Ciencia

Producen nanopigmentos de intensos colores, sin tóxicos y con uso industrial

Investigadores de la Universidad de Alicante (UA), inspirados en una antigua técnica de la civilización maya, han desarrollado un método para producir nanopigmentos con una amplia gama de colores, intensos y sin elementos tóxicos, que se podrá aplicar a tintas de impresión, pinturas o cosmética.

Este método, impulsado y patentado por el grupo de Visión y Color de la UA, produce un tipo de nanopigmentos híbridos capaz de generar una amplia gama de colores a partir de materiales inorgánicos y orgánicos que interactúan a escala nanométrica (un nanómetro es la unidad que se obtiene al dividir un milímetro un millón de veces).

Los investigadores han recuperado para este proyecto una antigua técnica de la civilización maya, que fue descrita por primera vez en 1931 y que se denomina "azul maya". Se trata del pigmento azul de las pinturas murales de las ruinas de Chichen Itzá, que desconcertó a la comunidad científica por su estabilidad y persistencia.

Este pigmento milenario, que se ha revelado inmune al paso del tiempo, la erosión, y a la biodegradación, según la UA, es considerado el precursor de los modernos pigmentos híbridos.

Con esta estrategia, el profesor Francisco Miguel Martínez Verdú, director del grupo de investigación, y su equipo han logrado crear en su laboratorio nanopigmentos con los que se producen nuevos colores y ventajas en su aplicación generando materiales con propiedades novedosas.

Su aplicación puede ser trasladada a tintas de impresión, pinturas, recubrimientos, textiles, papel, fibras sintéticas o naturales, cosmética, materiales poliméricos, empaques para la industria alimentaria, cerámica y morteros.

"A diferencia de los pigmentos convencionales, que contienen metales pesados en su composición y pueden provocar efectos indeseados tales como reacciones alérgicas o procesos cancerígenos, los nanopigmentos híbridos que desarrollamos están libres de este tipo de compuestos", ha explicado Martínez Verdú.

Su producción requiere bajo consumo de energía y las materias primas empleadas se encuentran fácilmente disponibles, "no son tóxicos y presentan una excelente resistencia al calor, a la radiación ultravioleta, al oxígeno y a otros agentes ambientales", en comparación con otras alternativas de colorantes orgánicos.

De esta manera, el grupo de investigación produce una amplia gama de colores que pueden ser ajustados con precisión, y son más intensos que los utilizados actualmente.