Extranjeros en España

Una ecuatoriana que vive en España revela lo que más odia de nuestro país: "Hay tres cosas que no me gustan nada"

Estos tres factores tienen que ver con los procedimientos legales y la relación entre el coste y el estilo de vida que se practica en España

Una ecuatoriana que vive en España revela lo que más odia de nuestro país: "Hay tres cosas que no me gustan nada"
Una ecuatoriana que vive en España revela lo que más odia de nuestro país: "Hay tres cosas que no me gustan nada"La Razón

Nuestro país representa una opción muy atractiva para muchos ciudadanos sudamericanos que buscan un nuevo comienzo. Uno de los principales alicientes es el idioma, puesto que, hablar español desde el primer día elimina una de las barreras más difíciles de sortear cuando se emigra. A diferencia de mudarse a un país anglosajón, donde el inglés puede complicar desde una entrevista de trabajo hasta una visita al médico, en España la comunicación es directa y cercana. La barrera del idioma es, en muchas ocasiones, el factor detonante.

Además, hay una afinidad cultural que suaviza el proceso de adaptación: el trato cálido, la vida social, el valor de la familia o incluso la comida hacen que el cambio no se sienta tan brusco. También influyen factores prácticos como el acceso a sanidad pública, una educación de calidad o un sistema de transporte eficiente. Para muchos, mudarse a España significa encontrar estabilidad, mejorar sus condiciones de vida y aspirar a un futuro más seguro, sin perder del todo la conexión con sus raíces. La presencia de comunidades latinoamericanas ya consolidadas también aporta una red de apoyo que puede marcar la diferencia en los primeros pasos.

Pese a que factores como la inflación o el precio de la vivienda suponen un gran perjuicio para las familias que residen en territorio español. En comparación con países como Venezuela, Argentina o Ecuador, entre otros, el coste de vida y las facilidades son más accesibles para todos los públicos. Aquellos inmigrantes que deciden emprender la aventura española cuentan con estos aspectos negativos con el fin de afrontarlos y hallar una oportunidad laboral acorde a lo que demandan.

Anastasia Victoria, ecuatoriana con nacionalidad rusa, se ha dado a conocer en redes sociales por compartir sus vivencias en España siendo una extranjera. En el fragmento que hoy nos concierne aclara que lleva un año residiendo en nuestro país pero que, durante este periodo ha descubierto las tres cosas que más odia de vivir en la península. Estos defectos están muy relacionados con los factores antes mencionados.

La crisis del alquiler y el SMI: dos grandes problemas

"Comenzando por la peor de todas: los arriendos", explica en relación al precio de los alquileres. Para alguien que venga de nuevas, sin un trabajo estable, es inasumible el pago de la renta en las ciudades más grandes, donde la relación calidad-precio cada vez es menor. "Yo vivo en un apartamento de 33 metros y pago 900 euros", contextualiza sobre su situación actual. Sin embargo, este no es el único problema, pues también señala el desequilibrio entre la oferta y lo que se demanda: "A parte de ser caro y cada vez más hay tanta demanda y tan pocos departamentos es imposible encontrar uno", afirma la ecuatoriana.

Por otro lado, la relación con los salarios básicos resulta muy descompensada. "A pesar que es dos veces más alto que en Ecuador, para estar en Europa con el coste de vida que supone es muy bajo", añade. Al mismo tiempo, volviendo a su caso particular, si partimos de que el SMI ronda los 1.300 euros al mes, el gasto del alquiler supone casi un 70% de lo que se ingresa con el sueldo habitual.

La administración pública: otro dolor de cabeza

Todo el que lleve más de seis meses en España y haya requerido la ayuda de la administración pública para aclarar algo con Hacienda o derivados, se habrá topado con un sistema deficiente que complica todos los procedimientos. Este es el caso de Victoria, quien declara lo siguiente: "Hacer cualquier trámite se demora muchísimo. Yo estoy tramitando mi residencia y se puede demorar hasta un año", asegura. De esta manera, para los inmigrantes todavía resulta más complejo este proceso.