Sucesos

El aterrador momento en que un tiburón hunde sus afilados dientes en la pierna de un submarinista

Alexander Kraenk había estado buceando en el Mar Rojo durante 50 minutos antes de encontrarse con uno de estos mortales depredadores

Los tiburones blancos oceánicos son famosos por su agresividad. Captura del vídeo
Los tiburones blancos oceánicos son famosos por su agresividad. Captura del vídeolarazon

Alexander Kraenk había estado buceando en el Mar Rojo durante 50 minutos antes de encontrarse con uno de estos mortales depredadores

Alexander Kraenk, un submarinista de 51 años, vio a un tiburón blanco oceánico que se movía hacia él y trató de agarrar la cuerda del ancla para levantarse y ponerse a salvo, pero ya era demasiado tarde. Los tiburones blancos oceánicos son famosos por su agresividad y el vídeo grabado por el cuñado de Alexander muestra al tiburón clavando sus afilados y aserrados dientes en el muslo derecho de Alexander.

"En ese momento, cuando intenté agarrarme a la cuerda, sentí un golpe muy fuerte en el lado derecho de mi pierna", dijo Alexander, quien vive en Austria. "No sabía lo que estaba pasando. Miré hacia abajo y en ese momento vi al tiburón nadando lejos de mí y enseguida supe lo que había sucedido", informa Exclusivadigital.com.

"Me estaba sintiendo muy angustiado. Siempre le dije a mi esposa que no había peligro cuando nadaba con tiburones porque ella siempre tenía miedo por lo que estaba haciendo.", relata el submarinista. "He realizado más de 150 inmersiones en mi vida y he visto muchos tiburones y nunca he presenciado esto. Fue la cosa más loca que me había pasado. Había tanta sangre".

Alexander necesitaba atención urgente con su pierna sangrante y pudo ponerse rápidamente a salvo a bordo del barco. Afortunadamente, el guía de la inmersión pudo pedir ayuda y un médico, que por casualidad estaba en otro barco cercano, lo atendió. "Me dieron entre 40 y 50 puntos de sutura en mi pierna. Tomé un sorbo de vodka cada vez que cosían".

Recordando las imágenes, Alexander está agradecido de estar todavía aquí para contar su historia, pero no fue suficiente para que deje de zambullirse de nuevo en el mar.