Campaña electoral

Alfonso Merlos: «Salvo que me “engañe” algún político, estaré en el periodismo»

Murciano, deportista, taurino, madridista, creyente, comunicativo, directo... Le encanta la docencia y ha impartido clases sobre terrorismo yihadista. Cuando su madre le ve en la tele le pide que «no dé tanta caña»

Alfonso Merlos: «Salvo que me “engañe” algún político, estaré en el periodismo»
Alfonso Merlos: «Salvo que me “engañe” algún político, estaré en el periodismo»larazon

Murciano, deportista, taurino, madridista, creyente, comunicativo, directo... Le encanta la docencia y ha impartido clases sobre terrorismo yihadista. Cuando su madre le ve en la tele le pide que «no dé tanta caña»

Practica el periodismo de combate, aunque confiesa que ya ha colgado los guantes de boxeo. Jugó en el Real Murcia, se inició en el periodismo deportivo. Desde LA RAZÓN y 13 TV entre otros medios, marca a portería y en ocasiones deja a alguno en fuera de juego. Autor de «Sin ataduras» (Esfera de los libros), ya va por la segunda edición; donde repasa la biografía de la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes además de los entresijos del PP y de la política española.

–«Sin ataduras». ¿Tiene alguna?

–Yo tengo muchas ataduras y espero seguir manteniéndolas durante toda mi vida y son las ataduras a mis principios, a mis valores, a mi ética y a mi moral.

–«Los caballeros las prefieren rubias», ¿Usted?

–Yo las prefiero buenas.

–¿Por qué ella?

–¿Y por qué sabe que es rubia?

–Cifuentes...

–Cifuentes es rubia, pero tiene mil matices como mujer y como política. Es una pata negra del PP sin que sus adversarios la reconozcan como tal.

–¿La política se juega ahora entre coletas?

–La política se juega entre coletas rubias y morenas.

–Dice en su libro que la coleta de Cifuentes representa disciplina y seguridad. ¿La de Iglesias?

–La de Iglesias; el desmelenamiento que una pequeña parte de la sociedad está viviendo e impulsando de un tiempo a esta parte. No siempre es bueno desmelenarse.

–¿Por qué se desmelenaría?

–No estoy en condiciones de confersarlo aún...

–Dice su protagonista que «planear el futuro es un error»...

–En ese sentido, Cifuentes y yo no somos personas tan distintas. Me parece que hay que tener una visión estratégica de la vida, pero no se puede pensar a años luz, ni siquiera a meses luz. Quizá, a semanas luz.

–¿Las redes sociales están sobrevaloradas?

–En absoluto. Pero me parece que hay dos circuitos ahora entre los españoles. Uno de quienes participamos de Twitter y Facebook y las tertulias políticas y otro para los que todo eso es una minimísima parte de su vida.

–Comparte afición madridista con la presidenta de la Comunidad de Madrid. ¿Eso es porque ya la ve ganadora?

–Te diría, y es la declaración más osada, que soy mucho más madridista que Cristina Cifuentes y que nadie.

–¿Se haría alguno de sus tatuajes?

–No soy de tatuajes ni de pendientes. Si fuese mujer sería de pendientes, y no sé si de tatuajes.

–¿Estamos en la nueva «efebocracia»? (Gobierno de los guapos).

–A mí me parece que es peligroso. Espero que los viejos partidos no crean demasiado en ello. La «efebocracia» no va a salvar España.

–¿Con quién haría un pacto?

–Con la gente que quiere ayudar a otra gente, que quiere ayudar a este país y que cree en la verdad y en la honestidad de este país.

–¿Con quién se iría de fiesta?

–Cristina Cifuentes sería una buena compañera.

–¿Por qué o por quién entraría en política?

–No descarto entrar en política, pero creo que eso es muy difícil que llegue a pasar algún día.

–Dicen que la política es enredar. ¿Usted entiende lo que dicen?

–A los políticos de los viejos partidos les entiendo cada vez más y a los políticos de los nuevos partidos, cada vez menos. A los nuevos políticos que venían a predicar transparencia, rotundidad y ser directos les veo cada vez más lejanos, hacen circunloquios y no cumplen con sus compromisos, que era el de darle la vuelta al calcetín del PP y del PSOE.

–¿Ya ha colgado los guantes de boxeo?

–Prácticamente, pero todavía no he colgado las botas de fútbol.

–¿Qué le dice su madre cuando le ve en la televisión?

–(Risas). Me dice que no meta tanta caña. Creo que es la única persona que ve la televisión y me dice algo así.

–¿Cómo es ser usted y que ha aprendido de sí mismo?

–Tuve un entrenador de fútbol que jugó en el Real Madrid en su momento: Antonio Rincón. Cada lunes, después de ganar los partidos como ganábamos en las categorías inferiores del Real Madrid nos decía: «Hay que hacer examen de conciencia, hay que ver en lo que hemos acertado y, sobre todo, en lo que nos hemos equivocado». Y yo hago eso permanentemente, al menos una vez al día, cada noche, cuando rezo.

–Aficionado a los toros. ¿A quién le haría un quite?

–No le haría un quite ahora mismo a nadie. Le pondría una estatua y una calle, si fuera alcalde, al torero que perdió la vida en Teruel: Víctor Barrio.

–Es un poco como el Guadiana, aparece y desaparece. ¿Dónde está?

–Nunca me habían dicho eso, me habían dicho que Merlos se parecía a Michel... Yo siempre estoy en el periodismo y siempre voy a estar en él, salvo que me «engañe» algún político...

–Un murciano compra el edificio Wanda. ¿Para qué lo hubiera adquirido usted?

–Para demostrar que el mundo avanza cuando los empresarios agudos prevalecen frente a los políticos obtusos.

–Es también diplomado en Seguridad para el Mediterráneo. ¿Eso quiere decir que con usted podemos estar seguros?

–Depende del momento y del lugar. De la compañía no, porque intento rodearme siempre de buena gente.