Normativa

¿Está permitido llevar dinero en efectivo en el coche? Esto dice la ley

El control al entrar o salir de España es más estricto y puede implicar sanciones desde un mínimo de 600 euros

¿Está permitido llevar dinero en efectivo en el coche? Esto dice la ley
¿Está permitido llevar dinero en efectivo en el coche? Esto dice la leyLa Razón

La Agencia Tributaria y la Unión Europea otorgan cada vez mayor relevancia a los pagos electrónicos y a la supervisión de movimientos de grandes cantidades de dinero. En este contexto, muchos conductores se preguntan qué ocurre al viajar con efectivo en el vehículo y si existen límites que puedan dar lugar a una intervención en un control.

En España, cualquier persona puede llevar efectivo consigo, ya sea en un bolso, en la cartera o en el maletero del coche. No hay un límite que lo prohíba. Sin embargo, la normativa establece obligaciones de declaración a partir de determinadas cifras. Dentro del territorio nacional, debe declararse el movimiento de 100.000 euros o más en efectivo, según la Ley de prevención del blanqueo de capitales.

El control es más estricto al entrar o salir de España. Como en el resto de la Unión Europea, quien transporte 10.000 euros o más en efectivo está obligado a declararlo en la aduana mediante el formulario S1. En caso de no hacerlo, el dinero puede ser intervenido de forma cautelar y aplicarse sanciones, que parten de los 600 euros y pueden aumentar en función de la cantidad y las circunstancias.

En la práctica, llevar una cantidad razonable de dinero en el coche no plantea problema alguno. Las obligaciones aparecen cuando se superan los umbrales legales y no se comunican a las autoridades.

A estas exigencias se suman los límites en los pagos en metálico. La Ley 11/2021 redujo el máximo en transacciones en las que participe un empresario o profesional a 1.000 euros (antes 2.500 euros). Cuando el pagador es un particular no residente en España, el límite se eleva a 10.000 euros. Medidas similares existen en otros países europeos: Francia restringe aún más el uso del efectivo en operaciones comerciales, mientras que Italia ha endurecido su normativa en la misma dirección.