Crimen de Asunta

El abogado de Rosario Porto al juez: «Basta ya de amenazas»

Gutiérez Aranguren
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El ambiente se ha vuelto denso y el aire irrespirable en el Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago de Compostela. Su todavía titular, el popular magistrado y escritor Vázquez Taín, se ha dejado llevar por la pasión y, como si de Zeus se tratara, ha arrojado rayos de ira en forma de frases con negativas cargas de profundidad contra José Luis Gutiérrez Aranguren, el abogado de Rosario Porto. Y éste se ha revuelto. El origen de su actual desencuentro se ha forjado con la pluma, como si de un hierro candente se tratase, en los escritos a fuego que ambos se han cruzado en la instrucción del «caso Asunta». La paciencia del letrado se ha desbordado estos días no tanto por la decisión de Taín de retirar la imputación a Ramiro Cerón, el hombre cuyo semen se encontró en la camiseta de Asunta, sino por las «calumnias» e «infundios» vertidos en el auto que saca del proceso a Ramiro.

De hecho, en un escrito de queja ante la Audiencia Provincial de La Coruña, el representante legal de la madre de Asunta llega a escribir estas líneas en negrita, subrayado y letras mayúsculas: «¿En dónde estamos? ¡¡Basta ya!! ¡¡Póngase de una vez por todas fin a este dislate y déjesenos trabajar sin presiones ni amenazas!!». Se queja Aranguren de que el popular Taín, en vez de ceñirse a los hechos, desliza en sus escritos frases que entran en el terreno personal y que califica de «inadmisibles». Dice el letrado: «Lejos de hacer valoraciones sobre las diligencias practicadas insiste una y otra vez en descalificar a quien suscribe e introduce en el debate temas ajenos al mismo. Y ya está bien». De hecho, según Aranguren, el juez llega a comparar la actitud del abogado de Porto con el protagonista del cuento «Pedro y el lobo»: anuncia en los medios de comunicación que va a poner una querella por prevaricación (dictar resoluciones injustas a sabiendas de su injusticia) contra el magistrado, pero, según este, «el hecho de limitarse a afirmarlo sin formalizarlo se califica por sí mismo».

Juez y abogado deberán resolver sus cuitas lejos del «caso Asunta» ya que Vázquez Taín antes de los próximos veinte días abandonará su despecho y se trasladará a los juzgados de La Coruña. Pretende el magistrado antes de irse cerrar la Instrucción en la que mantiene imputados a Rosario Porto y Alfonso Basterra. Difícil labor porque le quedan escritos por resolver en los que se solicitan diligencias de investigación y debe tomar declaración a un camarero de un bar de Madrid (el 8 de mayo), pero todavía no hay fecha para la declaración de la testigo que vio al padre de Asunta deshaciéndose de «cosas» al día siguiente de la muerte de la menor en un contenedor cercano a la finca de Teo. Es muy probable que abandone el «caso Asunta» algo empantanado, pero lo más preocupante es el ambiente enrarecido y viscoso que deja a su sucesor. Hasta en los pasillos de la propia Audiencia Provincial de La Coruña, que ha respaldado todas sus decisiones, se han oído quejas por su peculiar forma de instruir y su aparente búsqueda de notoriedad. De hecho, produjo enorme irritación que concediera una entrevista a un medio de comunicación cuando todavía estaba vigente el secreto de sumario.

Sí ha llegado al juzgado una extraña diligencia que había solicitado el propio magistrado y que no aclara nada: pedía la opinión al servicio médico forense sobre si Rosario Porto tiene la fuerza suficiente para trasladar ella sola en brazos el cuerpo sin vida de su propia hija. «La fuerza de una persona depende normalmente de su condición física, pero también es posible toparse con gente menuda con una fuerza sorprendente y, por el contrario, gente corpulenta con bastante poca fuerza», apunta el médico forense del juzgado, que acaba concluyendo: «Carecemos de los conocimientos adecuados para poder contestar a la pregunta hecha por el juzgado de forma científica y objetiva».

La madre de asunta, preocupada por su declaración de la renta

La gravedad del delito y el riesgo de fuga mantienen a Rosario Porto en prisión desde hace siete meses. En este tiempo se ha adaptado a la vida entre rejas. Entre otras cosas, ayuda a otras presas con escritos, aprovechando su condición de abogada, pero la madre de Asunta no descuida sus propios asuntos. En los próximos meses se enfrentará a un largo y duro juicio. Se sentará en el banquillo acusada del asesinato de su hija. Todo apunta a que el jurado popular la condenará sin vacilar, pero aun así ella mantiene la esperanza de recibir un veredicto absolutorio. Y en el más que hipotético caso de que así se produjese, no quiere tener problemas con Hacienda. Así que ha escrito una carta pidiendo autorización para ir a su casa a recoger papeles que le son necesarios para hacer la renta: «Solicito permiso a la cárcel para que la Guardia Civil pueda trasladarme a mi domicilio a fin de recabar de mi archivo personal toda la información relativa a la declaración de la renta, cuyo plazo ya ha sido abierto. Con el objeto de ocasionar el menor número posible de gastos al Estado español, quizá se podría hacer coincidir esta visita con alguna de sus futuras citas médicas».