Abusos a menores

El Gobierno regulará las relaciones sexuales entre adolescentes

La Razón
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Hace sólo unos días, la ministra de Sanidad, Ana Mato, anunció en la Comisión de Igualdad del Congreso su intención de elevar la edad de consentimiento sexual de 13 a 16 años. Pero la intención de su Ministerio no es sólo proteger a los menores de los abusos sexuales que puedan sufrir por parte de los adultos. Como ha podido saber LA RAZÓN, también se quieren tomar medidas para regular las relaciones entre los adolescentes. «No se busca criminalizarlos, pero sí hay que tener en cuenta la diferencia de edad que existe entre ellos», aseguran fuentes cercanas a la propuesta. Su regulación no vendría impuesta directamente por el Ejecutivo, sino que en la misma Comisión de Igualdad «ya hay material para plantear una proposición que se eleve al Pleno del Congreso». Si la iniciativa sigue adelante, sería una de las propuestas más consensuadas de esta legislatura, ya que en esta Comisión están representados todos los grupos políticos.

Aunque no se saben las medidas concretas que se van a proponer, la idea es que «se recojan dentro del Código Civil y del nuevo Código Penal». Plantear una serie de limitaciones a las relaciones entre adolescentes no es una idea que surja del ministerio que dirige Mato, aunque los menores son uno de los puntales de sus acciones, en 2009, dentro de la misma Comisión ya comenzó a barajarse esta propuesta.

Los expertos consideran razonable que, independientemente de que se aumente la edad mínima para mantener relaciones consentidas con adultos, no deben olvidarse tampoco las diferencias que puede haber entre los propios menores. «Aunque en ambos casos se trate de menores, habría que tenerlo en cuenta», afirma Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y Pedagogía. Y es que «puede haber cambios significativos en función de la edad. No es lo mismo un preadolescente de 12 años que un joven de 17. En estos casos existen claras diferencias tanto físicas como psicológicas». Por ello, en estas circunstancias, «la ley tiene que ser sensible». De hecho, no sería descartable que en estas relaciones entre menores cuente igualmente la opinión de los padres. «Por su condición de menores se hallan en una inmadurez psicobiológica, aunque físicamente acrediten un desarrollo. Así, sería deseable que fueran orientados por sus progenitores», asegura.

Los padres, sin embargo, no ven con tan buenos que la Administración regule «todos los aspectos de la vida de sus hijos», sostiene Francisco Cárdenas, presidente de la Asociación para la Defensa del Menor (Aprodeme). «El Estado cada vez se mete más en la vida de las familias y consideramos que no es la vía correcta», añade. Desde esta organización aseguran que la mejor forma para evitar que se produzcan situaciones de riesgo entre los niños que no alcanzan los 18 «es la educación. Necesitamos ayudas para que nuestros hijos tengan mejor formación y nosotros contemos con los recursos para mejorar su educación».

Abordar la sexualidad es una de las mayores barreras con la que cuentan los padres a la hora de relacionarse con sus hijos. Así lo comprueban desde Anar, una fundación que cada día recibe decenas de llamadas de jóvenes que buscan respuesta a las dudas que les van surgiendo. «Este tipo de consultas son el tercer motivo por el que el menor nos llama. Nuestros psicólogos, además de responderles, intentan que confíen en una persona cercana con la que puedan hablar de estos temas», explica Luis Estebaranz, director de la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (Anar). Su institución, junto a otras asociaciones, lleva años reclamando que se eleva la edad de consentimiento sexual. Por ello aplaude la determinación de Mato. Reconoce que son muchas las llamadas que reciben de menores que mantienen relaciones con adultos, «niñas de 14, 15 o 16 años con hombres de 30 y que no suelen contar con el consentimiento de los padres». Es más, «en ocasiones son los adultos los que cogen el teléfono para preguntarnos cuándo se pueden tener relaciones con menores». En lo que se refiere a parejas adolescentes, «hay que tener cuidado con considerar ilegal la paridad de edad. Por eso, es importante que se realice una valoración previa de la madurez del menor y de su grado de conciencia. Legislar esto es muy complicado», sostiene Estebaranz. «Un menor está más expuesto a relaciones de riesgo, ya sean embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual. Y a medida que va madurando, posee mayores recursos defensivos, más información y sabe más lo que realmente quiere», afirma Martínez-Otero.

¿Cómo educar sexualmente en la familia?

-Crear un clima de comunicación, sin imposiciones y con confianza. Los adolescentes deben percibir que es interesante lo que cuentan y que no se los juzga.-

-Compartir dudas sin prejuicios. Hacer ver a los menores que a veces es necesario buscar apoyos para resolver los problemas.

-Según avanzan en edad, los jóvenes van a tener diferentes dudas relacionadas con el sexo. Todas son importantes.

-No se debe hablar de estos temas despectivamente, ni con juicios de valor ni impositivamente. Siempre con respeto y claridad.

-Los mayores también pueden buscar información en profesionales para mejorar su educación sexual y para poder hablar de temas que a ellos no les son fáciless.

-Ser coherente con los valores que tiene la familia en educación sexual.