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El asesino de los ancianos de Olot: «No me sentía culpable»
Suministró dosis excesivas de insulina o psicofármacos a ocho de los ancianos que cuidada. Otros tres corrieron peor suerte: fueron obligados a ingerir productos cáusticos que también acabaron con sus vidas. El celador acusado del asesinato de once ancianos en la residencia La Caritat de Olot (Gerona), Joan Vila, se sentó ayer por primera vez ante el tribunal popular, formado por cinco hombres, cuatro mujeres y dos suplentes, que le juzgará.
Vila, acusado de asesinato con alevosía por la muerte de ocho ancianos entre agosto de 2009 y septiembre de 2010, y de asesinato con ensañamiento por las últimas tres muertes provocadas tras la ingestión de lejía y otras substancias cáusticas en octubre de 2010, se enfrenta a una pena de cárcel de 194 años que solicita el fiscal. Por su parte, las dos acusaciones particulares reclaman que la condena se amplíe a los 220 años y seis meses.
El asesino confeso aseguró que su intención era «aliviarles –a los ancianos– el sufrimiento, no planifiqué nada. Yo les ayudaba a morir, me ha costado entender que cometía un asesinato». Y, añadió, «nunca pensé que era yo la persona que las mataba, no tenía esta percepción. No me sentía culpable. A las que les di productos cáusticos lo hice para aliviarlas, pero cuando veía que sufrían era como si yo no fuera el responsable de ese dolor. Si hubiera sido consciente hubiera parado».
Por su parte, el abogado del celador, Carles Monguilod, aseguró que su cliente «se arrepiente y quería a los ancianos». Según el letrado, Vila no era consciente de los actos que cometía ya que en el momento de los crímenes el celador padecía una alteración psíquica que le hacía atribuir sus actos a «una conducta moralmente buena». «Tenemos muchas armas jurídicas en el Código Penal para poder dar tratamiento a una persona que, a pesar de haber cometido asesinatos quizás no merece pena de cárcel», argumentó Monguilod.
Uno de los dos letrados que representa a las familias de las víctimas apostilló que «por bondad no se deja morir a nadie durante horas con líquidos corrosivos y mucho sufrimiento» y lanzó una pregunta al jurado: «¿Por qué se escondía si pensaba que no hacía nada malo a los ancianos?»
Pese a aceptar la confesión voluntaria que el acusado realizó el 31 de noviembre, el fiscal sólo la tendrá en cuenta en dos casos porque según las acusaciones particulares intentó buscar coartadas cuando ya sabía que le estaban investigando y los cuerpos habían sido exhumados. Sin embargo, rechazará la alteración psíquica del celador ya que «adoptaba todas las cautelas para no ser descubierto». El juicio se alargará hasta el 7 de junio.
Las familias, críticas con el geriátrico
Uno de los abogados de las familias, Jordi Coma, criticó al geriátrico por no investigar tras comprobar que de los últimas 59 muertes, 27 se produjeron durante el turno de Joan Vila. Y pidió al jurado que «se ponga en el lugar de las familias que dejaron a cargo del centro a sus allegados».
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