Alimentación
Ni cous cous ni pastela: así es la comida típica más sabrosa de Marruecos
La gastronomía marroquí ofrece una amplia variedad de sabores más allá de los platos más conocidos como el couscous y la pastela.
La riqueza culinaria del país se refleja en su mezcla de especias, métodos tradicionales de cocción y platos específicos de cada región. Estas son algunas de las joyas gastronómicas de Marruecos que merecen tanta atención como las más populares.
Tajine: el emblema de los guisos lentos
El tajine es un guiso que se prepara en un recipiente de barro cónico. Los ingredientes más habituales son carnes (cordero o pollo), verduras y especias como cúrcuma o comino. La cocción lenta potencia los sabores y convierte los ingredientes en una deliciosa mezcla tierna y jugosa. Marrakech, en particular, destaca por versiones más elaboradas del tajine.
Mechoui: cordero asado al estilo marroquí
El mechoui es un plato festivo en el que el cordero se asa entero, a menudo en hornos subterráneos. Este proceso le da una textura única: crujiente por fuera y extremadamente tierno por dentro. Tradicionalmente, se sirve en celebraciones y grandes reuniones, acompañado de ensaladas como el zaalouk (de berenjena) o pan khobz
Harira: la sopa de los días fríos y del Ramadán
Aunque se consume durante todo el año, la harira es especialmente típica en el mes de Ramadán. Esta sopa espesa está hecha con lentejas, garbanzos, carne de cordero y tomate. Además de ser nutritiva, suele servirse con dátiles y huevos para romper el ayuno, lo que refleja la importancia de la comida en las tradiciones religiosas marroquíes
Kefta: albóndigas especiadas a la brasa
La kefta es carne picada (generalmente cordero) mezclada con especias, ajo y perejil. Puede servirse en forma de brochetas o albóndigas. Aunque su preparación es sencilla, su sabor intenso la convierte en una de las opciones más populares en puestos de comida callejera y restaurantes.
Sfenj y té de menta: los imprescindibles dulces
El sfenj, un tipo de buñuelo frito, es perfecto para acompañar un té de menta, la bebida nacional. Ambos se disfrutan en mercados y cafeterías, reflejando la hospitalidad marroquí, especialmente en los zocos, donde estos pequeños placeres son parte fundamental de la experiencia gastronómica.
Marruecos, por tanto, es mucho más que couscous y pastela. Su cocina invita a explorar sabores complejos y platos tradicionales que varían según la región y la ocasión, siempre destacando por su autenticidad y conexión con la cultura local.
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