Londres

El tupper, en entredicho

El tupper, en entredicho
El tupper, en entredicholarazon

Fue polémico a comienzo del curso escolar en España, donde se dio vía libre en los colegios a que los alumnos llevaran el tupper de casa, y ahora la controversia está en el Reino Unido. Tanta discusión ha generado, precisamente en un país donde la cultura de la tartera está muy extendida, que el Ejecutivo estudia acabar con esta tradición hasta el punto de que la tartera podría convertirse en artículo de coleccionista.

En Gran Bretaña, el 57 por ciento de los niños prefieren llevarse la comida de casa, a comer en el colegio. Pero el Gobierno británico está estudiando prohibir las famosas «lunch box» del almuerzo para luchar contra la obesidad infantil. Un informe realizado por los restauradores Henry Dimbleby y John Vincent a petición del primer ministro, David Cameron, concluyó ayer que sólo el uno por ciento de los tupper que traen los escolares preparados por sus progenitores cumple con los estándares nutricionales. El resto se rellena con patatas fritas, golosinas y chocolate. Actualmente, una quinta parte de los estudiantes de primaria termina esta etapa con problemas de sobrepeso.

Para afrontar la cuestión, el Gobierno, que se está planteando incluso prohibir que los alumnos salgan del centro durante la hora del almuerzo, quiere fomentar a toda costa los beneficios del menú escolar haciéndolo más atractivo y financiándolo con algún tipo de subsidio. El Ejecutivo baraja la posibilidad de que todos los escolares de Primaria puedan recibir gratis los menús para evitar los precocinados, que se relacionan además con un peor rendimiento escolar. El 90 por ciento de los profesores consultados por los autores del informe relaciona el abuso de estos alimentos con una falta de concentración.

En un momento en el que los recortes marcan el orden del día, David Cameron ha aprobado un paquete de 12 millones de libras para impulsar el programa que empezará con dos proyectos piloto en dos escuelas de Londres, pertenecientes a las zonas más deprimidas. La propuesta de las autoridades también contempla que los profesores coman con los alumnos en el mismo comedor y que las escuelas realicen algún tipo de descuento o ayuda a las familias que opten por el menú del colegio, opción elegida ahora sólo por el 47 por ciento de los estudiantes. Por otra parte, también se quiere fomentar las clases de cocina dentro del currículo escolar, que irían destinadas tanto a los niños como a los padres.

El ministerio de Educación ordenó la revisión de las cantinas escolares a los restauradores el año pasado, después de las críticas recibidas por el televisivo chef Jamie Oliver, toda una eminencia en el país. El cocinero había dirigido ya años antes una exitosa campaña para retirar la denominada «comida basura» y los precocinados de los comedores. La calidad mejoró considerablemente, pero en 2011 volvieron los malos hábitos. La normativa debe ser revisada de nuevo en 2014. Para entonces, puede que las tarteras sean piezas de museo.

En España, la situación es diferente a la del Reino Unido, ya que el 43% de los alumnos que acceden al servicio de comedor semanalmente presenta problemas de sobrepeso. Sin embargo, el comedor escolar es una buena opción para los padres, y la utilización de este sistema tiene mucho arraigo en nuestro país. Quizás sea por esto precisamente por lo que el tupper no ha sido bien acogido en toda Este último. Mientras Madrid, Valencia y Cataluña optaban por el sí, en el País Vasco y Cantabría prohibían a los niños llevar tarteras al comedor. Aún así, según la Consejería de Educación madrileña, «el número de familias que se ha acogido a esa fórmula es mínimo». De hecho, en esta comunidad la tarifa de comedor que se le aplicaba a los alumnos que se decantaban por este sistema era de 3,8 euros. Andalucía, por ejemplo, puso en marcha el denominado plan de las tres comidas, con el objetivo no sólo de que los menores que no tienen recursos sociales puedan acceder a un desayuno, almuerzo y merienda, sino también para mejorar sus hábitos alimenticios. En esta comunidad, el número de escolares que disfrutan del servicio del comedor ha aumentado en un 30%.

Demasiados lácteos y muy poca fruta

Los niños españoles no siguen una dieta sana ni en el colegio ni en casa. Sólo el 6% de los escolares hace un desayuno equilibrado que incluya fruta, lácteos y cereales, según el estudio «Vida saludable» elaborado por la empresa de cátering Aramark. Los almuerzos del comedor abusan de precocinados y carnes y dejan en un segundo plano verduras y legumbres. Para merendar, la estrella son los dulces industriales en lugar de la fruta. Las raciones de lácteos también deberían reducirse: las seis diarias de media doblan los niveles saludables de proteínas.