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«Un título debe tener la misma calidad en todas las universidades»

Cree que la futura reforma universitaria debe dar más flexibilidad a la universidad para gobernarse y contratar a profesores

Roberto Fernández, presidente de la CRUE / Cipriano Pastrano
Roberto Fernández, presidente de la CRUE / Cipriano Pastranolarazon

Cree que la futura reforma universitaria debe dar más flexibilidad a la universidad para gobernarse y contratar a profesores

El filósofo Emilio Lledó un día fue a casa de Roberto Fernández y durante la tertulia les dijo a los que estaban presentes: «Vamos a hacer un ejercicio antropológico: pensad la realidad lo más pesimista que podáis. Abrid los ojos. ¿Se ha arreglado? No, ¿verdad? Vamos a pensar ahora la realidad de una forma muy optimista. ¿Se ha arreglado? No, pero nos lo hemos pasado mejor...». El presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades (CRUE) recuerda ese momento para explicar por qué es de esos hombres que piensan en positivo de todos y de todo. Le gustan las «bromas con sustancia» y es de los que considera que la universidad está en su mejor momento.

–¿Qué le parece que Universidad se haya desgajado del Ministerio de Educación para integrarse en Ciencia?

–Los rectores/as hace mucho tiempo que pedíamos que hubiera un Ministerio de Universidades y Ciencia. La decisión nos parece muy buena noticia. Si me hubieran preguntado, personalmente hubiera guardado este orden en la forma de nombrarlo porque el 80% de la investigación se hace en las universidades.

–¿Qué impresión le ha causado el nuevo ministro?

Magnífica. Me parece receptivo e interesado por la universidad.

–En uno de sus primeros discursos públicos dijo que la universidad privada estaba por delante de la pública...

–A veces los servidores públicos no acertamos en nuestras declaraciones. No creo que el ministro esté en esa tesis. Obedeció a un momento de desinformación.

–¿Cree que el Gobierno hará las reformas que la Universidad exige?

–Veo a un ministro receptivo y veo predisposición en todos los grupos parlamentarios.

–¿Cuáles son los puntos claves de esa reforma?

–Hay una idea con consenso y es que la universidad tiene que tener más autorresponsabilidad sobre su propia trayectoria. Tenemos que tener unos marcos estatales por ley pero a la vez tenemos que tener mayor flexibilidad para gobernarnos y para llevar a cabo nuestra política de contratación de profesorado y en otras muchas cosas. Tenemos que asegurarnos de que la calidad de un título es igual en todas las universidades.

–¿Valdrían las recomendaciones para reformar la universidad que creó el comité de expertos de la etapa Wert?

–Todo sirve. No podemos desperdiciar ninguna aportación pero serán los parlamentarios los que decidirán qué es la universidad española. La universidad no es propiedad de los universitarios sino de todos los ciudadanos.

–Los presupuestos dan vía libre a las autonomías para que la matrícula en el primer curso de carrera pueda ser gratuita. ¿Esto es viable?

En la tensión que se crea entre la equidad (quien entra en el sistema) y la excelencia (que sea bueno lo que hacemos) podemos decir que tenemos un sistema universitario bastante equilibrado. Esta universidad que tenemos ahora, con todos sus defectos, es la mejor que hemos tenido nunca. La CRUE ve bien la bajada del precio de matrícula porque va a favor de la equidad pero también estamos muy sensibles a que también cuente en ello la renta familiar. Pero ojo, que no se rebaje el presupuesto que cada autonomía tiene para las universidades.

–Según un estudio reciente, uno de cada cuatro titulados de máster no sobrepasa los 1.000 euros mensuales, dos años después de terminar estos estudios de postgrado en la Universidad. ¿No le parece descorazonador?

No hagamos derrotismo. El 70% de los que hace un máster encuentra trabajo. Somos de los diez países del mundo que tiene más universidades entre las mil primeras de 26.000. Es un dato fantástico. Porque tú no puedes llevar a tu hijo a Harvard ni a Oxford pero en España si le puedes llevar a la que quieras. Nuestros hijos tienen más posibilidades que el hijo de una familia norteamericana de que vayan a una universidad entre las mil mejores del mundo.

–En España, ¿puede estudiar cualquiera?

–No lo diría con esa rotundidad pero en estos momentos debe ser muy pequeña la exclusión por motivos económicos.

–¿Qué le parece la financiación ligada a resultados, como proponen algunas leyes autonómicas de educación?

–Soy partidario de que cuanto menos intervenga el Gobierno, mejor. La universidades tienen que tener la seguridad de tener los recursos para su normal funcionamiento y saber con antelación de qué recursos pueden disponer. Después, no me parece un inconveniente que se tengan en cuenta los resultados pero para ello hay que tener en cuenta mucho el matiz, el comprender por qué una universidad llega o no al resultado. Es mejor colaborar que competir.

–¿El caso Cifuentes o el de la ministra Montón, ¿harán mella en la universidad?

–200.000 trabajadores, 8.400 grados y másteres, ningún rector procesado, ni gerente, ni vicerrector, ni decanos, ni vicedecanos procesados... ¡Sólo un caso o dos! ¿Crisis en la universidad española? De lo único que ha pecado el rector de la Rey Juan Carlos ha sido de exceso de confianza.

El personaje

Dicen de Roberto Fernández (Hospitalet, 1954) que es un «optimista antropológico» pero, por encima de todo, es un hombre que ha trabajado duro para llegar a ser catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Lérida, rector desde 2011 y presidente de los rectores (CRUE). Hijo de un planchista pintor, estudió a la par que trabajó. «Si no hubiera existido el Bachillerato nocturno ni Historia nocturna de 7 a 10 de la noche no hubiera llegado a lo que soy hoy».