Premios
España no está ni bien educada ni bien estudiada
Quinto año de los Premios que llevan mi nombre instituidos por LA RAZÓN. Y por quinto año, la misma sensación. No me lo creo. También se puede analizar este aniversario como el quinto de mi fallecimiento, porque en España se acostumbra a bautizar los galardones con el nombre de uno cualquiera que acaba de morir, excepción del Premio Mingote de ABC, que se formalizó cuando nuestro inolvidado e inolvidable Antonio Mingote se hallaba en la flor de la vida. Fue precisamente Antonio Mingote el primer premiado con el «Alfonso Ussía» a la Trayectoria vital, y esa circunstancia me honra. Gracias a todos los que habéis colaborado en la culminación de semejante excentricidad. A Mauricio Casals, el Presidente de LA RAZÓN, especialmente. Y a los que trabajan año tras año estos Premios bajo la batuta y la orden de mando de Rosa Díaz. Rafael López, Laura Portugal, Laura García, Marcos Gómez, José Beltrán, Rocío Ruiz y Gema Castejón. Mi emocionada gratitud al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y a la ministra de Fomento, Ana Pastor, por enriquecer con su presencia el acto de entrega de los «Ussía». Y mi agradecimiento y enhorabuena a los premiados de 2012: Isidoro Álvarez, Arturo Fernández, Albert Boadella, Francisco Gómez, Óscar Rivero y Laura Cue. Mi emocionado recuerdo a los que obtuvieron los Premios en pasadas ediciones, con Antonio Mingote a la cabeza, y Alfredo Di Stéfano, María Dolores Pradera, Francisco «Curro» Romero, Marta Domínguez, la arrasada ciudad de Lorca, Vicente del Bosque y demás héroes y estudiantes del año, así como a los miembros del jurado, Mauricio Casals, Joaquín Parera, José Crehueras, Javier González Ferrari, Gloria Lomana y Francisco Marhuenda. Gracias, de corazón, a todos.
El Premio a la Trayectoria Ejemplar le ha sido concedido a Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés. Cuando falleció su maestro y amigo, Ramón Areces, Isidoro Álvarez cargó con la responsabilidad de mantener una obra inmensa y productiva. Y no la mantuvo, la agigantó hasta lo inaudito, demostrando unas dotes empresariales invencibles. También se premia su manera de ser, su sencillez, su honestidad y su calidad humana. Si Ortega y Gasset levantara la cabeza y viera la obra y expansión de El Corte Inglés en toda España, retiraría de las librerías su ensayo «La España invertebrada». Nadie ha vertebrado España, con excepción de la Corona, como Isidoro Álvarez y El Corte Inglés. Y nadie ha llevado una empresa con mayor empeño y sagacidad que Isidoro. Yo he visto con estos ojos cómo el presidente de El Corte Inglés hacía cola en una caja de la tienda de La Castellana para pagar con su tarjeta –de El Corte Inglés, por supuesto– unos discos y libros que había comprado. Ese detalle, esa visión, significa mucho y hace entender las cosas. Decenas de miles de puestos de trabajo creados, y el prestigio mundial de El Corte Inglés, a los que hay que añadir los Hipercor y demás modalidades de centros comerciales, son consecuencia del formidable equipo creado por Isidoro Álvarez. Para este periódico, y para quien habla, es un honor que hayas aceptado este Premio, Isidoro.
