Ciencia

Una diana terapéutica para acabar con el Alzheimer

Científicos de las Universidades de Cambridge y Lund diseñan la primera «trampa» para cazar las modificaciones genéticas que producen esta enfermedad

1,2 millones de personas padecen esta enfermedad en España, según la Confederación Española de Alzheimer
1,2 millones de personas padecen esta enfermedad en España, según la Confederación Española de Alzheimerlarazon

Científicos de las Universidades de Cambridge y Lund diseñan la primera «trampa» para cazar las modificaciones genéticas que producen esta enfermedad.

La ciencia sigue sin desatar el nudo gordiano del Alzheimer. La enfermedad continúa incrementando sus números letales como si nada pudiera detenerla mientras investigadores de todo el mundo tratan de entenderla mejor, de descifrarla, de descubrir su punto débil. Sabemos de los daños que provoca, sabemos que existen algunos precursores biológicos, sabemos que en una porción no muy grande de los casos tiene un componente genético... y poco más. El gran reto de la neurología sigue siendo descifrar la causa primera del deterioro cognitivo, el gatillo que activa el proceso de muerte neuronal.

Ahora, un estudio de científicos de las Universidades de Cambridge (Reino Unido) y Lund (Suecia) se presenta como una novedosa aproximación al problema de las causas del Alzheimer, un hallazgo que podría abrir la puerta a nuevas estrategias terapéuticas que aún no pueden, siquiera, concebirse.

Se trata de la primera vez que se diseña un método sistemático para detectar los cambios moleculares patológicos que conducen a la enfermedad: en otra palabras, la primera trampa para cazar las modificaciones químicas que producen el mal.

Hasta ahora, la ciencia no era capaz de responder con unanimidad a la pregunta clave: ¿Qué provoca el Alzheimer? Hay algunos candidatos muy notorios: la acumulación anómala de una variante de la proteína Tau, el depósito de placas de proteína Beta Amiloide... Son hipótesis muy aplaudidas pero sobre las que la investigación no ha arrojado certezas definitivas. ¿Cuál es el verdadero mecanismo de actuación de estas proteínas en el cerebro? ¿Qué es lo que provoca la demencia?

Ahora, los investigadores de Cambridge y de Lund han identificado por primera vez depósitos anormales de oligómeros (un tipo de proteína compuesta por más de una cadena) como principales sospechosos de desencadenar los estragos de la demencia.

Las proteínas necesitan plegarse en estructuras específicas para funcionar correctamente. Son como pajaritas de papel, si los pliegues no están bien realizados y en su orden, la figura no sale. Cuando falla ese proceso de plegamiento, la célula que alberga esas proteínas empieza a tener serios problemas. En concreto, se empiezan a acumular depósitos de proteínas defectuosas que dificultan la comunicación entre las neuronas. A la larga, la neurona queda aislada o muere. En otros casos, los depósitos taponan el suministro de nutrientes esenciales para el funcionamiento de la célula neuronal.

Durante buena parte de nuestra vida, el cerebro cuenta con herramientas para desechar las proteínas aberrantes acumuladas, pero con el paso de los años esta capacidad de retirar de la circulación la «basura» comienza a deteriorarse. Es como si las cañerías del cuarto de baño se fueran llenando de restos acumulados.

Lo malo es que, hasta ahora, no conocíamos si existen moléculas específicas que intervienen en este proceso. Sabíamos que la basura se acumula, pero no sabíamos quién la tira.

Se han producido más de 400 estudios clínicos con enfermos de Alzheimer, pero ninguno ha sido capaz de detectar un patógeno concreto que lo cause. Por eso, esta es la única enfermedad entre las diez primeras causas de muerte que no cuenta con un tratamiento que la cure o que la ralentice, ni siquiera con una estrategia para prevenirla.

El nuevo trabajo ha consistido en asumir que los oligómeros son los patógenos responsables del mal y en realizar un exhaustivo trabajo de cribado en busca de medicamentos que contrarresten su actividad. Para descubrir un nuevo fármaco primero hay que establecer contra qué queremos que ese fármaco actúe. Después se rastrean los catálogos de sustancias sintéticas o naturales con los que cuenta la farmacopea en busca de una que sea eficaz justo contra ese objetivo. Los expertos que ahora han anunciado su nuevo enfoque han empezado a rastrear fármacos que actúen en los oligómeros indebidamente plegados y creen que en menos de dos años serán capaces de presentar ya los primeros resultados en ensayos clínicos con algunos de ellos.

La búsqueda de estos futuros fármacos se está llevando a cabo bajo las premisas de la cinética química, que estudia las velocidades a las que suceden las reacciones y permite reproducirlas en una serie de ecuaciones.

El proceso de agregación de las proteínas dañadas es muy dinámico. Es necesario reaccionar muy de prisa para poder contrarrestar el daño que producen. Con las herramientas de la cinética química es posible analizar la evolución de una proteína desde el comienzo mismo de su camino hacia el deterioro antes de que se haya convertido en patógena. La nueva aproximación supone un gran impulso en la medicina contra la demencia. Gracias a este enfoque se abre el abanico de posibilidades terapéuticas exponencialmente. En lugar de tratar de detener la evolución del mal una vez desatado, los fármacos que nazcan de esta nueva generación de investigadores podrán actuar sobre el momento previo a la aparición del daño.