Vivienda

La curiosa acción de una familia de diez okupas que sorprende a los propietarios: “Nos escucharon”

La relación entre los okupas y la propiedad en este caso es bastante distinta a la habitual pese a que tuvo que intervenir la Policía

Edificio okupado en Carabanchel
Imagen de un edificio okupadoCipriano Pastrano DelgadoLa Razón

La relación entre okupas y propietarios suele ser muy tensa. Denuncias, amenazas y alta tensión entre lo que son dos polos opuestos a nivel de interés. Los propietarios quieren recuperar su vivienda y los okupas permanecer en ella sin pagar. Esto lleva incluso a agresiones físicas, sobre todo si el dueño toma medidas para intentar forzar el desalojo. Un propietario fue apedreado sufriendo graves lesiones después de que cortara la luz a los okupas: "En la ceja tuve cinco centímetros de apertura, en la mandíbula una fisura y cuatro costillas rotas".

Esta tensión suele provocar incidentes, no solo con los propietarios, también con los vecinos. En el oeste de Francia, una escena insólita ha llamado la atención de vecinos y medios locales. Según France Live, una familia de diez personas de origen rumano lleva varios meses instalada en un inmueble prácticamente abandonado en la región de Poitou. Lo que parecía otro episodio más de okupación se ha transformado en una colaboración inesperada entre okupas y dueños.

Así fue esta sorprendente okupación

Tras la instalación de la familia al domicilio abandonado, la tensión inicial alcanzó tal punto que se requirió la presencia policial. Sin embargo, con el paso de las semanas se abrió un canal de entendimiento. Tal y como relata el padre de la familia: "Les explicamos nuestra situación. Nos escucharon". A partir de ese diálogo, ambas partes coincidieron en que el edificio necesitaba reformas de forma urgente.

Así, los diez miembros del clan emprendieron tareas de mejora: instalaron una cocina completamente nueva, colocaron una ducha moderna y sustituyeron suelos y tapizados deteriorados. En conjunto, transformaron buena parte de las estancias, dando vida a un espacio que hasta entonces estaba en ruinas. El resultado configura un escenario donde todos ganan: los propietarios ganan mantenimiento y los ocupantes una vivienda digna.

Una calma tensa

Pese al ambiente de cooperación, la tranquilidad podría ser efímera. Si los acuerdos llegan a romperse, los legítimos dueños no dudarán en recuperar el control del hogar, algo más sencillo que en España. Por el momento, ambas partes continúan conviviendo con un objetivo común: rescatar del abandono una vivienda que, hasta hace poco, nadie cuidaba. Con este acuerdo, los propietarios, aunque no reciben dinero por el alquiler, han conseguido que el inmueble vuelva a estar en condiciones adecuadas.

¿Cómo actúan los okupas?

Más allá de que la relación posterior con la propiedad o el entorno sea más o menos tensa, los okupas siguen unos planes muy marcados para entrar en las viviendas. Un especialista en okupas reveló los seis pasos que utilizan para okupar. Son los siguientes:

  • Hacen 'el paseíllo': "Buscan en casas sin movimiento", afirma nada más comenzar. Como explica el texto, esto significa que recorren los barrios durante días y toman nota de las viviendas vacías.
  • Marcan la puerta: "Lo hacen con señales invisibles", revela. Durante varios días comprueban si alguien rompe esa señal. Si lo hacen, descartan ese piso. Suelen encontrarse en las puertas.
  • Se organizan por grupos: "Unos vigilan, otros entran", añade durante su explicación. Así pueden ver si alguien se acerca en el momento del asalto.
  • Llevan mochila: "Con herramientas como cizalla, taladro, cerradura nueva", explica sobre el material. Llevarlo hace que la entrada al piso sea más rápida.
  • Cambian la cerradura: "Ya tienen la llave", desvela. Indica que suelen llevarla ya hecha y al tener ellos la llave de entrada a la vivienda pueden demostrar morada.
  • Colocación de un cartel: "Ponen un cartel legal para frenar a la Policía", concluye sobre sus pasos. Este último se realiza para intentar simular que viven legalmente.