Opinión

Discurso histórico

Un texto muy enérgico con advertencias serias

Antonio Pelayo
Antonio PelayoLa RazónLa Razón

Lo habría sido aún más si Francisco hubiera sido el primer Pontífice Romano que intervenía en una conferencia organizada por la ONU para combatir la crisis climática. Bien a su pesar Francisco tuvo que renunciar, por prescripción médica, a viajar a Dubái. El discurso que había preparado en español lo leyó su Secretario de Estado Cardenal Pietro Parolín. Un texto muy enérgico con advertencias muy serias para que la humanidad se detenga en un camino que si no cambia su orientación nos conduce al abismo. Sí, Bergoglio utiliza frases de una contundencia absoluta: «El clima trastornado» –escribe– «es una advertencia para que detengamos semejante delirio de omnipotencia» o esta otra: «Los cambios climáticos muestran le necesidad de un cambio político».En otro momento pide que «salgamos del atolladero de los particularismos y los nacionalismos que son esquemas del pasado. Abracemos una visión alternativa común que nos permitirá una conversión ecológica porque no hay cambios duraderos sin cambios culturales». Hay que devolver la confianza en el multilateralismo. En numerosos momentos el discurso expresa el deseo de que esta Cumbre de Dubái sea un punto de inflexión que manifieste una voluntad clara y tangible sin la cual existe el peligro de «desencadenar un conflicto entre generaciones». Por el contrario, Francisco espera que todos «salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso». El futuro –sentencia– comienza hoy.