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«Un, dos, tres» continúa respondiendo

La2 estrena el lunes en «Imprescindibles» un documental que celebra los 45 años del inicio del programa.

Chicho Ibáñez Serrador, el genio de la televisión
Chicho Ibáñez Serrador, el genio de la televisiónlarazon

La2 estrena el lunes en «Imprescindibles» un documental que celebra los 45 años del inicio del programa.

Actor, escritor, aunque él se define como «un autor que ejerce de realizador». Claro que le sobran las definiciones. Mayra Gómez Kemp dice que «era un genio malcriado»; el actor Manuel Galiana afirma que dotó a la televisión, que por aquel entonces era casi prehistórica, de «una buena dosis de vitaminas», y el director de cine José Antonio Bayona comenta que era «un pionero del género del terror que nos enseñó a amarlo». Abundan los halagos en «Historias para recordar», el documental que La 2 estrenará el próximo lunes en el programa «Imprescindibles» a propósito del 45 aniversario del inicio de «Un, dos, tres... responda otra vez». Durante una hora se ve a un creador con una imaginación torrencial y sin complejos, un innovador con un estilo narrativo y visual que se alejaba de los convencionalismos, no porque los despreciase sino porque en su mente bullían otras ideas que siempre le convirtieron en un funambulista de la televisión y también del cine.

En él, Chicho Ibáñez Serrador se confiesa como «un niño triste, que padecía una enfermedad parecida a la hemofilia. Poco a poco, empecé a asimilar que nunca podría hacer nada hasta que me hice una especie de psicoanálisis para perder miedo». Y vaya si lo logró. Empezó sobre las tablas para posteriormente trasladarse a Argentina, donde comenzó su carrera de realizador de televisión. Allí tenía una libertad absoluta, hizo de todo y todo bien.

El maestro de la televisión

De vuelta a nuestro país se encontró con la televisión patria donde, para su sorpresa empezó a ser considerado un genio al que se le permitía hacer de todo. O no. Empezó recreando piezas dramáticas hasta que inició «Historias de la frivolidad», una de sus obras maestras. Era, según afirma, «un alegato de humor sobre la historia de la censura», comenta Ibáñez Serrador. Se iba a llamar «Historia de la censura» pero tuvo que cambiar el título por el resquemor de una burocracia que odiaba esa palabra que, sin embargo, estaba presente en todo el país. Después llegó la serie «Historias para no dormir», de la que Bayona comenta que ya solo el chillido de los títulos de crédito «me hacía temblar en la cama». Como subraya Chicho: «Había que sugerir más que mostrar. Eran cuentos para mayores». También era el cineasta a reivindicar con títulos como «La trastienda» y «¿Quién puede matar a un niño?».

Hay concursos y después está «Un, dos, tres... responda otra vez» ese invento que se sacó de la manga Chicho Ibáñez Serrador, un creador de la televisión, cuando las carencias técnicas se suplían con creatividad e ingenio. El 24 de abril de 1974 –y durante 411 entregas, que se distribuyeron en distintos períodos de emisión, el último en 2004–, se convirtió en uno de los programas «eventos», como se les define ahora. La calabaza Ruperta, los supertacañones (con don Cicuta a la cabeza), los presentadores, entre ellos Kiko Ledgard y Mayra Gómez Kemp, las azafatas con grandes gafas negras y los humoristas se instalaban en el salón de casa como esos parientes a los que se les quiere, algo que no siempre sucede. Como frases, incluso más intereriorizadas que una lección del colegio, todavía permanecen como latiguillos presentes en cualquier conversación de mayores de 40 años: «¡Y hasta aquí puedo leer!», que decía Mayra Gómez Kemp; «han sido ocho respuestas acertadas, a 25 pesetas cada una, 200 pesetas», pronunciada por una de las azafatas calculadora en mano, y como premio final, el deseado coche o un piso en Torrevieja. A Ibáñez Serrador le tenían que poner un momento en el pueblo, ya que fue la alegría de la oficina de turismo y de los promotores inmobiliarios.

Ayer, su hijo Alejandro Ibáñez afirmaba que su padre gozaba de una buena salud y afirmaba que: «Está muy bien. Trabaja, escribe, ve la tele y disfruta de sus nietos, ¡que ya era hora! Sabe que se ha hecho este documental, lo veré el lunes con él».