Amor

¿Elegimos de quién nos enamoramos? Esto es lo que dice la ciencia

El amor va y viene, y según estudios, tiene que ver con aspectos culturales que hemos ido desarrollando desde nuestra infancia

"Uno no elige de quien se enamora", dice la creencia popular
"Uno no elige de quien se enamora", dice la creencia popularDreamstime

"Mariposas en el estómago" y otros procesos relacionados con las hormonas, feromonas y neurotransmisores tienen lugar cuando el amor se cruza en nuestras vidas. Numerosos procesos se activan en el momento que nos enamoramos, ese estado emocional en la que desarrollamos diversos cambios tanto emocionales como físicos. Y es que enamorarse tiene que ver con la atracción física, emocional (y a veces sexual) que desencadenamos sobre una persona con la que, en principio, hemos creado un vínculo que se ha ido estrechando con el paso del tiempo.

Mayor motivación, pensamiento obsesivo o un incremento de la atención son algunas de las consecuencias de enamorarse de una persona. Dice el dicho popular que "uno no elige de quien se enamora". Pero, ¿qué hay de verdad en ese dicho y qué piensa la ciencia sobre ello?

El amor según la ciencia: ¿Enamorarse es un acto voluntario?

Según la ciencia, el "juego del amor" es un proceso neurológico que se produce en el cerebro e implica a diferentes partes: la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens o el hipotálamo, así como el área tegmental frontal. Así, numerosos estudios explican qué es el amor desde un punto de vista neurobiológico. Hasta doce áreas del cerebro están involucradas en el momento en el que nos enamoramos, de tal modo que se libera una serie de neurotransmisores como adrenalina, serotonina u oxitocina, entre otros, en el momento en el que nos enamoramos.

Según explican investigadores del Centro de Neuroética de la Universidad de Oxford, tanto el amor como las drogas inundan el cerebro con dopamina, lo que causa una fuerte sensación de recompensa provocando un "círculo vicioso" de euforia, deseo, abstinencia o dependencia. Asimismo, un estudio de 2017 llevado a cabo por neurológicos recopiló datos que sugieren que estar enamorado no solo tiene un efecto sobre nuestras emociones, sino también sobre las transmisiones cognitivas de alto nivel.

"Eso significa que es posible que el amor tenga una función real: no solo poderse conectar emocionalmente con las personas, sino mejorar nuestro comportamiento", explica Stephanie Cacioppo, autora del estudio, a New York Times.

Pero la elección de pareja es "inconsciente", pues es cierto que buscamos "que nos complementen y que nos den estabilidad, por eso vamos a eliminar de nuestro radar a cualquier persona que nos haga sentir mal con nosotros mismos", tal y como explica Esteban Cañamares, psicólogo clínico y sexólogo y especialista en temas de pareja a The Objetive.

Según el psicólogo, se suele dar una "repetición de esquemas", en base a patrones que repetimos de forma inconsciente, sin darnos cuenta. "Repetimos los mismos errores fundamentales por guiarnos por un prototipo que tiene que ver con el que ha sido común en nuestro entorno infantil y con nuestras primeras experiencias", explica, añadiendo que "buscamos una mezcla de parecidos y de diferencias". Por otro lado, explica el amor no correspondido tiene "fecha de caducidad". "Si nos enamoramos de una persona, pero esta no nos corresponde, lo mejor es admitir la realidad y seguir nuestro camino".