Arqueología
Neandertales y hombres modernos coexistieron hace 43.500 años
El análisis de unas herramientas de piedra halladas en el yacimiento austríaco de Willendorf constata que el Homo Sapiens se asentó en Europa Central hace 43.500 años, lo que significa que los primeros hombres modernos y los neandertales pudieron coexistir en Europa durante varios miles de años.
La investigación, internacional y multidisciplinar, ha sido dirigida por el arqueólogo y profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Cambridge e investigador del Instituto Max Planck, Philip Nigst, y se publica en PNAS.
Hasta hace poco, la paleontología y la arqueología trabajaban en una sola línea de investigación (herramientas, restos humanos, dataciones, etcétera), pero hoy en día se hacen estudios interdisciplinares «que implican a muchos especialistas y que permiten llegar a conclusiones mucho más completas», explica en declaraciones a Efe la coautora del estudio Carolina Mallol, de la Universidad de La Laguna (Tenerife).
«En este trabajo, por ejemplo, hemos analizado unas piedras de 43.500 años de antigüedad que pertenecen a la cultura auriñaciense -una industria asociada al Homo Sapiens Sapiens-, pero también hemos estudiado su contexto paleoambiental», es decir, el entorno medioambiental que rodeaba a estos individuos.
«Hasta ahora se pensaba que los hombres modernos habían llegado a esta parte del continente mucho más tarde, hace 30.000 o 40.000 años», cuando ya estaba extinguido el neandertal, asegura Mallol.
Sin embargo, las herramientas documentadas en este yacimiento son una prueba de que la llegada de los hombres modernos a esta región europea es «más antigua de lo que se suponía», y que, por lo tanto, probablemente coexistieran con los neandertales en alguna región del continente europeo (los restos más recientes de estos homínidos en la zona están datados en torno a 42.000 años).
«En Willendorf, hemos podido fechar el Auriñaciense antiguo en 43.500 años, un poco antes que en otros lugares y que se solapan con la datación de otros restos neandertales», subraya Nigst.
Junto al estudio de las piedras, los científicos han analizado el suelo en el que se hallaron y han reconstruido el clima de la zona.
Esta parte del trabajo, desarrollada en la Universidad de La Laguna, ha constatado que estos hombres vivían en un clima frío, «en un entorno estepario, con algunas coníferas», precisa Mallol.
«Al estudiar el suelo y los moluscos -que son sensibles a la humedad y a los cambios de temperatura-, hemos encontrado evidencias de suelos sometidos a hielo y deshielo estacional, y alternancias con periodos de sedimentación eólica sin cobertura vegetal, lo que demuestra que vivían en condiciones bastante frías, de estepa».
Conocer el clima en el que vivían estos homínidos no es una curiosidad, sino «un dato empírico que además demuestra la capacidad de los sapiens a adaptarse a entornos hostiles y fríos como este» y que esta especie, aunque procedía de África y del sur de Europa, «estaba bien adaptada» al clima frío, concluye la investigadora.
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