La comida rápida anula el rol protector de la lactancia materna para prevenir el asma del bebé

Científicos en guerra contra las leches de fórmula

Denuncian prácticas «depredadoras» de la industria para fomentar la lactancia artificial, en detrimento de la natural

Menos de la mitad de los bebés del planeta tienen acceso a una lactancia materna que cumpla los requisitos nutricionales establecidos por las autoridades sanitarias. Existen muchos factores que limitan la posibilidad de llevar a cabo regularmente la práctica lactante, y no todos ellos son fácilmente evitables.

Según los últimos datos conocidos esta semana, dar el pecho se ha convertido en una costumbre en regresión, mientras la demanda de fórmulas sustitutivas artificiales no deja de crecer. La revista médica «The Lancet» se ha hecho eco de esta situación en su último número, en el que publica tres controvertidos análisis sobre los déficits nutricionales en la infancia, y sus posibles soluciones.

Lo más llamativo del trabajo, firmado en conjunto por un nutrido grupo de expertos de varios países, es la denuncia de lo que denomina «prácticas depredadoras» por parte de la industria para fomentar la lactancia artificial en detrimento de la natural. La publicación, sin duda, dará que hablar en el futuro más próximo.

El editorial que abre el trabajo es demoledor. Según «The Lancet», «durante décadas, la industria de las leches de fórmula ha usado estrategias solapadas para aprovechar los temores de los padres y convertir la nutrición de los hijos en un negocio milmillonario». Entre las «tretas» marketinianas que algunas de las compañías productoras han venido utilizando, «The Lancet» denuncia la tendencia a ofrecer la idea que ciertos productos pueden aliviar el llanto, mejorar el sueño e incluso favorecer el desarrollo, sin que ninguna de esas afirmaciones cuente con evidencia científica.

Beneficios de la materna

Los beneficios de la lactancia materna están globalmente certificados por la ciencia. En todos los países esta práctica arroja mejoras en la protección contra infecciones, reducción de la mortalidad infantil, de las tasas de malnutrición y de la tendencia a la obesidad. Además, los estudios epidemiológicos demuestran que las madres que la practican reducen el riesgo de padecer cáncer de ovario, diabetes tipo 2 y ciertas enfermedades cardiovasculares.

Obviamente, la lactancia materna no siempre es posible. Según un estudio de «Business Wire», el uso de leches artificiales está en auge en todo el mundo. Entre otros factores, por el aumento de enfermedades que afectan a la madre o al bebé, y que la imposibilitan. Pero también por la presión de la industria alimentaria a la hora de ofrecer productos alternativos.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman que el 50% de las madres que acaban de dar a luz están expuestas a impactos publicitarios de leches de fórmula. Según «The Lancet», el número de bebés alimentado completamente con nutrientes procedentes de su madre durante los primeros meses de vida no llega a la mitad de los nacidos. La industria de las leches de sustitución mueve cercad de 55.000 millones de dólares al año e invierte 3.000 millones en márketing.

Desde 1981 existe un código de conducta sobre la publicidad de estos productos que impide ciertas prácticas como la entrega de muestras gratuitas en los centros sanitarios o el patrocinio de congresos médicos. Solo 32 países incorporan medidas legales para garantizar que el código se respeta. España cuenta, desde mayo de 2008, con una norma específica que penaliza las posibles malas prácticas a la hora de comercializar y publicitar estos preparados.

Nigel Rollins, miembro de Departamento de Salud Maternal e Infantil de la OMS ha declarado que «la lactancia materna debe ser considerada una especie a proteger por la sociedad y no una responsabilidad exclusiva de las mujeres». En este sentido, algunas voces críticas al duro informe de «The Lancet» han hecho hincapié en la vulnerabilidad en la se encuentran algunas madres que no pueden o no desean amamantar a sus hijos, y también se ven expuestas a mensajes de presión a favor de la lactancia demasiado agresivos.

El editorial de «The Lancet «se cura en salud: «Algunas mujeres deciden no amamantar o no pueden hacerlo. El sistema debe estar capacitado para dar alternativas a la lactancia sin generar la falsa sensación de que su ausencia es un fracaso. La crítica a las prácticas abusivas de la industria no debería interpretarse como un ataque a las mujeres».

Expuestos a bulos

Pero lo cierto es que los padres y madres de hoy toman sus decisiones sobre la crianza de los hijos expuestos a una gran cantidad de información obtenida por los medios, el entorno y las redes. Y, demasiado a menudo, se topan con campañas que equiparan la lactancia artificial de manera más o menos sutil a conceptos como «desarrollo del bebé», «alimentación sana», «cociente intelectual», «crecimiento», etc.

De hecho, el citado informe de «Business Wire» advierte de movimientos comerciales enfocados a la sensibilidad de las nuevas generaciones, como la creación de leches artificiales que «permiten alimentar a tus hijos bajo criterios de sostenibilidad y cultura vegetariana».

El análisis advierte también de que nunca antes se había alimentado a tantos niños con leches de fórmula. El problema reside en que la dependencia de este tipo de alimentación puede generar crisis puntuales. Estados Unidos sufrió el año pasado un colapso en la oferta de este alimento que produjo serios desabastecimientos de los que aún no se ha recuperado. En Sudáfrica, la última temporada de inundaciones dejó sin stock de leches artificiales a una buena parte de la población. El abandono de la lactancia materna podría conducir a futuros episodios como estos.