Reforma de la Ley del Aborto
El PP supera la votación secreta y cierra filas con la reforma del aborto
Pues no. El PP ni se quebró ni se rompió como buscó el PSOE al forzar una votación secreta en urna sobre la reforma de la ley del aborto. Hasta Celia Villalobos parece que cumplió a rajatabla con la disciplina de partido.
Pues no. El PP ni se quebró ni se rompió como buscó el PSOE al forzar una votación secreta en urna sobre la reforma de la ley del aborto. Hasta Celia Villalobos parece que cumplió a rajatabla con la disciplina de partido. Y eso que en otras ocasiones votó contra lo ordenado por la dirección al esgrimir motivos de conciencia. Esta vez entendió que tras las apelaciones del PSOE a las mujeres del PP no había más que una petición de «traición» y que las populares querían «dar la cara». Ahora bien, imposible saber si hubo alguna fuga que se refugiara en la abstención porque el partido del Gobierno superó la votación secreta pero sus votos no alcanzan los diputados del Grupo Popular presentes en el hemiciclo, lo que podría dar a entender que ha sufrido alguna abstención. Al final, 183 diputados han votado contra la petición del PSOE de retirar la reforma, más seis abstenciones. De antemano se sabía que el diputado de Foro Asturias se iba a abstener, mientras que desde Unió sostienen que sus seis diputados habrían votado en contra, al igual que el representante de UPN, lo que colocaría los votos del PP en 176 o 177, cuando en el hemiciclo tenía 179 diputados, incluyendo los ministros presentes.
Pese a todo, la jornada acabó como en las dos ocasiones anteriores que en democracia ha habido votaciones secretas en el Parlamento: sin convulsiones internas y con la cohesión de partido por delante de la conciencia. La primera, en 1995, ante la creación de una comisión de investigación sobre los GAL, los socialistas votaron como ayer el PP, como una piña. Y la segunda, en 2003, cuando los entonces 183 diputados del PP respaldaron sin una sola fisura al Gobierno de Aznar ante la guerra de Iraqk. Así que un pletórico Gallardón celebró ayer el respaldo de sus compañeros del PP, al menos en lo que visualizó el panel electrónico del hemiciclo.
Intenso debate
Antes, sus señorías libraron un intenso debate al hilo de la reforma del aborto que empezó con Elena Valenciano al acusar al PP de utilizar a las mujeres «como moneda de cambio» por tener problemas con el «ala dura de su partido». La vicesecretaria general del PSOE, que cuando sea proclamada candidata a las europeas hará bandera de este asunto en la campaña previa a las elecciones de mayo, fue la encargada de defender la proposición no de ley que pedía la retirada «inmediata» de la reforma de la ley del aborto. Clamó por que el Ejecutivo no siguiera adelante con el texto; especuló con los motivos por los que el Gobierno se ha metido en esta reforma; recordó que sólo el ultraderechista Jean Marie Le Pen la apoya; preguntó a la bancada popular cómo la reforma reducirá el número de abortos y sentenció que «la castidad no parece una propuesta que goce de muchos seguidores». Esto antes de apelar, sin éxito, a la conciencia de las parlamentarias del PP para que no votaran «como diputadas lo que no votarían como mujeres».
El PP por su parte ofreció diálogo y consenso a los grupos de la la oposición, pese a que éstos coincidieron en tachar de «retrógrada» e «innecesaria» la nueva regulación planteada por el Gobierno. La popular Marta Torrado se afanó tanto en trasladar que el anteproyecto de ley era susceptible de debate y mejora como en acusar al PSOE de seguir un «feminismo rancio». Nada dijo de los tiempos de tramitación del texto, para los que no parece que haya prisa hasta las europeas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar