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La utopía de emanciparse

Conflictos familiares y el deseo de contraer matrimonio llevan a menores de 16 y 17 años a pedir la independencia judicial. En el otro lado de la balanza están jóvenes de 30 años que, a pesar de querer irse de casa, no pueden hacerlo por su economía

El 80% de los jóvenes menores de 30 años aún vive con sus padres
El 80% de los jóvenes menores de 30 años aún vive con sus padreslarazon

Conflictos familiares y el deseo de contraer matrimonio llevan a menores de 16 y 17 años a pedir la independencia judicial. En el otro lado de la balanza están jóvenes de 30 años que, a pesar de querer irse de casa, no pueden hacerlo por su economía

Son pocos los jóvenes españoles de treinta años que pueden abandonar su casa. Es más, ocho de cada diez, de acuerdo con el último estudio del Observatorio de la emancipación, del Consejo de la Juventud de España, no pueden hacerlo. Sin embargo, aunque pocos lo sepan, existe un número de menores, de 16 y 17 años, que escogen esta opción, a pesar de las difíciles condiciones laborales. Eso sí, para obtener esta emancipación temprana deben contar con la aprobación judicial o con el consenso firmado ante notario de sus dos progenitores con el menor.

«Los casos que yo he llevado han surgido por iniciativa de los padres. Sin acuerdo no se obtiene la emancipación», explica Myriam Fernández Nevado, abogada experta en temas de familia y adolescencia. La letrada, desde 2006, ha tramitado entre 10 y 12 casos de menores de 16 y 17 años que querían independizarse, «pero sólo se llevaron a trámite ocho». Y es que aunque es una opción que contempla la legislación española, «las peticiones no llegan al 1 por ciento porque la mayoría de los jóvenes, cuando se dan cuenta de las responsabilidades que acarrea, prefieren rechazar esta posibilidad».

Existe una serie de condiciones que el menor debe cumplir para poder optar a esta forma de emancipación. La primera es haber cumplido los 16 años. Se otorga mediante Escritura Pública ante Notario y debe ser inscrita en el Registro Civil. «La mayor parte de los menores que deciden dar este paso es porque quieren casarse y sus padres no se lo permiten», explica María José Gil, del Consejo General del Notariado. Y es que, una vez concedida, la emancipación no puede ser revocada. La otra vía es la que explicaba la letrada: la concesión judicial, para la que debe mediar un juez y que se aprueba si los padres viven separados y eso crea una situación conflictiva para los menores. Otro motivo puede ser que el progenitor que ejerza la patria potestad se case de nuevo. Y, por último, pueden ser los padres los que pidan la emancipación de su hijo. «La mayoría de los casos que yo he llevado están relacionados con este motivo. Suelen interponer la solicitud los padres con hijos conflictivos para quitarse la responsabilidad civil que acarrea su custodia», explica Fernández Nevado. A pesar de que estos casos son relativamente anecdóticos, se siguen dando.

Gladys García, letrada experta en Derecho de Familia, tiene actualmente uno en los juzgados. «Es un joven de 17 años al que su padre no ha educado adecuadamente y que vive bajo la tutela de una profesora. Quiere seguir viviendo con ella y continuar con sus estudios, pero su madre le ha amenazado con que le obligará a trabajar con ella cuando cumpla 18. Por eso están adelantando su emancipación», explica la letrada. Ahora es el juez el que debe determinar si su emancipación es lo que más le conviene al joven o debe seguir bajo su tutela.

No obstante, existen algunas acciones que, a pesar de la emancipación, los menores no pueden acometer, como solicitar un préstamo, vender bienes inmuebles o disponer de bienes de extraordinario valor como pueden ser joyas. En el otro lado de la balanza se encuentran los jóvenes, mayores de edad, que a pesar de su interés por ser independientes no pueden hacerlo. «La emancipación de las personas jóvenes en nuestro país sigue siendo una utopía», afirman desde el Consejo de la Juventud. En el estudio que presentaron ayer, que analiza el primer semestre de 2015, llega a la conclusión de que España «no es país para jóvenes», y que éste es el colectivo «que más riesgo de pobreza y exclusión social tiene en la actualidad».

El informe revela que el 36,4 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 29 años se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, una tasa que alcanza a más de la mitad de quienes están en paro pero también al 25 por ciento de los que sí están trabajando. «Hay pobreza laboral. El trabajo ya no es una garantía de inclusión en la transición a la vida adulta», afirma el responsable del área socioeconómica del Consejo de la Juventud, Víctor Reloba. En las personas de entre 30 y 34 años de edad, la tasa de pobreza o exclusión social alcanza a uno de cada tres, pero supera el 60 por ciento entre quienes están en paro y el 27,7 por ciento de los que están ocupados. No en vano, seis de cada diez menores de 30 años no perciben ningún salario y en el 18 por ciento de los hogares en que viven no hay ninguna persona que esté ocupada.

El Observatorio también alerta de la temporalidad y la precariedad que padecen los jóvenes de menos de 30 años. Así, el 27,6 por ciento de los ocupados tienen jornadas inferiores a 35 horas semanales. Un tipo de trabajo que, como ocurre en otros tramos de edad, afecta más a las mujeres. En lo que se refiere a la firma de contratos, el 93,3 por ciento de los contratos que firmaron menores de 29 años en el primer semestre del año pasado eran temporales.

Reloba destacó que «detrás de estas cifras hay una realidad insostenible que pone a gran parte de la juventud en riesgo de pobreza» y, durante su intervención, reclamó a las fuerzas políticas que trabajen en una legislación laboral que garantice un empleo decente».

Atados a casa

Sólo el 10% podría comprar un piso

Las posibilidades que tienen los jóvenes de plantearse comprar una vivienda son muy limitadas por su precaria capacidad adquisitiva. No sólo tienen dificultades para demostrar ante una entidad bancaria que tienen unos ingresos regulares para que les concedan una hipoteca, sino que también el 60 por ciento de los jóvenes percibe menos de mil euros netos al mes. Sólo un 10% de la población joven que tiene un empleo ingresa más de 1.840 euros mensuales y podría plantearse comprarse una casa. Así, el alquiler se está erigiendo como una fórmula cada vez más común.

En Cataluña se van antes

Baleares, Cataluña y Navarra son las comunidades autónomas con una tasa de emancipación de jóvenes más elevada, según el último informe del Consejo de la Juventud de España. En concreto, Baleares presenta la tasa de actividad y empleo más alta de España entre los jóvenes por la permeabilidad de su mercado laboral. En Cataluña, el 23,9 por ciento de los jóvenes entre 16 y 29 años reside en una vivienda independiente, mientras que en Navarra, este porcentaje es similar, del 23,3 por ciento. De hecho, Navarra recoge la tasa de empleo más elevada de España.

Más chicas que chicos independizados

Las diferencias son más evidentes por sexos. Así, hay más mujeres emancipadas que hombres: el 25,2%, frente al 16,4%. El Consejo de la Juventud reclamó ayer empleo digno para los jóvenes teniendo en cuenta que en España se destina «35 veces más presupuesto a la tercera edad que a infancia, educación y juventud juntas», una «anomalía a nivel mundial» porque, según el responsable del área socioeconómica del organismo, Víctor Reloba, «no hay ningún país de la OCDE donde la diferencia sea superior a diez veces».