de que es posible cambiar fenotipos a través de la selección natural.
Ahora, los científicos han demostrado que la domesticación se produjo principalmente a través de pequeños cambios en muchos genes y no de cambios drásticos en algunos de ellos.
Encontraron muy pocos ejemplos donde una variante genética común en los conejos domesticados hubiera reemplazado completamente a la variante genética presente en los de monte.
Además, no encontraron ningún ejemplo en el que un gen hubiera sido inactivado durante la domesticación del conejo.
"Los resultados que tenemos son muy claros. La diferencia entre el conejo salvaje y el doméstico no consiste en los genes sino en el tiempo de activación y la dosis de proteínas que los genes codifican en cada célula diferente", concluyen los científicos.
El estudio también ha revelado que los genes que han sufrido mutaciones y que influyeron en la domesticación se encuentran expresados en su mayoría en tejidos relacionados con el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso.
La acumulación de muchos de estos cambios alrededor de cierto tipo de genes inhibió su conocida respuesta para escapar. Los investigadores creen que se han dado procesos similares en otros animales domésticos o de granja, incluso en seres humanos.
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