Desapariciones

El rastreador de desaparecidos

José Ángel Sánchez, policía local de El Espinar, dedica su tiempo a localizar personas en paradero desconocido. Ha participado en 52 búsquedas, con un éxito del 80%.

Sánchez se desplaza cientos de kilómetros a lo largo de la Península. Acude a donde le solicitan
Sánchez se desplaza cientos de kilómetros a lo largo de la Península. Acude a donde le solicitanlarazon

José Ángel Sánchez, policía local de El Espinar, dedica su tiempo a localizar personas en paradero desconocido. Ha participado en 52 búsquedas, con un éxito del 80%.

Corrían los primeros años del siglo XXI. José Ángel Sánchez era entonces un joven policía local destinado en la localidad madrileña de Guadalix de la Sierra (Madrid). Un anciano que padecía alzhéimer había desaparecido. Su mujer se había dejado la puerta de casa abierta. Finalmente dieron con él. Estaba en la zona del Pico de San Pedro sano y salvo. El final feliz no evitó que Sánchez tomara conciencia de las deficiencias a las que se enfrentaban a la hora buscar a personas desaparecidas. «No teníamos cartografía, no teníamos nada. Veías la falta de procedimientos y la precariedad», afirma a LA RAZÓN. Fue entonces cuando decidió que tenía que hacer algo. Sobre todo por las familias. «Cuando tratas con ellos, ves lo que hay detrás: la incertidumbre, el sufrimiento... Al acabar las batidas oficiales, ya no les quedaba nada», añade. Fue entonces cuando consagró su tiempo libre a buscar a personas en paradero desconocido. Una ocupación para la que, desgraciadamente, no falta trabajo. Cada año se denuncian en España entre 10.000 y 14.000 desapariciones. La mayoría acaban resolviéndose, es cierto, pero hay en torno a cien personas anualmente que no dejan rastro. Las últimas cifras facilitadas por el Ministerio del Interior, pertenecientes a 2013, hablan de 3.100 búsquedas que continúan activas. «Poco a poco te vas metiendo en el problema y ves que puedes echar una mano», dice.

En los últimos 15 años ha coordinado 52 búsquedas. Y, en el 80% de los casos, Sánchez y su equipo de voluntarios han dado con la persona desaparecida. Así, poco a poco, se fue haciendo un nombre. Cuando se enfrentaban a este tipo de casos y no daban con ningún indicio, policías locales y técnicos de Protección Civil recomendaban a las familias afectadas que contactaran con Sánchez, pues, de forma gratuita y desinteresada, les iba a ayudar. Y además, con un método de su invención, bautizado como B.G.A. (Búsqueda en Grandes Áreas) que se ha aplicado también en la batida de ayer en Monesterio.

«Se trata de reducir la intuición y la improvisación», afirma Sánchez. Su equipo estudia el terreno desde un punto de vista científico, con multitud de prismas: orográfico, geológico, hidráulico... Por supuesto, realizan una extensa entrevista a los allegados del desaparecido –hasta el más mínimo detalle de su vida puede ser crucial– y cuentan además con una extensa cronología de los hechos. Los mapas se desbordan sobre su mesa de trabajo. No en vano, recopilados los informes, realiza una serie de cálculos que deben reducir municipios enteros en unas pocas decenas de kilómetros cuadrados para focalizar la búsqueda. «El problema es que si mandas patrullas sin conocimiento alguno del terreno, pasan las horas y pierdes mucho tiempo. Estudiando el terreno, mejoras el tiempo de respuesta», explica. Para llevarlo a cabo, cuenta con un equipo multidisciplinar, todos ellos voluntarios, de alrededor de 25 efectivos, entre los que se encuentran ingenieros forestales, geólogos, expertos en protección civil, bomberos, buzos... Precisamente, ayer había preparados tres equipos acuáticos por si era necesaria realizar alguna inmersión. Sólo en planear la búsqueda de ayer había empleado alrededor de dos meses.

El hecho de que ejerza en la actualidad de policía local en la localidad segoviana de El Espinar no ha impedido a Sánchez desplazarse cientos de kilómetros a lo largo de la Península, allá donde ha sido solicitado. Entre otros casos, dio el año pasado con el cuerpo de Felipa García Baños, una mujer de 75 años que sufría alzhéimer y que había permanecido más de nueve meses desaparecida en Guadalajara. Del mismo modo, en 2008 halló a Asur Rodríguez, un joven que había sufrido un accidente en el término municipal de Miraflores de la Sierra (Madrid) pero cuyo cadáver no había sido encontrado. Ambas búsquedas se resolvieron en un mes a partir de contar con sus servicios. También participó en la localización de José Carlos Marcos, desaparecido en La Pedriza (Madrid) en diciembre de 2008, y cuyo cuerpo permaneció oculto en una grieta durante casi un año. Por otro lado, una de las búsquedas que permanecen activas es la de Juan Antonio Gómez Alarcón, montañero que desapareció en 2010 en Mijas (Málaga) cuando se disponía a hacer una ruta por unas cuevas. Mochila en mano, no se llevó el móvil, debido a la ausencia de cobertura, ni la documentación, una costumbre habitual en él.

La labor de Sánchez está amparada actualmente por la Asociación Internacional de Policía (IPA), que cuenta con delegaciones en todo el mundo, y la Fundación QSD-Global. Muchas veces, sus batidas dan con indicios; otras, con cadáveres. Triste consuelo este último para las familias, pero lo cierto es que su desesperación, su agonía prolongada durante meses, o incluso años, pasa a otra dimensión. «Es entonces cuando cierran ese capítulo y aceptan la realidad».