Agencia Espacial Europea

Resuelven el enigma de la arqueología celestial

Científicos de la Universidad de Leicester y de la Universidad de Arizona, ha descubierto un misterio espacial que lleva décadas intrigando a los expertos: el origen de los metales en las atmósferas de las enanas blancas, unos cuerpos densos remanentes de las estrellas similares al Sol.

Estos cuerpos celestes tienen unas atmósferas formadas esencialmente por hidrógeno puro o helio puro, aunque en la mayoría de los casos están contaminadas por otros elementos, como carbono, silicio y hierro. Hasta ahora no se sabía el origen de estos elementos, conocidos en términos astronómicos como metales.

"El origen exacto de los metales ha sido un misterio y tampoco se puede explicar las extremas diferencias de abundancia en unas estrellas o en otras"ha apuntado el autor principal del trabajo, Martin Barstow.

Se creía que este material 'levitaba' por la intensa radiación de las capas más profundas de la estrella", pero el nuevo trabajo ha determinado que muchas de las estrellas muestran signos de contaminación por material rocoso, lo que podrían ser las sobras de un sistema planetario.

Concretamente, los científicos descubrieron que en un tercio de estas estrellas la proporción de silicio de carbono es bastante cercano a lo que se ve en las rocas, y es muy superior a lo que cabría esperar en estas estrellas. Además, el trabajo, publicado en 'Royal Astronomical Society', implica que sólo una fracción de las estrellas como el Sol podría tener planetas terrestres.

"El misterio de la composición de estas estrellas es un problema que se ha estado tratando de resolver desde hace más de 20 años. Es emocionante darse cuenta ahora de que se están tragando las sobras de los sistemas planetarios, tal vez como el nuestro", ha señalado el autor.

A su juicio, una investigación más detallada "será capaz de decir cosas acerca de la composición de los planetas rocosos que orbitan alrededor de otras estrellas".