Costumbres navideñas
¿Cuál es el origen de montar el Belén el 8 de diciembre?
Esta costumbre proviene de otro país europeo y llegó a España en el s. XVIII
La costumbre arraigada en la mayoría de los hogares españoles consiste en decorar sus espacios con motivos navideños, especialmente con la instalación del tradicional Belén, en la época del puente de la Constitución y específicamente el Día de la Inmaculada. Esta tradición implica la ornamentación de los hogares con árboles de Navidad, adornos variados y el icónico Belén navideño. Pero, ¿cuál es la razón detrás de la tradición de montar el Belén el 8 de diciembre?
Esta fecha se consagró como el Día de la Inmaculada en 1854, cuando a través de la Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Esta decisión histórica fue el fundamento para la asociación del Belén con esta fecha.
Los orígenes de los belenes se remontan a la tradición napolitana. En 1223, San Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, introdujo la representación del nacimiento de Jesús en Greccio, un pequeño pueblo en el Alto Lacio, inaugurando así el concepto de Belén viviente. La inclusión de una mula y un buey junto al niño Jesús fue una idea de San Francisco, quien los incorporó como animales vivos en su representación. Aunque no hay referencias de estos animales en los textos evangélicos, perduran en la tradición.
La pregunta surge: ¿cómo llegó esta tradición a España? El rey Carlos III, que gobernó Nápoles y Sicilia antes de asumir la corona española en 1759, fue un apasionado de los belenes debido a sus experiencias y a las costumbres italianas. Este gusto lo transmitió a su hijo Carlos IV, quien a su vez lo introdujo en la cultura española.
En el ámbito nacional, existen diversas costumbres y formas de representar el Belén. Por ejemplo, en Murcia destaca el 'belén del huevo frito', denominado así por su aspecto que evoca un huevo frito, ya que la cuna del Niño Jesús presenta un agujero en el centro. Otra peculiaridad se encuentra en Andalucía, especialmente en las ciudades de Granada y Málaga durante los siglos XVIII y XIX, donde talleres producían figuritas para belenes que representaban a bandoleros, toreros, majas, entre otros.
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