
Fugitivo
Cinco años a la fuga: detenido en Colombia el español que huyó en su barco tras ser acusado de abusos a menores
El operativo conjunto entre la Interpol y la Policía española logró neutralizar y arrestar al agresor sexual español que llevaba años escondido

La detención de“El Choki” marca un nuevo capítulo en la lucha internacional contra los delitos sexuales cometidos por fugitivos transnacionales. Este ciudadano español, sobre el que pesaban tres órdenes de detención emitidas por la Audiencia Provincial de Málaga, fue localizado y arrestado gracias a un meticuloso operativo de Interpol en coordinación con la Policía Nacional española, llevado a cabo en la ciudad costera de Cartagena (Colombia).
Este logro operativo es el resultado de un esfuerzo sostenido entre agencias de seguridad que, pese a los desafíos logísticos, lograron estrechar el cerco sobre un fugitivo que simbolizaba las fallas que aún persisten en los mecanismos de extradición y cooperación penal internacional. La localización de “El Choki” en una zona de alta afluencia turística subraya también la capacidad camaleónica de estos delincuentes para integrarse en ambientes aparentemente seguros, sin levantar sospechas.
El caso comenzó en 2016, cuando se presentó la primera denuncia por abuso sexual a una menor de tan solo 13 años. A esta acusación le siguieron otros dos casos por tocamientos inapropiados, todos enmarcados en escenarios distintos pero conectados por la misma conducta delictiva. Las autoridades españolas, al evaluar la gravedad de los hechos, emitieron las reclamaciones judiciales pertinentes que desencadenaron la búsqueda internacional.
Lo que en un principio parecía un caso aislado terminó por revelarse como un patrón de comportamiento sistemático. Las víctimas, todas menores de edad, dieron testimonio de un modus operandi caracterizado por la manipulación y el aprovechamiento de entornos familiares y de confianza.
Durante cinco años, “El Choki” logró burlar a la justicia utilizando métodos poco convencionales. Escapó en su velero personal, alejándose de costas españolas, y navegó rumbo a Trinidad y Tobago antes de establecerse clandestinamente en Colombia. Allí, encontró refugio en el Club Náutico de Cartagena, donde se valió de sus conocimientos náuticos para mantenerse oculto y evitar cualquier tipo de control migratorio o policial.
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