Papel
El 80% de las personas con tartamudez no encuentra trabajo
El miedo a ser juzgados es el peor enemigo de un colectivo discriminado
«Si seguimos resueltos y fieles a nuestra causa, nosotros venceremos». Con esta llamada a la perseverancia cerró Jorge VI el discurso con el que Reino Unido entró oficialmente en la Segunda Guerra Mundial, justo en el momento en que el monarca británico acababa de ganar una importante batalla. Una batalla fuera de las trincheras pero que también supuso una encomiable superación. El padre de la actual Reina de Inglaterra se resarció de su anterior discurso en público, el que realizó en el estadio de Wembley y que sacó a relucir su inevitable tartamudez ante la desigual paciencia de su pueblo. La labor del terapeuta Lionel Logue lo hizo posible, y la oscarizada película «El discurso del Rey» dio a conocer la historia al gran público. Pero Jorge VI no fue el único. Otros , tras sufrir por la tartamudez durante años, consiguieron tratarla hasta convertir la palabra en su herramienta más valiosa, como hicieran Marilyn Monroe o Scatman John. Ellos llegaron alto, pero muchos son los que consiguen aceptar la tartamudez en su día a día. «Hay que adaptarse a la tartamudez, porque es una característica que no se va a ir, pero no nos podemos hundir por ello», señala Helena Sáenz, una de los aproximadamente 800.000 españoles que padece algún tipo de tartamudez. Ella empezó a tartamudear a la par que aprendió a hablar, y con el tiempo fue aumentando su miedo a pronunciarse ante los demás. «Los profesores me ponían un cero por no responder, pero prefería ese cero a hablar en clase», reconoce. Su disfluencia le llevó a repetir varios cursos, hasta que decidió dejar de ver la tartamudez como un lastre: «Según vas creciendo, lo vas llevando como puedes. Hay una época en la que crees que la gente puede no darse cuenta si hablas poco y por monosílabos, pero no es así. Es como vivir en un armario de cristal. Gastas muchas energías en ocultarlo, pero todo el mundo lo ve. Hasta que un día te das cuenta de que tienes que aceptarlo como una parte más de ti porque no puedes dejar que el miedo te quite oportunidades». Y es que el principal problema de la tartamudez es el temor al juicio de los demás, un hecho que lleva a este colectivo a tener una tasa de paro del 80%, según afirman desde la Fundación Española de la Tartamudez. «Si hay una entrevista de trabajo, alguien que tartamudea directamente podría no ir. Puedes ir y tartamudear, pero el hecho de no haber ido te deja una sensación devastadora», señala Helena. Pero ella lo consiguió. Estudió Fisioterapia y ahora trabaja en una asociación de familiares de enfermos de alzhéimer.
Sin embargo, su cambio no llegó de la nada. En 2002 conoció la Fundación Española de la Tartamudez, y desde entonces es una persona nueva. «Estar en contacto con personas que tienen el mismo problema que tú es lo que más puede ayudarte», admite. Por ello, el XII Encuentro de la Tartamudez, que se celebrará este fin de semana en Alcalá de Henares, es una oportunidad para todos aquellos que no se han atrevido a asumir su trastorno. Y es que la sentencia de Jorge VI, de hace más de setenta años, quizá se lanzó como el lema que deberían adoptar los que, como él y como Helena, aceptaron su tartamudez.
El gran valor de sus palabras
Han sido muchos los personajes que han destacado por su talento o genialidad. Sin embargo, lo que no ha trascendido es que personajes como Darwin, Einstein o el jugador del Real Madrid James Rodríguez se han visto unidos a la tartamudez. Más conocido es el caso de Jorge VI debido al cine, pero el suyo no es el único, ya que el poder interpretativo de Anthony Hopkins o el del discurso de Gandhi jamás se vio nublado por padecer esta disfluencia.
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