Entrevista

¿Estamos gobernados por psicópatas? Steve Taylor cree que sí

Este profesor de Psicología de la Universidad de Manchester bucea en las causas de la crueldad humana en «Desconectados»

STEVE TAYLOR, PSICÓLOGO
STEVE TAYLOR, PSICÓLOGOCedida

Profesor de Psicología en la Universidad de Manchester, Steve Taylor escribió hace dos años «Desconectados» (editorial La Llave) para entender la raíz de la maldad, tan alejada de la esencia humana. Desde Barcelona, recibe a este periódico a través de Zoom. Se expresa despacio y en un tono calmado, aunque el mensaje es demoledor: nos lideran políticos traumados y con nula perspectiva de redención.

¿De dónde le vino la inspiración para este libro?

Observando lo que estaba ocurriendo en el mundo y el comportamiento de políticos como Donald Trump o Boris Johnson pude sacar algunas conclusiones de lo que, a mi entender, gobierna una gran parte del mundo. Es una patocracia, gente con trastornos de personalidad y ciertas patologías mentales como el narcisismo, incluso rasgos psicópatas, a menudo lideran los Gobiernos.

¿Qué tienen en común?

A este tipo de personas yo las denomino hiperdesconectadas. Tienen un gran deseo de alcanzar posiciones donde puedan acumular poder.

¿Por qué?

Si estás muy desconectado tienes un sentimiento extremo de separación, de estar incompleto. Estás muy desvinculado de la realidad que te rodea y, al mismo tiempo, anhelas sumarte cosas, añadir poder, riqueza, logros o éxito a tu persona. Tratas de compensar ese vacío, de conseguir metas para llenarlo y hacerte fuerte.

¿Cómo definiría a Boris Johnson?

Si buscas los rasgos del psicópata, los cumple todos. Su tirón gira en torno a su papel de bufón, de payaso, rasgos que normalmente serían rechazados por la gente. Es peligroso precisamente por esa máscara de carisma tras la que se oculta. Y en realidad es alguien muy destructivo.

Entiendo que esos rasgos también se observan en la cúpula de la clase financiera.

Totalmente. Es lo que llamo la patocracia corporativa. Tienen mucho que ver con los políticos porque, al fin y al cabo, es el mismo tipo de personalidad haciendo trabajos distintos. Quizá los políticos tengan rasgos más narcisistas porque buscan el aplauso, la atención mediática, mientras que los CEO son más del tipo psicópata. A ellos les importa menos la atención o la admiración, quieren poder y riqueza.

¿Qué significa estar desconectado?

Se trata de gente con un gran sentido del ego, lo tienen fuerte y muy delimitado. Eso hace que estén atrapados dentro de sí mismos y sean incapaces de pensar y conectar con el otro. Tienen una gran falta de empatía. Es imposible para ellos sentir lo que los demás sienten. Por eso son malévolos e infligen daño sin pestañear.

¿Nacen o se hacen?

Casi todos los severamente desconectados tuvieron infancias traumáticas. Líderes autoritarios como Hitler, Mussolini o, incluso, Donald Trump o Boris Johnson, sufrieron de niños carencias emocionales, falta de contacto con los padres y, en algunos casos, abusos. Hay un patrón claro. En realidad tiene sentido porque si de pequeño sufres esta clase de experiencia, sientes una necesidad enorme de protegerte del resto, así que levantas una barrera y te desvinculas de los demás. Cuando esto ocurre, es muy difícil reconectarte de adulto.

¿Pero es posible?

Muchos psicólogos creen que las personas con rasgos psicópatas son incurables. Hay muy pocos casos de éxito. Quizá porque son narcisistas y no creen que haya nada malo en ellos. Se consideran perfectos y sin fallos. No buscan ayuda. En teoría debería de ser posible porque nacemos con esas necesidad de conexión.

Quizá la nueva terapia con sustancias psicodélicas ayude.

Podría ser. Se usa en la depresión, por ejemplo. También ayuda la meditación. Hay casos de éxito en cárceles, gente que lleva toda su vida desconectada. Entrevisté a un convicto por asesinato que estaba totalmente fuera de juego, pero empezó a meditar de manera espontánea sin saber realmente qué estaba haciendo. Después de tres meses, experimentó un cambió interno total. Empezó a sentir emociones y empatía. Lo describió como un despertar.

Al principio del libro traza un relato paralelo de Hitler y Gandhi. ¿Es posible comprarlos?

Gandhi es el ejemplo perfecto de alguien hiperconectado, estaba dispuesto a poner en peligro su bienestar e, incluso, su vida por los demás. Era altruismo puro. Hitler, en cambio, representa todo lo contrario. Sin conciencia ni empatía, permitió la muerte de millones de personas. En el libro cuento que Gandhi le escribió a Hitler una serie de cartas. ¡Es increíble que estos dos seres tan opuestos tuvieran algún contacto!

¿Cree que somos la generación más desconectada?

No lo creo. En el pasado las hubo peores. Ahora destacaría a países como Arabia Saudí. Normalmente, estas sociedad psicópatas están muy jerarquizadas y la mujer apenas figura. También sucede que la religión está muy presente. Diría que, en general, Europa está más conectada y ese es el modelo que se va imponiendo poco a poco.

¿Entonces vamos mejorando?

Creo que sí. Si miras atrás en países como España o Reino Unido, encuentras mucha más violencia, menos libertas, más represión y castigo.

¿Hay gente que nace mala?

No creo en la maldad per se. Lo que sí hay son comportamientos erráticos, desconectados.

Hay más hombres que mujeres desconectados, ¿no?

Eso parece, sí. Las mujeres muestran unos niveles de empatía y altruismo muy superiores. Quizá por la biología. Las fronteras del ego de la mujer son más suaves y desdibujadas. También están más vinculadas con su cuerpo.

¿Qué papel juega la hiperconexión digital en todo esto?

Es algo paradójico porque a nivel superficial es algo que favorece los vínculos, pero si profundizas ves que sucede lo contrario. Al fin y al cabo se trata de estar pegado a la pantalla, solo en una habitación, lo que facilita que estemos más ausentes que presentes. Que no vivamos la realidad que estamos viviendo. Hay que diferenciar entre comunicarse y conectar, no es necesariamente lo mismo.