Abusos a menores
Condenado a 13 años por golpear, amenazar de muerte e intentar asfixiar con un cojín a su esposa
La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 13 años de cárcel y al pago de una indemnización de 4.000 euros a un hombre que intentó asfixiar con un cojín a su esposa pese a la orden de alejamiento que pesaba sobre él, a lo que se suma además que la golpeaba frecuentemente y que llegó a amenazarla de muerte en varias ocasiones. En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial condena al acusado a dicha pena por delitos de homicidio en grado de tentativa; cuatro delitos de maltrato; amenazas y quebrantamiento de medida cautelar, prohibiéndole además que se aproxime a la víctima por tiempo de 25 años.
El tribunal considera probado que, desde que contrajeron matrimonio, "han sido frecuentes los episodios de violencia"del procesado, José C.C., contra su esposa, "a la que daba pellizcos y le propinaba empujones y golpes". De este modo, relata distintos hechos ocurridos durante los años 2012 y 2013, como por ejemplo en agosto de 2012, cuando, encontrándose en casa de su hija y molesto por una actitud de la afectada que "no consideraba correcta", el acusado le lanzó un nivel metálico que le impactó en la espalda.
En septiembre, el acusado se molestó porque su esposa no quería comer pan y la llamó 'perra', por lo que la víctima, "harta de soportar el trato dado por su esposo, se tomó una caja de valium", momento en el que el imputado "la zarandeó y abofeteó, impidiendo que solicitara ayuda", tras lo que "se acostó sin llevarla al hospital, a donde fue trasladada por su hermano al día siguiente". En el juicio, el procesado "intentó justificar los golpes explicando que quería sacar de la boca las pastillas", una excusa que "mal se compadece con las lesiones que presentaba la esposa en la cara interna del muslo ni con el comportamiento que después tuvo al no llevarla al médico".
Tras ser asistida, la víctima se marchó a casa de su hija, pero dos días después el procesado se personó en el inmueble y le dijo a su esposa: 'ya te han comido el coco, pues yo te voy a dar un mordisco en el cerebro', llegando a sacar una pequeña navaja cuando su hijo y su yerno intentaron calmarlo, diciéndole que "les iba a cortar el cuello a todos". La víctima denunció los hechos y el Juzgado de Violencia sobre la Mujer prohibió al procesado acercarse a menos de 300 metros de su esposa, pese a lo cual, al día siguiente, el acusado volvió a la casa "aporreando la puerta y requiriendo que le abrieran la puerta de su casa, a la que habían cambiado la cerradura, porque la casa era suya".
Cuando llegaron los policías y detuvieron al acusado, éste les manifestó, en referencia a su ex esposa, que "donde la coja la tengo que matar", tras lo que, en febrero de 2013 y "a pesar de conocer el contenido de la prohibición anterior y las consecuencia de su incumplimiento", se personó en la vivienda que tenían en común, tiró al suelo a la afectada y le dijo "te voy a tirar al canal, voy a acabar contigo, que tú no te vas a quedar tan tranquila en mi casa". A continuación, "y con la intención de acabar con su vida", la agarró "fuertemente"por el cuello y le colocó un cojín sobre la cara, si bien no logró alcanzar su objetivo por la "rápida"actuación de los agentes de la Policía Nacional que se personaron en la vivienda y por la presencia de dos vecinos que acudieron al lugar "alertados"por los gritos de la agredida.
Ánimo homicida
La Audiencia dice que la versión dada por la víctima "resulta creíble", ya que "no sólo ha sido coherente y persistente, sino que se encuentra corroborada por los testimonios prestados por todos aquellos que intervinieron en los distintos incidentes", como son los dos hijos del matrimonio y su yerno, los agentes y los vecinos, así como por los informes de los médicos forenses. Tras indicar que "el ánimo homicida que presidía la acción del procesado se deduce por los actos inequívocos de estrangulamiento que estaba ejecutando", la Audiencia tacha de "absolutamente increíble"la versión dada por el imputado, que aseguró que "fue su mujer la que lo llamó por teléfono y le dejó entrar, y que le puso el cojín en la boca para que no gritara y alarmara a los vecinos". El acusado se encuentra en prisión por estos hechos desde el 21 de febrero de 2013.
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