Videos

El fabricante del Bio-Bac insiste en que no daña la salud

Rafael Chacón (de espaldas-i), fabricante del bio-bac, un medicamento que se vendió sin autorización administrativa a pacientes de cáncer y sida.
Rafael Chacón (de espaldas-i), fabricante del bio-bac, un medicamento que se vendió sin autorización administrativa a pacientes de cáncer y sida.larazon

El fabricante del Bio-Bac, acusado de delitos contra la salud pública y los consumidores, ha reconocido hoy que comercializó el producto, que "no tiene ningún elemento que pueda dañar la salud", como "complemento alimenticio"y no como medicamento.

El fabricante del Bio-Bac Antonio Rafael Chacón, acusado de delitos contra la salud pública y los consumidores, ha reconocido hoy en un Juzgado de Madrid que comercializó este producto, que "no tiene ningún elemento que pueda dañar la salud", como "complemento alimenticio"y no como medicamento.

El fiscal pide cinco años y seis meses de prisión y una multa de 40.500 euros para Antonio Rafael Chacón por elaborar y vender al público el Bio-Bac como un medicamento, sin autorización administrativa, lo que causó "un evidente peligro"a las 2.030 personas que lo consumieron.

Junto a Chacón, en el banquillo de los acusados, se sientan otras tres personas, el farmacéutico Miguel Echenique, el biólogo Enrique Martínez y la secretaria Consuelo Serdio, que se enfrentan a penas que oscilan entre los tres años y los dos años y medio de cárcel.

Durante su declaración en el Juzgado de lo Penal número 18 de Madrid, Chacón ha explicado que comercializó el Bio-Bac como un "complemento alimenticio"o "suplemento dietético", destinado a la prevención y el tratamiento de cáncer, sida, hepatitis y enfermedades degenerativas.

El procesado ha asegurado que no comercializó el Bio-Bac como un medicamento, que en la composición del producto se indicaba "claramente"que eran proteínas y que el único formato que se distribuyó fue como solución oral y no como inyectable.

"Nunca, por mi ética y por mi forma de ser, hubiera engañado a nadie"diciendo que el Bio-Bac era un medicamento, ha afirmado Chacón, quien ha precisado que, en ningún caso, se recomendaba el abandono del tratamiento convencional.

Los consumidores del producto notaban un aumento de las defensas y una mejoría del ánimo para sobrellevar el tratamiento, ha apuntado el acusado antes de indicar que tiene tal confianza en la seguridad y la eficacia del producto que él mismo toma Bio-Bac, al igual que su madre y su sobrina.

Chacón ha señalado que unas 10.000 personas han consumido el producto, pero ninguna de ellas ha demandado o presentado una reclamación contra la empresa distribuidora, Farmacéutica Chacón S.A. o el padre del acusado, Fernando Chacón, que creó la "autovacuna"que estaba en el origen del producto.

Ha detallado que no recordaba una comunicación del año 2000 del Colegio de Médicos de Córdoba que prohibía la venta del producto y tampoco un requerimiento de la Comunidad de Madrid del mismo año que reclamaba el cese de la comercialización del Bio-Bac.

La defensa de Antonio Rafael Chacón solicita la libre absolución de su cliente por considerar que no ha incurrido en una infracción penal al elaborar y vender el producto denominado Bio-Bac, que, a su entender, es "inocuo"y "beneficioso"para la salud.

Según el escrito de acusación del ministerio fiscal, la distribución y venta del producto se realizaba a través de una página web (www.Bio-Bac.com).

En este sitio web se ofrecía como si fuera un medicamento para el tratamiento de enfermedades del sistema inmunológico (sida, hepatitis y enfermedades virales), para el cáncer y afecciones degenerativas (artrosis, artritis y esclerosis), indicando que no era tóxico, que era natural, sin efectos secundarios y seguro, "al no contener ningún elemento que pueda dañar la salud".

Para la Fiscalía, el producto era un compuesto de proteínas y aminoácidos, que incumplía gran parte de las normas de producción, control y caracterización de un medicamento.

El acusado trabajó en la elaboración del producto desde 1994 y lo vendió al público como medicamento desde 1997, eludiendo los controles sanitarios, y generando, según el ministerio público, un evidente peligro para las 2.030 personas que lo consumieron en toda España, aquejadas de graves enfermedades como cáncer, sida, hepatitis y enfermedades degenerativas.