Estudio
Diabetes: las verduras que debes incluir en tu dieta para prevenir la enfermedad
Investigadores finlandeses han determinado qué hortalizas y tubérculos contienen mayores propiedades para reducir el riesgo de desarrollar la patología
En todo el mundo, las dietas insalubres -ricas en alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal- están entre los principales factores de riesgo para la salud. Es por ello, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir, al menos, cinco raciones de frutas y verduras para mantener una dieta saludable. Es decir, 400 gramos por día y por persona. Estos grupos de alimentos nos ofrecen una gran cantidad de fibra, agua, vitaminas, minerales y fitoquímicos que ayudan al correcto funcionamiento del organismo.
Las antocianinas son un tipo de flavonoide natural que se encuentran en la mayoría de vegetales y frutas que son de color azul, rojo y morado. Ellas son las causantes de provocar estos colores tan característicos. Son una ayuda extraordinaria para el cuerpo humano, ya que se les atribuye propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antioxidantes. Entre sus muchos beneficios, una revisión de estudios realizada por la Unidad de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Turku (Finlandia) ha demostrado que pueden reducir el riesgo de diabetes tipo 2 al actuar sobre la microbiota intestinal y la inflamación. Sus hallazgos se han publicado en la revista científica 'Journal of Agricultural and Food Chemistry'.
Al estudiar los pigmentos rojos, morados y azules presentes en frutas y verduras, los investigadores descubrieron que las personas que consumían muchos de ellos tenían un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, encontraron que el efecto beneficioso de las antocianinas aumenta si la antocianina está acilada, es decir, agrega un grupo acilo a los restos de azúcar del tinte. "Los estudios han demostrado que, además de cambiar las propiedades físicas y químicas, la acilación afecta al modo en que las antocianinas se absorben y metabolizan", explica Kang Chen, uno de los responsables de la investigación.
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Las antocianinas aciladas se encuentran principalmente en las patatas moradas, los boniatos morados, los rábanos, las zanahorias moradas y las coles rojas. Estas sustancias tienen propiedades probióticas y reducen el riesgo de diabetes con más eficacia que las antocianinas no aciladas (que se encuentran en las moras y los arándanos, por ejemplo).“El genotipo de la planta define el tipo de antocianinas que produce. En general, las verduras moradas contienen muchas antocianinas aciladas. Además, las patatas moradas, especialmente la variedad finlandesa llamada 'Synkeä Sakari', son ricas en antocianinas aciladas”, apunta Chen.
Según los investigadores, los estudios han demostrado que las antocianinas aciladas también tienen la capacidad de mejorar la barrera intestinal, lo que permite la absorción de los nutrientes necesarios. Además, mantienen la homeostasis de la microbiota intestinal, suprimen las vías proinflamatorias y modulan el metabolismo de la glucosa y los lípidos.
Diabetes tipo 2
La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica que actúa de forma progresiva y que constituye el tipo más común de diabetes, informa la Federación Española de Diabetes (FEDE). De hecho, es diez veces más frecuente que la diabetes tipo 1. Se trata de una afección grave caracterizada, generalmente, por una resistencia a la insulina. Esto hace que, a pesar de que el organismo libere mucha insulina, esta no puede actuar como debería. Por lo tanto, la insulina que produce el páncreas no puede funcionar de forma correcta o el páncreas no produce la suficiente insulina para permitir que la glucosa pase de la sangre a las células y se convierta en energía.
Así, las personas con diabetes tipo 2 descomponen los carbohidratos de los alimentos y bebidas que ingieren y los convierten en glucosa pero, debido a que la insulina no funciona de forma correcta, los niveles de glucosa aumentan. Por ello, se liberará más insulina. Esto puede conllevar de forma eventual a un sobreesfuerzo del páncreas que puede contribuir a que produzca menos insulina y por tanto haya unos niveles altos de azúcar en la sangre. Estas acumulaciones de glucosa en la sangre pueden conducir a una serie de complicaciones en los ojos, riñones, los nervios o el corazón, si no se regulan de forma adecuada.
Su principal causa es la obesidad, derivada de un estilo de vida poco saludable, ya que el tejido graso produce una serie de sustancias que hacen disminuir la sensibilidad de los receptores de insulina. Es más común en adultos mayores, pero el aumento en la cantidad de niños y adolescentes con obesidad ha dado lugar a la aparición de más casos en personas más jóvenes.
A día de hoy, la diabetes tipo 2 no tiene cura. En la mayoría de los casos diagnosticados, perder peso, controlar la alimentación para reducir la ingesta de alimentos hipercalóricos y en concreto azúcares libres, así como incrementar el nivel de actividad física pueden ayudar a controlar la enfermedad. Si esto no es suficiente, los pacientes pueden llegar a requerir medicamentos orales o inyecciones de insulina que les permitan alcanzar los niveles de glucosa adecuados..
Síntomas de la diabetes tipo 2
De acuerdo con la FEDE, así como en el caso de la diabetes tipo 1 los síntomas suelen ser notables y aparecer de forma repentina, en el caso de la diabetes tipo 2 los síntomas no son tan claros, lo que puede hacer que pasen desapercibidos o que no se les asocie con la diabetes tipo 2.
- Cansancio: es el síntoma más característico de las personas que padecen la enfermedad, debido a que las células del organismo no pueden obtener la suficiente glucosa para convertirse en energía. Esto conduce también a fatiga e irritabilidad.
- Infecciones frecuentes: las personas con diabetes tipo 2 pueden contraer infecciones de repetición, sobre todo de la zona genitourinaria o de los aparatos respiratorio y urinario o en las encías o la piel.
- Hormigueo o entumecimiento en manos y pies: la mala circulación repercute en los nervios causando una neuropatía y se puede notar una pérdida de sensibilidad o entumecimiento en pies o manos.
- Visión borrosa: los altos niveles de glucosa en sangre modifican el líquido intraocular causando una inflamación de la retina que provoca dificultades para ver de forma nítida.
- Cortes y hematomas: los cortes y las heridas pueden tardar más en curarse como consecuencia de los niveles altos de glucosa en la sangre.
- Otros síntomas que pueden aparecer, según la FEDE, son la necesidad de orinar de forma frecuente; sed extrema o polidipsia y hambre extrema.
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