Opinión
Fabricar medicamentos en España, un activo estratégico
Nuestro país cuenta ya con 174 fábricas distribuidas por hasta 13 comunidades autónomas
Hace unos días presentamos desde Farmaindustria el mapa actualizado de las plantas de producción de medicamentos que tiene a día de hoy la industria farmacéutica en España. Ya son nada menos que 174 fábricas, distribuidas por hasta 13 comunidades autónomas de nuestro país. Del total de plantas, 106 son fábricas de medicamentos de uso humano; 22 fabrican medicamentos veterinarios; y 46 son fábricas de producción de principios activos. Esta fuerte implantación sitúa a España como uno de los países con mayor potencial de producción en toda Europa, en un momento además en el que los medicamentos han demostrado ser un bien estratégico y de seguridad para los países.
Debemos estar orgullosos como país de esta posición de referencia. Tenemos un potente tejido industrial con una alta presencia de empresas nacionales y multinacionales que tienen a nuestro país como pieza clave de su cadena de producción. Conseguir que estas compañías realicen esta producción de medicamentos en territorio nacional supone –además un impulso para la economía de nuestro país– una ventaja estratégica frente a otras áreas geográficas y por tanto refuerza a Europa en la llamada Autonomía Estratégica Abierta.
Y es que los medicamentos se han convertido en un bien estratégico y de seguridad para los países. Lo son de manera directa por su contribución al bienestar de la sociedad desde un punto de vista sanitario, pero también desde los puntos de vista económico y social. Quizá fue durante la pandemia cuando nos dimos cuenta de manera más patente de esta realidad. Esta implantación fue la que contribuyó a que no sufriéramos problemas de abastecimiento de medicamentos en los momentos más duros para nuestros hospitales. Desde entonces, somos más conscientes de que disponer en nuestro país de plantas de producción de medicamentos, muchos de ellos considerados críticos, otorga al país una autonomía y una seguridad de abastecimiento fundamentales siempre, pero sobre todo antes crisis sanitarias.
Hay otro aspecto de esta producción que es muy destacable: hasta el 70% de esas plantas de fabricación producen medicamentos innovadores de marca. Esto supone una clara apuesta por la I+D en nuestro país, favorece el suministro y autonomía estratégica de medicamentos estratégicos y, además, beneficia a los pacientes, ya que los medicamentos de marca facilitan la mejor identificación de los envases y por tanto mejoran la adherencia a los tratamientos y su farmacovigilancia.
La sostenibilidad medioambiental de estas plantas es el otro punto fuerte de nuestro tejido productivo y ha convertido a esta industria en un referente en el cuidado del medioambiente y en la lucha contra el cambio climático. Así lo demuestra el hecho de que el 70% de la energía consumida por estas plantas de producción es de origen renovable, que en los últimos tres años se haya reducido un 15% la generación de residuos o que actualmente reciclemos hasta el 70% de los restos de medicamentos
usados.
Ahora, la apuesta como país en este campo debe residir en un refuerzo de la fabricación de los medicamentos llamados de síntesis química, pero sobre todo en el impulso de la fabricación de medicamentos biológicos y terapias avanzadas, como las génicas y las basadas en todas las ciencias ómicas. Esto nos permitirá fortalecer no sólo el tejido industrial farmacéutico en nuestro país, sino también colocarnos a la vanguardia del conocimiento en este terreno.
Y es que, aunque crece la competencia de otros países, en España –que ya somos un referente en investigación de nuevos medicamentos–, tenemos las bases apropiadas para convertirnos también en un gran hub de producción para toda Europa. Para ello, debemos ser capaces de atraer inversiones que de otro modo se irán, como ya sucede, a China y EE UU. Lo que hace falta es tener clara una hoja de ruta, una estrategia a medio y largo plazo que dé confianza al sector para poder realizar las inversiones que son necesarias en este ámbito. Sería una gran pérdida de oportunidad no hacer una apuesta firme por reforzar el tejido industrial farmacéutico en España. Nuestro objetivo es definir junto a la Administración este marco estratégico de país que nos permita desarrollar estas potencialidades.
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