Cambios climáticos

El eterno «verano» mundial

Naciones Unidas constata que la temperatura de los últimos cinco años es la más cálida jamás registrada, y denuncia «la creciente brecha entre la realidad y los objetivos aprobados en la lucha contra el cambio climático».

La temperatura media mundial ha aumentado en 1,1o desde la era preindustrial y en 0,2 respecto al período comprendido entre 2011 y 2015 / Ap
La temperatura media mundial ha aumentado en 1,1o desde la era preindustrial y en 0,2 respecto al período comprendido entre 2011 y 2015 / Aplarazon

Naciones Unidas constata que la temperatura de los últimos cinco años es la más cálida jamás registrada, y denuncia «la creciente brecha entre la realidad y los objetivos aprobados en la lucha contra el cambio climático».

Las organizaciones líderes en ciencia climática publicaron ayer un informe, «Unidos en la Ciencia», en el que se hace hincapié «en la evidente y creciente brecha entre los objetivos aprobados para la lucha contra el calentamiento global y la realidad actual». El texto, presentado por Naciones Unidas y coordinado por la Organización Meteorológica Mundial, producido para la Cumbre de Acción Climática que arranca hoy en Nueva York, incluye los datos y tendencias de concentración de los principales gases de efecto invernadero, que «denotan la urgente necesidad de desarrollar acciones concretas que permitan detener el calentamiento global y los peores efectos del cambio climático».

Los datos científicos hablan por sí solos: La temperatura global promedio entre los años 2015 y 2019 va camino de ser la más cálida de cualquier período registrado. Hoy, estamos en 1,1 grados por encima de los tiempos preindustriales. De ahí que cada vez sean más frecuentes y desastrosas las olas de calor, los incendios, las inundaciones, las sequías, etcétera. Y también aumenten las víctimas: 125 millones de personas estuvieron expuestas a olas de calor entre los años 2000 y 2016. Los eventos fueron cada vez más largos, contribuyendo a un mayor riesgo de enfermedad o muerte relacionada con el calor.

Entre las consecuencias de ese aumento de temperatura está la disminución de hielo marino. Así, el informe recuerda que la extensión de hielo marino del verano ártico ha disminuido un 12% por década entre 1979 y 2018. De hecho, los cuatro valores más bajos de extensión de hielo marino en invierno sucedieron entre 2015 y 2019. En cuanto a la Antártida, la pérdida anual de hielo aumentó al menos seis veces entre 1979 y 2017. Y la pérdida de masa de hielo de glaciares para 2015-2019 es la más alta en cualquier período de cinco años registrado.

Esto explica que la subida del nivel del mar se esté acelerando. En concreto, la tasa de aumento medio del nivel del mar pasó de 3,04 mm al año entre 1997 y 2006 a 4 mm al año entre 2007 y 2016. Esto se debe a la mayor tasa de calentamiento y derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental. Además, la acidez del agua del mar ha aumentado un 26% desde la era industrial.

Y todo ello porque las emisiones no cesan de aumentar. En 2018, la concentración de CO2 fue de 407,8 partes por millón, 2,2 ppm más que en 2017. Los datos preliminares indican que se podrían alcanzar o superar las 410 ppm a finales de 2019. Desde 1985, la tasa de crecimiento de CO2 se ha disparado en las tres últimas décadas: 1,42 ppm por año entre 1985 y 1995, 1,86 entre 1995 y 2005 y 2,06 ppm por año entre 2005 y 2015. También aumenta la presencia de otros gases de efecto invernadero de larga duración: metano y óxido nitroso.

En total, las emisiones de CO2 han crecido un 2% y alcanzaron un récord de 37.000 millones de toneladas en 2018. Eso sí, crecen más lentamente que la economía mundial. Pero las tendencias ecológicas y energéticas actuales sugieren que las emisiones serán al menos tan altas en 2019 como el año pasado. Además, se espera que el PIB mundial crezca un 3,2% en 2019 y si la economía global se descarboniza al mismo ritmo que en los últimos 10 años, eso conduciría a un más que peligroso incremento de emisiones globales debido a nuestro actual modelo energético. El uso de energía global crece más rápido que las renovables; es decir, el uso de combustibles fósiles sigue aumentando pese a las múltiples cumbres del clima y los mensajes de advertencia de científicos. «Este crecimiento necesita detenerse de inmediato», afirman los científicos. ¿Cómo? Cambiando ya de modelo energético, primando el ahorro y la eficiencia energética, diciendo adiós a los combustibles fósiles... así como reduciendo la deforestación.De lo contrario, de no llevar a cabo cambios drásticos estaremos muy lejos de dónde debemos estar si se quiere frenar el cambio climático y sus consecuencias devastadoras. Así, los expertos explican en el estudio que «no se estima que las emisiones globales alcancen su punto máximo en 2030 ni mucho menos en 2020 si se mantienen las políticas climáticas actuales». Eso se debe a que los actuales planes nacionales para reducir las emisiones globales no son suficiente. «Este nivel de ambición debe triplicarse para alinearse con el límite de –una subida de temperatura de– 2ºC respecto a los niveles preindustriales y debe aumentarse alrededor de cinco veces para alinearse con el límite de 1,5. Si no se hace este esfuerzo sin precedentes, «con los planes nacionales actuales, la temperatura media global aumentará entre 2,9 y 3,4 para 2100 respecto a los niveles preindustriales».

No es imposible

Dicho de otro modo, si no se hacen planes más exigentes no se puede evitar subir la temperatura 1,5ºC. Y es muy posible que para 2030 el aumento de temperatura muy inferior a 2º esté fuera del alcance. En este sentido, como ya alertó el Panel de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), «limitar el calentamiento a 1,5º no es físicamente imposible, pero exige acciones sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad. Hay claros beneficios de mantener el calentamiento a 1,5 en vez de 2 o más grados». Aunque para ello se requiere que todos los sectores reduzcan emisiones, incluida la agricultura, la ganadería y la alimentación. No hay que olvidar que los impactos climáticos están golpeando más fuerte y antes de lo que las evaluaciones climáticas indicaron hace una década. A medida que aumente la temperatura, los daños serán devastadores. Y el futuro no nos permite ser optimistas: el pasado martes un centenar de colaboradores del Centro francés de Investigación Científica (CNRS), alertó de que el calentamiento global en 2100 será peor de lo que se esperaba, con un aumento de la temperatura global de 6,5 a 7 grados para ese año.