Investigación

Dolor de espalda: el reto imposible

Descubren que solo el 10% de los tratamientos disponibles es realmente eficaz

Dolor de espalda
Cerca del 27% de la población sufre esta dolencia en algún momento de su vidaDreamstime

No hay nada que me quite el dolor de espalda. La frase puede que le resulte familiar. Según el Barómetro del Dolor Crónico en España, cerca del 27% de la población sufre esta dolencia en algún momento de su vida. Más del 16% lo padece de forma crónica y uno de cada tres trabajadores ha pedido alguna vez una baja laboral por su causa.

Y en algunos casos existe la sensación de que ninguna terapia es efectiva para tratarlo. Muchos pacientes saltan de una medicación a otra, de un tratamiento de fisioterapia a un ejercicio de fuerza, de un remedio casero a otro sin éxito en una suerte de desesperada búsqueda para aliviar la parte trasera de su anatomía.

Esta semana, un estudio científico publicado en el British Medical Journal Evidence Based Medicine ha venido a dar la razón a estos miles de personas que no encuentran consuelo al afirmar que sólo es eficaz uno de cada diez tratamientos comunes no quirúrgicos contra el dolor de espalda.

Dicho de otro modo, el 90% de las terapias a las que acudimos no ofrece una curación significativa y, según los autores, algunas de las que funcionan ofrecen una mejora solo relativa. Obviamente, el número de posibles tratamientos de los que disponemos es enorme. El estudio ha analizado todos ellos, desde fármacos analgésicos a masajes, acupuntura, estiramientos, láser, terapia con luz, fisioterapia y todo tipo de pseudomedicinas. Solo se han dejado fuera del escrutinio las terapias que requieren cirugía.

En total, la publicación ha supervisado los resultados disponibles sobre 56 formas diferentes de abordar el dolor. Solo seis de ellas han demostrado ser definitivamente eficaces.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado las bases de datos de ensayos clínicos en los que estos tratamientos se han comparado con placebos. Sobre todo, han puesto su foco en los pacientes que padecen un dolor de espalda no específico (sin causa determinada), que suponen el 80% de todos los casos.

En total se han incorporado 301 ensayos en 44 países de cinco continentes.

Los tratamientos más comunes son los llamados Antiinflamatorios No Esteroideos (AINE) seguidos de los opioides, los tratamientos de láser, la fototerapia, la acupuntura y la manipulación. La tipología de pacientes fue muy variada. 52 ensayos convocaron a enfermos con dolor agudo, 228 con pacientes crónicos y 21 con dolor agudo y cronificado a la vez.

AINEs, los más eficaces

Los resultados han sido demoledores. Las evidencias de efectividad fueron moderadas en el 11% de los casos, bajas en el 25% y muy bajas en el 38%.

El tratamiento mejor parado, de hecho la única intervención no quirúrgica que ha sido eficaz contra el dolor de espalda agudo, ha sido el uso de AINEs. Se trata de fármacos muy conocidos como el ácido acetil salicílíco, el ibuprofeno, el naproxeno, el metamizol y otras docenas de composiciones similares que funcionan inhibiendo la enzima cliclooxigenasa. Como no son derivados de los corticoides (otra sustancia analgésica eficaz) estos medicamentos tienen menos efectos secundarios.

Tras estos analgésicos, otras prácticas han demostrado cierta, aunque limitada, eficacia en algunos casos. Por ejemplo el ejercicio físico, la manipulación de la columna, antidepresivos y fármacos que intervienen en receptores del dolor como la capsaicina.

Entre los tratamientos que peores resultados han obtenido destacan las inyecciones de glococorticoides y el paracetamol, ineficaces para combatir los dolores agudos. Los antibióticos y los anestésicos son inútiles, a su vez, para el dolor crónico.

Los autores del artículo son cautos al valorar los resultados. Muchos tratamientos que no demuestran en los ensayos eficiencias altas, pueden producir alivios moderados en los pacientes que los usan. En parte por la variabilidad de los efectos de manera personalizada, en parte por el efecto placebo que, en muchas ocasiones, no es desdeñable. Así, la acupuntura, la manipulación espinal y la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea pueden aliviar algunos dolores.

El trabajo advierte que muchos de los ensayos revisados no son concluyentes por no contar con suficientes individuos participantes. Por eso es imprescindible realizar estudios clínicos más exhaustivos sobre la mayoría de los tratamientos disponibles que sirvan a los médicos para orientar mejor la estrategia a seguir en cada caso.