
Circulación
La DGT avisa cada vez más: ¿qué es el ‘icing’ y por qué te pueden multar con hasta 200 euros?
Aparcar en un punto de recarga sin tener un coche eléctrico no es una simple “pillería”: la DGT lo llama 'icing' y ya está imponiendo sanciones

La movilidad eléctrica avanza a gran velocidad en España. Cada vez más conductores apuestan por vehículos eléctricos e híbridos enchufables, y con ellos surge una necesidad evidente: contar con suficientes puntos de recarga en las calles y carreteras. Sin embargo, la convivencia entre coches tradicionales y eléctricos no siempre resulta sencilla. Uno de los problemas más comunes es el icing, un hábito que para muchos pasa desapercibido, pero que supone un obstáculo real para quienes dependen de una batería cargada para desplazarse.
La Dirección General de Tráfico (DGT) lleva meses advirtiendo sobre esta práctica y ha comenzado a imponer multas que pueden alcanzar los 200 euros. ¿Qué es exactamente el icing, por qué genera tanta polémica y cómo evitar sanciones?
¿Qué es el ‘icing’? La práctica sobre la que advierte la DGT
El término procede del inglés ice (hielo) y se utiliza de forma metafórica: cuando un coche de combustión ocupa una plaza destinada a recargar vehículos eléctricos, “congela” el acceso a la energía que necesitan. En otras palabras, icing es aparcar un coche de gasolina o diésel en un punto de carga reservado a eléctricos o híbridos enchufables.
Aunque para algunos sea un simple “lo dejo cinco minutos”, la realidad es que supone un bloqueo directo a quienes dependen de esa infraestructura para circular. A efectos prácticos, es lo mismo que estacionar en una plaza de personas con movilidad reducida o en un carril bici: ya no se trata solo de una falta de civismo, sino de una infracción recogida en el Reglamento General de Circulación.
¿Qué dice la normativa y qué señal lo prohíbe?
La DGT recuerda que la señal R-308 es la que regula estas plazas. Prohíbe expresamente el estacionamiento a los vehículos de combustibles fósiles en los espacios reservados junto a puntos de recarga. Además, el propio icono del enchufe en el suelo o en el poste de recarga es otro indicador claro de que esas plazas no están disponibles para coches convencionales.
Pero la norma va más allá: ni siquiera un eléctrico puede “apropiarse” del espacio más allá del tiempo necesario para recargar. Esto busca garantizar la rotación, sobre todo en ciudades donde la red de cargadores públicos aún es limitada.

Las sanciones: de 100 a 200 euros
Las multas no son simbólicas. Según la DGT, aparcamiento indebido en una zona de recarga puede suponer sanciones de entre 100 y 200 euros, dependiendo de la gravedad del caso y de la normativa local.
- Aparcar un coche de gasolina o diésel en una plaza de recarga: Multa de entre 100 y 200 €.
- Bloquear físicamente un cargador aunque el coche sea eléctrico (por ejemplo, dejarlo estacionado tras completar la carga): Multa de hasta 200 €.
En algunas ciudades, además de la sanción económica, la grúa puede retirar el vehículo, lo que multiplica el coste y las molestias.
Un problema en aumento
El auge de los coches eléctricos en España está multiplicando la necesidad de infraestructura pública. Sin embargo, todavía hay un déficit de puntos de recarga rápidos en comparación con otros países europeos. Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles (ANFAC), a mediados de 2023 había en torno a 25.000 puntos de recarga públicos en todo el país, una cifra muy por debajo de lo recomendado por Bruselas.
En este contexto, bloquear una plaza de recarga se convierte en un obstáculo serio para los conductores de eléctricos, que en muchos casos planifican sus viajes en función de la disponibilidad de estos puntos. No es extraño que asociaciones de usuarios de coches eléctricos denuncien que el icing se ha convertido en una de sus principales frustraciones diarias.
España no es el único lugar donde se sanciona esta conducta. En países como Noruega, Alemania o Países Bajos, el icing puede conllevar multas más elevadas e incluso la retirada inmediata del vehículo por la policía local. La razón es simple: los gobiernos europeos consideran que garantizar la recarga es clave para el éxito de la transición energética.

¿Qué hacer para evitar multas?
La DGT recomienda seguir tres reglas básicas:
- 1. Si tu coche es de gasolina o diésel, nunca estaciones en un punto de recarga. Ni siquiera “un momento”.
- 2. Si conduces un eléctrico o híbrido enchufable, usa la plaza solo el tiempo justo de recarga. Mantener el coche enchufado cuando la batería ya está llena también se considera un uso indebido.
- 3. Respeta la señalización vertical y horizontal. El pictograma del enchufe y la señal R-308 son la referencia legal que permite sancionar.
El icing no solo afecta al bolsillo. Se trata de una cuestión de responsabilidad colectiva. Igual que nadie aceptaría que se ocupe sin permiso una plaza reservada a personas con movilidad reducida, bloquear un punto de recarga supone un freno a la movilidad sostenible y un problema real para los conductores que dependen de esos enchufes.
La DGT insiste: la convivencia en las carreteras y en las ciudades pasa por adaptarse a los nuevos hábitos de movilidad. Y eso incluye aprender que las plazas de recarga no son un aparcamiento más, sino una infraestructura esencial para un tipo de vehículo que cada día gana más protagonismo.
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