Ciencias humanas
Los Neandertales ya utilizaban palillos hace un millón de años
Una pequeña fibra de madera hallada en los restos fósiles de una muela en la cueva asturiana de El Sidrón revela que podían usar ya entonces mondadientes
Una pequeña fibra de madera hallada en los restos fósiles de una muela en la cueva asturiana de El Sidrón revela que podían usar ya entonces mondadientes
Hoy sabemos que entre el 1 y el 4 por cien de nuestro ADN es neandertal. Es así porque en algún momento de la historia evolutiva el ser humano ancestral, Homo sapiens, se cruzó con Homo neanderthalensis. Sabemos también que durante decenas de miles de años ambas especies compartieron espacio, sobre todo en lo que hoy llamamos Europa. Y sabemos que aquellos primos extinguidos presentaban rasgos, comportamientos, costumbres y formas de vida realmente similares a las de nuestros abuelos. Así fue desde que un pequeño grupo de sapiens abandonó su África natal para adentrarse en las tierras altas de Asia y, luego, en las regiones frías de Europa. Aquellos humanos primigenios se encontraron con otros similares, que también construían herramientas, usaban ropas, cocinaban, ornamentaban sus cuerpos y hasta enterraban a sus difuntos.
La historia de la ciencia reciente ha transitado un curioso camino de reconciliación con los neandertales. Desde su descrédito como especie agreste, embrutecida, torpe y justamente extinguida hasta su reconocimiento actual como parientes tan cercanos a nosotros que incluso nos legaron un puñado de sus genes. Y en ese camino cada vez sabemos más de las similitudes entre lo que en los libros clásicos se llamaba cromañones (nosotros) y los neandertales (ellos).
El último paso en ese camino de acercamiento lo ha dado un equipo de científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Oviedo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de York, tras analizar restos fósiles de neandertales de la cueva de El Sidrón (Asturias). En concreto, ha llamado su atención un pequeño resto de fibra de madera de conífera de 285 micrómetros de longitud (es decir, algo menos de la tercera parte de un milímetro) hallado en la muela de un individuo adulto.
Con tan escaso material, los paleontólogos son capaces de reconstruir toda una historia. En este caso, han averiguado que se trata de una fibra vegetal que no se corresponde con la de otras partes comestibles de una conífera. Es decir, no estaba en la muela de aquel neandertal por ser parte de su dieta. Además, los expertos han podido estudiar los restos de abrasión y de reacciones químicas depositados en el molar y en otras dentaduras de coetáneos tratando de encontrar pistas sobre el origen de estas fibras de madera.
Y entre las posibles explicaciones, una llama poderosamente la atención. ¿Podría tratarse del resto microscópico de un palillo? ¿Es que los neandertales también usaban mondadientes?
Los restos no son fáciles de ver. Están fosilizados junto con remanentes petrificados de la placa dental del individuo en cuestión. Esta placa atrapa en su interior bacterias, restos de alimento y micropartículas de los objetos que hemos introducido en nuestra boca; en este caso, de madera. Una vez se ha endurecido, puede durar más que el propio hueso y conservar con ella la valiosa información sobre su origen. Hallar madera de conífera en ella significa que aquellos homininos introducían este material en sus bocas pero, ¿para qué?
Otros estudios previos han demostrado que los neandertales utilizaban los dientes como una tercera mano: sostenían herramientas con ellos, quizás palos o lascas que usaban para extraer carne de los huesos que carroñeaban. Pero otra explicación podría ser que usaran pequeños palitos para masticar, aliviar dolores de dentadura o extraer restos de comida interdental.
La relación de aquellos primos cercanos con la madera está muy bien documentada. Realizaban armas de este material, apilaban ramas para hacer fuego y extraían resinas. Sin duda la boca era un miembro muy útil para algunas de esas funciones.
No está claro que, además, emplearan la madera para su higiene dental. Pero ¿quién sabe? Ya hemos dicho que cada vez que les miramos a los ojos, más parecido les encontramos con nuestra especie.
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