Sucesos

El macabro crimen de Carlos antes del divorcio

Carlos Alberto S. G. posa con la que, hasta ahora, era su mujer en una foto de Facebook
Carlos Alberto S. G. posa con la que, hasta ahora, era su mujer en una foto de Facebooklarazon

El hombre que presuntamente mató a su madre y a sus hijos en Villajoyosa tenía cita esa tarde con el abogado para firmar el divorcio.

La Guardia Civil continuaba ayer investigando el brutal crimen ocurrido el pasado martes en una casa rural de Villajoyosa, en Alicante, donde los agentes encontraron cuatro cuerpos sin vida tras un explosión. Los agentes van despejando nuevas incógnitas del suceso, que a priori se pensó que había sido sólo un incendio. Según pudo saber ayer LA RAZÓN, Carlos Alberto Soler García es el hombre de 38 años que fallecía tras presuntamente haber apuñalado y golpeado a su madre, y herido con una navaja a su hijo de siete años y a su hijastra de 14 años.

Qué le llevó realmente a cometer supuestamente los terribles crímenes aún se desconoce, pero hay varios detalles que denotan que podríamos estar ante un crimen tan macabro como el de Bretón. Y es que «el mismo día de la tragedia, el hombre tenía cita por la tarde con el abogado para firmar las condiciones de divorcio con su mujer Antonia», según explicaron a este periódico fuentes próximas a la investigación.

Carlos Alberto no estaría logrando aceptar que su matrimonio se había roto por completo. Ya no había vuelta atrás. «Estaba en tratamiento psiquiátrico desde que se intentó suicidar y tomaba antidepresivos», añadieron las mismas fuentes. La idea de la separación le reconcomía por dentro. Por muy bien que le pudieran haber ido las cosas en un futuro a medio o largo plazo, no conseguía superar la ruptura. Sabía que no iba a estar con Toñi, y que no iba poder estar con los menores el mismo tiempo que antes. Eso quizá fue lo que presuntamente podría haber desencadenado el crimen.

A la espera de que se esclarezcan más detalles, hay varios datos por los que la Guardia Civil baraja como principal hipótesis que este hombre sea el presunto autor de las tres muertes. La puerta de la casa rural de Villajoyosa, que era propiedad de su madre, también fallecida, tenía la puerta cerrada por dentro en el momento que sucedieron los hechos. Esto descarta prácticamente por completo que otra persona pudiera entrar. Además, todas las ventanas de la vivienda tenían rejas, añadieron. De modo que no sólo nadie podría haber entrado, sino que el presunto autor de los hechos tampoco quería que nadie pudiera salir de la casa, una vivienda situada próxima a la autopista AP-7.

Faltan por atar varios cabos sueltos. Uno de ellos es si Carlos Alberto presuntamente tenía o no todo preparado o fue en el último momento, al saber que ese mismo día por la tarde su pesadilla –las condiciones del divorcio– se iban a materializar delante de un abogado. Pero sea de un modo u otro, lo cierto es que Carlos Alberto Soler García tuvo tiempo más que suficiente para planificar supuestamente el macabro plan. Porque el pasado 28 de marzo, el hombre, que trabajó como vigilante de seguridad, se mudó a la casa de su madre en Villajoyosa, al pueblo donde estudió, según puso el sujeto en su cuenta personal de Facebook. Una red social en la que Carlos afirmaba frases como «cómo cambia la vida cuando menos lo esperas» u «hoy empieza mi nueva vida».

Otras incógnitas que los agentes tendrán que resolver es si los fallecidos murieron antes o después de las llamas tras las cuchilladas y golpes. También el origen de la explosión, que fue precedida por un incendio. Y es que los agentes continuaban ayer analizando si el sujeto presuntamente provocó el incendio con las garrafas de gasolina que los agentes encontraron en la casa rural, tal y como avanzó LA RAZÓN, o fue al estallar la bombona de butano como los bomberos pensaron a priori. También queda por esclarecer si el sujeto utilizó o no el hacha localizada en el interior de la vivienda para herir a los fallecidos o para evitar un «motín» en la casa, ya que ésta está siendo analizada. Lo que va quedando más claro cada hora que transcurre es que Carlos Alberto fue presuntamente el autor de la tragedia, y eso a pesar de que el sujeto se autolesionó haciéndose cortes en el cuello, cortes superficiales en los antebrazos y varias heridas más. Fuentes próximas a la investigación explicaron el día de los hechos a este periódico que las heridas que presentaba su cadáver eran autolesivas.

No obstante, a tenor de las heridas de los menores y, sobre todo de la madre de Carlos Alberto, que presentaba varios golpes fuertes en el cráneo y un corte profundo en el abdomen, pudiera ser que alguna fuera fruto del forcejeo con su progenitora, la abuela, al intentar ésta evitar lo que su propio hijo iba a hacer a los pequeños. Unos niños a los que esta mujer de 66 años quería como si fueran los dos sus nietos. Y es que el presunto autor y su madre nacieron en la Comunidad Valenciana, pero cuando Carlos Alberto conoció a su mujer debió mudarse a la tierra natal de Antonia, porque los pequeños nacieron en la Región de Murcia, donde vive ella, Toñi, que es la progenitora de los dos menores fallecidos. De hecho, aunque la adolescente de 14 años, no es hija biológica de Carlos Alberto, lo cierto es que él la llevaba cuidando como si fuera su padre desde los cuatro años. Pero eso no le impidió supuestamente asestarles diversas heridas con navaja.

Y no contento con lo que pudo haber cometido, el supuesto asesino podría haber decidido tratar de borrar todas sus huellas gracias al fuego. Unas llamas que provocaron la deflagración por la que se derrumbó parte del interior de la vivienda, de una sola planta, a pesar de que su estructura permanece en pie, con las paredes esteriores bien teñidas de negro por el humo causado por el incendio.

Fue la columna de humo lo que alertó a las 10:30 de la mañana a los conductores que iban circulando por la AP-7. Todo apuntaba a que había sido un incendio, una tragedia natural, no un macabro crimen del que quedan todavía numerosas incógnitas que los agentes de la Guardia Civil irán resolviendo. Las investigaciones avanzan a pasos de gigante en un caso que se va pareciendo cada día más al de José Bretón y al de otros progenitores que desde el caso de Córdoba han optado por acabar con la vida de sus hijos. Aunque con la diferencia de que Carlos Alberto, el presunto autor del crimen, también falleció. Y con otra diferencia respecto a otros casos de niños muertos a manos de sus progenitores: que en el suceso de Villajoyosa a los agentes «no les consta que hubiera denuncia previa por violencia de género», según explicaron a este periódico fuentes próximas a la investigación.