Marca España

El 64,4% califica a España como país de constumbres

El 49,5 por ciento está convencido, no obstante, de que somos tolerantes y que respetamos las diferentes ideas de cada uno

El 64,4% cree que España es un país amante de las costumbres y más bien conservador
El 64,4% cree que España es un país amante de las costumbres y más bien conservadorlarazon

El 49,5 por ciento está convencido, no obstante, de que somos tolerantes y que respetamos las diferentes ideas de cada uno.

Acaba de cumplirse el segundo aniversario de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y, en este tiempo, el mundo ha sufrido una enorme transformación. Desde que el multimillonario republicano jurara su cargo, han sido varios los países que han votado en las urnas a favor de una deriva mucho más radical en el signo de sus gobernantes. Brasil, Italia, Polonia o Hungría son algunos de los protagonistas de esta tendencia populista de derechas, que aparece como una suerte de voto de protesta contra las consecuencias negativas de la globalización entre los ciudadanos más desfavorecidos. En todas estas opciones el denominador común es un nacionalismo exacerbado por defender los colores de la patria frente a un supuesto invasor extranjero, ya sea en forma de inmigrante ilegal o de tasas arancelarias a las exportaciones.

En este contexto descrito, la irrupción de la ultraderecha en el Parlamento andaluz tras las recientes elecciones nos hace plantearnos si esta tendencia internacional de la que nos creíamos vacunado se ha contagiado ya a nuestro país. Según el resultado de la encuesta de NC Report para LA RAZÓN, aunque el 64,4% cree que España es un país amante de las costumbres y más bien conservador, también lo es que casi la mitad de los sondeados, el 49,5% es de la opinión de que sabemos respetar la ideología de cada uno. No obstante, hasta un 47,7% considera que la llegada de Trump, Salvini o Bolsonaro al poder en sus respectivos países anticipa un giro que puede contagiarnos. Para el 58,2% el crecimiento de la radicalidad es una respuesta a las «modas culturales» más progresistas.