Los Españoles del Año, son dos genios, sin exageración alguna, de nuestro teatro. Dos hombres libres. Arturo Fernández y Albert Boadella. Arturo, como Isidoro Álvarez, asturiano de pura cepa. Albert, como Mauricio Casals y Messi, catalán. Arturo pasa de ser el hijo de una lavadora de frascos, su queridísima madre, a convertirse en el actor más celebrado del público, productor y adaptador de sus montajes. Todo ello, sin haber recibido ni un duro antes de 2001 y ningún euro, después de 2001, de subvenciones provenientes de los impuestos españoles, que es de lo que han vivido tantos golfos y papanatas cejeros del cine y el teatro en las últimas décadas. También actor de cine, la grandeza de Arturo se manifiesta y expande en el teatro. Además, es uno de los personajes más simpáticos y naturales que conozco, un hombre orgulloso de sus orígenes, un español rotundo y un genial maestro de la escena. También se ha alabado su elegancia, sólo superada por la de quien les habla cuando no había engordado. Sabes que tienes mi admiración sin límites, Arturo, y que me debes unas angulitas.
Albert Boadella. El prodigioso creador de «Els Joglars». Perseguido, encarcelado, amado, vituperado y siempre provocador extremo contra la estupidez, la censura y la intolerancia. Así, con esa cara de niño bueno, ha vuelto del revés los conceptos rígidos de la escena, dotando a sus obras de una ironía, una genialidad y una profundidad sin límites. Él se dice «bufón», para quitarse importancia. Cuando el franquismo dejó de perseguirlo, entre otros motivos, porque había muerto, sufrió la implacable persecución del nacionalismo de su tierra, que abomina de su talento y de su sentido de la libertad. Eso, la libertad, su constante obsesión. En este año, Albert Boadella ha dejado en manos del gran actor Fontseré la dirección de sus «Joglars», y gracias a esa persecución nacionalista, Madrid ha ganado un genio. Español, catalán, culto, taurino, poeta y portentoso. Gracias por tu valentía y tu ingenio.
El Héroe del Año es Francisco Gómez, patrón del «Divina Providencia», un pequeño faenero que se mantuvo pescando y dando la cara, a pesar de las amenazas de las patrulleras británicas en nuestras aguas. Otros pesqueros cedieron ante las presiones gibraltareñas, pero el «Divina Providencia» salió a pescar día tras día, mientras por babor, estribor, proa y popa, le afeitaban los cascos de las patrulleras. Sea reconocida, una vez más, nuestra Guardia Civil, que no abandonó a Francisco y que se las tuvo tiesas con los marinos ingleses del Peñón. Enhorabuena, Francisco.
Y los Estudiantes del Año, porque son dos, responden a los nombres de Óscar Rivero Salgado y Laura Cue López, con una nota media de curso más selectividad de 10. Me asombráis. Y me asombra aún más la situación porque los dos mejores estudiantes van a recibir un premio que lleva el nombre de un estudiante pésimo. Lo dije en la primera edición de estos premios. Mi madre, al ver mis desastrosas notas, me lo anunció: «Como sigas así, a lo más que podrás aspirar en la vida es a que le pongan tu nombre a unos premios». Sois el futuro, o mejor dicho, el presente. España no está ni bien educada, ni bien estudiada, ni bien instruida. Los ejemplos que hoy publica LA RAZÓN de la manipulación educadora de los nacionalistas es pavorosa. Óscar y Laura, en personas como vosotros encomendamos el futuro, un futuro sostenido por el esfuerzo y la inteligencia, la libertad y el trabajo. Habéis comenzado muy bien. Os aguarda un largo camino. Y espero, que mucha felicidad compartida con vuestras familias.
Es tradicional que este discurso, con el fin de internacionalizar los premios, se cancele en un idioma poco habitual entre los españoles. Por aquí han pasado el ruso, el guaraní, el quechua y el calmuco. Y en esta edición, en honor de Isidoro, Arturo, Albert, Francisco, Óscar y Laura, procedo a cerrar mis palabras con un bellísimo poema en feorés, que como casi todos sabéis, es el idioma que se habla en las zonas rurales de las Islas Feröe. El poema dice así: «Ung jukurt eslavaku / mitte rijnen melopo. / Gurtan frunjan Estavatu / Kimna grofa escalopo». «Cuando llego a mi casa / de pescar cachalotes / mi mujer prepara / un escalope vienesa».
Gracias a todos.
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