Investigación

Un estudio revela que el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución consideran que es su única opción de supervivencia

Una investigación de la UOC constata que casi 9 de cada 10 mujeres que se dedican al sexo de pago han intentado abandonarlo sin éxito

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Una investigación de la UOC muestra la compleja realidad de las experiencias de las mujeresEuropa Press

Investigadores especializados en Derecho Penal y Criminología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han publicado un estudio que deshace estereotipos y muestra la diversa y compleja realidad de las experiencias de las mujeres –tanto cis como transexuales– que ejercen el sexo de pago. La investigación, titulada Mujeres cis y transexuales que practican sexo de pago: involucración y consecuencias, se ha publicado en abierto en la Revista de Derecho Penal y Criminología, y se enmarca en un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que incluye varios estudios sobre la victimización que sufren las personas que practican sexo de pago, tanto mujeres como hombres.

El proyecto "Victimización de personas involucradas en el sexo de pago: factores de riesgo, consecuencias y respuesta del sistema penal", desarrollado en los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, también analiza la respuesta del sistema judicial a delitos relacionados con esta práctica.

Josep Maria Tamarit, catedrático de Derecho Penal de la UOC y líder del grupo de investigación Victimología empírica y aplicada (VICRIM), que ha liderado el estudio, afirma que "es muy necesario hacer investigación en este ámbito porque es especialmente sensible a las concepciones basadas en estereotipos o posiciones ideológicas. Las decisiones políticas sobre esta actividad se tienen que poder tomar con conocimiento de la realidad social. También es importante porque en Europa hay políticas nacionales muy divergentes".

La experiencia diversa y compleja de setenta y seis mujeres

Tamarit, junto con Antonia Linde –profesora de Criminología de la UOC y también investigadora de VICRIM– y las criminólogas Patricia Martín Escribano y América Machado, han entrevistado a 76 mujeres que ejercen o han ejercido en el pasado el sexo de pago en Barcelona y en otras dos ciudades catalanas. La mayoría –un 84 %– son de origen extranjero, principalmente de Latinoamérica –más de un 60 %–, aunque hay algunas de países europeos, en especial de la Europa del Este. La edad de las mujeres oscila entre los 25 y los 63 años, y un 75 % tiene como mínimo estudios secundarios, un 20 % ha completado el bachillerato y casi un 11 % cuenta con formación universitaria.

El estudio ha abordado aspectos como las causas de su involucración en el sexo de pago, las consecuencias que tiene para su salud física y mental, y la violencia que han sufrido a raíz de esta actividad. La principal conclusión es que, a diferencia de los estereotipos que rodean esta práctica, la experiencia de las mujeres es muy diversa, aunque sí existe un denominador común: ejercer el sexo de pago tiene consecuencias adversas importantes, y es que el 90 % de las entrevistadas ha sufrido violencia. El estudio también pone en evidencia los retos singulares que tienen las mujeres transexuales, que presentan una problemática diferente del resto de las mujeres, tanto en las consecuencias que tiene para ellas esta práctica como en el proceso y el momento de la iniciación.

Violencia y drogas: denominadores comunes

La mayoría de las mujeres habían sufrido algún tipo de violencia –física, sexual o psicológica– por parte de los clientes o los proxenetas en el marco de su trabajo. Pero no solo en este ámbito, como explica Tamarit: "Un aspecto de mucho interés que revela la investigación es que, a la violencia relacionada con la práctica del sexo de pago, se añaden otras experiencias de victimización, como haber sufrido abuso sexual en la infancia o violencia en las relaciones de pareja".

También es común el consumo habitual de drogas vinculado a esta actividad. Así, un 67 % había consumido drogas, y un 46 % había sufrido alteraciones físicas o psicológicas que habían afectado su salud a raíz de su ocupación. Entre los factores que las motivan a tomar drogas, están la insistencia de los clientes o el uso de estas sustancias como mecanismo de fuga o para gestionar el daño que les provoca la actividad. "El uso de alcohol y drogas, especialmente de cocaína, se explica por la presión que ejercen algunos clientes, que buscan experiencias de sexo de pago y consumo. También pueden encontrar en la droga una manera de evadirse de la realidad", dice el investigador de la UOC.