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Una española visita una tienda de Marruecos y comparte su experiencia por redes: "Le sorprendió que nos llevásemos esos dos libros"
Una joven periodista ha compartido a través de su perfil de TikTok una anéctoda sobre el turismo en un mundo globalizado
Viajar al extranjero es una experiencia enriquecedora que ofrece la oportunidad de explorar nuevas culturas, conocer diferentes estilos de vida y ampliar horizontes personales y profesionales. Durante estos viajes, una actividad común y atractiva es visitar tiendas multinacionales que ofrecen productos y servicios conocidos en todo el mundo, pero adaptados a las particularidades de cada país.
Sin embargo, en numerosas ocasiones estas visitas acaban con sorpresas, más allá de las diferencias culturales existentes en cada país. Aspectos como el tipo de prendas y los precios suelen suscitar revuelo y curiosidad entre los visitantes que, con rareza, observan atónitos las diferencias entre los productos ofrecidos por la misma tienda en un país y en otro.
En este sentido, es habitual ver a influencers haciendo este tipo de visitas a las tiendas de los países que visitan. Así, una de las últimas curiosas ha sido la periodista Érica Cerdeña, que durante su viaje a Marruecos visitó varios establecimientos, y ha querido compartir en redes su experiencia en uno de ellos.
Una reflexión nada habitual en redes
La periodista viajó hace unas semanas a Marruecos, concretamente a Marrakech, junto a su pareja, y vivió una experiencia que le hizo reflexionar sobre el impacto del turismo en un mundo globalizado y las consecuencias que tiene este en el comercio local.
La joven comienza su vídeo de TikTok (@ericacerdena) explicando una anécdota curiosa: que la ciudad está llena de gatos, su animal favorito, y que, aparentemente, estos gozan de un buen estado de salud. "Perros prácticamente no vi", asegura la joven, mientras explica que los habitantes de Marakech le contaron que los perros se encuentran sobre todo en el desierto.
De este modo, cuenta que un día, esperando a su pareja en la calle poco antes de las nueve de la mañana, vio cómo un hombre se acercó en moto y, nada más bajarse, lo primero que hizo fue acercarse a acariciar al gato.
Tras ello, ambos entablaron una conversación y el hombre, propietario de una tienda de souvenirs que estaba justo al lado, la invitó a que pasara. "Por supuesto, me comprometí a acercarme cuando saliera del lugar", recalca Érica.
Una vez finalizó sus labores, la joven se acercó, como había prometido, a la tienda, donde pudo ver que había muchos souvenirs, pero que lo que le llamó la atención fue una estantería que tenía medio escondida entre tanto souvenir al fondo de la tienda.
En ese momento, la periodista le preguntó al dependiente si podría ver los libros, y el hombre, extrañado, se pudo a limpiarlos, "porque tenían tierra y polvo". Ante este hecho, Érica le preguntó al hombre por lo que estaba ocurriendo, y este le contestó que, anteriormente, el establecimiento no era una tienda de souvenirs, sino que era una librería y que había tenido que abandonar ese negocio y cambiar sus productos porque era lo que reclamaban los turistas.
"El hombre tenía una librería, y a él lo que le hacía ilusión era vender los libros, no los souvenirs", explica la joven. Ante esta situación, la joven cuenta cómo decidieron llevarse los libros que encontraron allí, entre los que se encontraban uno de recetas, como es de esperar, en árabe, en lugar de llevarse los souvenirs.
"Al hombre le sorprendió que nos llevásemos esos dos libros", comenta. Pero, a la vez, asegura que lo hizo por hacer feliz al hombre, porque tal y como asegura, le cambió la cara de la felicidad. De esta manera, la joven hace énfasis en el impacto del turismo masificado y global que atraviesa el mundo y cómo, de una manera u otra, este influye en el comercio local.
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