Atlanta
El primer español que muere víctima del virus del Ébola
El religioso Miguel Pajares, que ha muerto hoy en el Hospital Carlos III de Madrid tras contraer en Liberia el ébola, ha sido el primer español y europeo afectado por esta dolencia, para la que por el momento no existe vacuna, quien estaba recibiendo un tratamiento experimental.
El pasado 4 de agosto se conocía que el sacerdote español permanecía aislado en el hospital San José de Monrovia (Liberia), junto a otros trabajadores del centro sanitario, tras la muerte por ébola de su director, el hermano Patrick Nshamdze.
Los análisis confirmaron al día siguiente que Pajares había contraído la enfermedad y pocas horas después de confirmarse su estado de salud, el Ministerio de Sanidad informó de que sería repatriado a España.
Fue el 7 de agosto cuando el Airbus A310 del Ejército del Aire medicalizado en el que viajaba el sacerdote aterrizó a las 08.10 horas en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) y junto a él viajaba también la monja de origen guineano y pasaporte español, Juliana Bonoha, que no padecía la enfermedad.
En el Hospital San José de Monrovia se quedaron ingresados otros tres religiosos compañeros de Pajares infectados de ébola, que también habían estado cuidando al director del centro sanitario Patrick Nshamdze, que falleció por esta enfermedad el pasado 2 de agosto.
Dos días después de la llegada a España de Pajares y Bonoha, murió la monja de la Inmaculada Concepción Chantal Pascaline y ayer falleció el religioso y enfermero George Combey.
Mientras tanto permanece ingresada en el Hospital ELWA de Liberia, gestionado por la ONG Médicos Sin Fronteras, la hermana Paciencia Melgar.
Pajares comenzó a ser tratado el pasado sábado con el ZMapp, el medicamento que se está administrando en EEUU de manera experimental, y que se puso a disposición de los médicos del hospital Carlos III tras ser autorizado por el Ministerio de Sanidad.
Desde el pasado mes de marzo se intensificó el brote actual de ébola en Guinea Conakry, que se ha extendido a poblaciones de Liberia, Sierra Leona y Nigeria.
Según los datos suministrados hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este brote es del tipo ébola-Zaire y ha infectado a 1.848 personas, de las cuales más de 1.013 han muerto.
La cepa Zaire es una de las más agresivas y letales, dado que tiene uno de los índices de mortalidad más elevados -en torno al 90 por ciento- entre los virus patológicos humanos.
Estados Unidos y España son los únicos países que han repatriado a sus voluntarios afectados por el virus.
En concreto, Estados Unidos ha trasladado a un médico y a una misionera estadounidenses: el doctor Kent Brantly (de 33 años) y de la voluntaria Nancy Writebol (de 60 años), que fueron trasladados desde Liberia el 1 de agosto y se encuentran en un hospital de Atlanta recibiendo también el tratamiento experimental.
El virus del ébola se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes epidémicos casi simultáneos ocurridos en Nzara (Sudán) y Yambuku (República Democrática del Congo).
De los diferentes brotes que se han registrado desde 1976 hasta ahora, el actual es el que más muertes ha provocado, seguido del ocurrido en 1995 en Kiwit (Zaire), donde una epidemia de ébola-Zaire afectó a 315 personas y unas 254 fallecieron, con un índice de mortalidad del 81 por ciento.
Hay cinco variedades del virus del Ébola: Sudán, Zaire, Reston, Côte d'Ivoire y Bundibugyo, de las cuales, Sudán, Zaire y Bundibugyo se han asociado a importantes brotes de fiebre hemorrágica en África.
El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por contacto directo con sangre, líquidos orgánicos o tejidos de las personas infectadas.
Los primeros síntomas de esta enfermedad son fiebre repentina y alta, debilidad intensa y dolor muscular, de cabeza y de garganta, seguidos de vómitos, diarreas, erupción cutánea, funciones renal y hepáticas alteradas e intensas hemorragias internas y externas.
El periodo de incubación -intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas- varía de 2 a 21 días.
La fiebre hemorrágica del ébola es una de las enfermedades más mortíferas para el hombre al provocar brotes epidémicos con una tasa de mortalidad del 25 por ciento al 90 por ciento.
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